viernes, 15 de agosto de 2008

Globalización, Globalismo y Desigualdad: La Tesis de la Modernidad

Número 10/Agosto-Septiembre 2008
Pedro Iván Suárez

Históricamente los procesos de globalización han acompañado toda la historia del desarrollo capitalista, y hasta pueden señalarse situaciones pre-capitalistas que entrañaron la creación de sistemas-mundo (Morales 2002).

Desde la caída del muro de Berlín y el inicio de la hegemonía del capitalismo como la única ideología o sistema aplicable para los estados del mundo, se ha acuñado un término que por si mismo encierra una serie de componentes y procesos que dicen ser irreversibles, la globalización, un macro proceso que surge del capitalismo, y perdura por el capitalismo. Es un sistema económico que tiene la desigualdad como motor de su desarrollo. Es el vehículo a través del cual se ha formado un capital mundial, mediante la eliminación de todas las barreras al comercio de bienes y de servicios. La lógica del poder económico avanza llevando consigo su dinámica depredadora dejando por el camino a todos los retardados. Ningún rincón del mundo escapa a la hegemonía del mercado. El fenómeno de la globalización como producto del capitalismo es expuesto por Bernardo Ebrí Torné que define “El sistema capitalista se ha convertido en un sistema planetario, movido por la necesidad de acumular capital mediante la internacionalización de la producción buscando mano de obra barata, mediante la internacionalización de la mercancía y del capital financiero (flujos internacionales con transacciones especulativas)”.


La globalización entendida como el proceso empleado por el Capitalismo para extender y prolongar su desarrollo, no es nuevo, los tratados de libre comercio, son entre los sub procesos que surgen de la globalización, uno de los más importantes y vitales para la expansión del Capitalismo, estos tratados no son nuevos, ya que la primera zona de libre comercio o sistema de libre comercio existió hace mas de mil años, la ruta de la seda unió los pueblos de Oriente con Occidente intercambiando productos a través del comercio y la retroalimentación de las culturas permitiendo el crecimiento y desarrollo de las mismas. Cientos de años después la Liga Hanseática, establece una zona de comercio en el norte de Europa, en donde las ciudades comerciaban entre sí, y se prestaban ayuda, militar, política y estrechaban los lazos culturales que permitieron siglos después la consecución de lo que seria el imperio alemán. El concepto de interés, en donde el dinero adquiere propiedades de multiplicación producto de la especulación, no existían en estos fenómenos, sólo con la banca judía y la subsiguiente banca moderna serán aplicados a todos los procesos de préstamo del mundo.

Varios ejemplos como estos existen, de antecedentes de procesos de globalización, procesos que han servido a la humanidad para desarrollarse y llegar a lo que conocemos como modernidad. Aparentemente y en teoría así es, la Globalización debe traer para los estados y las naciones bienestar y progreso. Para Ulrich Beck, los estados nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados varios, el número de procesos que se desprenden de la globalización y que en si, son su esencia, son infinitos, el poder de las transnacionales ha reemplazado poco a poco el de los estados-nación; Aunque la globalización nace de un concepto económico, el capitalismo, tiene un componente fundamental, político, por medio del cual se expande con facilidad el primero. Globalización y neoliberalismo se implican mutuamente; son las caras económica y política de un mismo proceso, el capitalismo post-industrial. Distintos fenómenos, algunos de orden tecnológico como la integración de redes mundiales de intercomunicación, y otros de naturaleza cultural que convergen en torno a una visión cosmopolita del mundo, refuerzan y dan coherencia al proceso globalizador, esto desde la perspectiva de Bernardo Ebrí Torné.

En este punto debemos entrar a diferenciar o entrelazar dos conceptos: La Globalización y el Globalismo. El primero ya definido como un macro proceso, y el segundo como la concepción según la cual el mercado mundial desaloja o sustituye al quehacer político; es decir, la ideología del dominio del mercado mundial o la ideología del liberalismo (Beck). El globalismo es la tendencia de imponer todos los micro procesos o componentes de la globalización a todo el planeta; La Ruta de la seda y la Liga Hanseática mantenían procesos de globalización, pero entendidos como mecanismos de intercambio en donde no se pretendía la sustitución de una cultura por otra, ni la destrucción de ideologías o cambiar sistemas imperantes, tan solo se intercambiaban y se retroalimentaban entre si.

El globalismo es un proceso ideológico que procesa y modifica la realidad encubriéndola, simplificando la globalización económica hasta convertirla en el mejor mundo posible. Se entroniza al mercado en solución universal, presentándolo como el fin de la historia, legitimizando socialmente de esta forma la globalización económica. La expansión del sistema capitalista necesita algún velo encubridor que cuente con infraestructuras y medios para defender los intereses de los que salen ganando. La mundialización se hace a costa de los recursos, la dignidad, los derechos y la cultura de los pueblos más débiles. El recetario del globalismo propugna que todo lo que implica crecimiento de la producción y acumulación de riqueza es bueno de por sí. Estas ideas ignoran que no se puede confundir el crecimiento económico con el desarrollo humano (Torne 99). Esta es la tesis de la Modernidad, el globalismo de la Globalización del Capitalismo; es la destrucción sistemática de todo aquello que se encuentre por fuera de los preceptos Globalizantes, Culturas, religiones, estados, etc. La desigualdad como producto de lo anterior.

El Neoliberalismo como punta de lanza en esta campaña globalizadora, despoja a los estados de sus empresas, por medio de la privatización; Dentro de los mitos de la globalización Federico García Morales, opina que las privatizaciones forman parte importante de la agenda corporativa, orientada hacia la concentración internacional del capital. Implican la re-colonización de grandes regiones del planeta, y la reubicación del capital social en la esfera de acumulación central. Reducir el estado a su mínimo indispensable, es la labor primordial del Neoliberalismo, desaparecer la influencia o control del estado en el mercado, entregando a organismos trasnacionales el control de este. De esta forma, los mecanismos económicos empleados para Argentina son los mismos que para Bangladesh o Haití, ya que existe una verdad absoluta para la modernidad: la globalización es vital para el desarrollo de los pueblos, sólo por medio de ella se encuentran en progreso y es imposible salir de ella, es irreversible.

La realidad es bastante distante a la tesis de esta Modernidad. En la historia ha habido muchas "irreversibilidades". En el caso de la irreversibilidad de la Globalización del gran capital, ya nos encontramos con los límites que marcan sus recesiones y crisis, y con los precios que debe pagar la humanidad por alguna nueva playa de reestabilización tras cada huracán. El ciclo de la crisis contiene, no hay que olvidarlo, la posibilidad para grandes giros históricos, en donde no se descartan las revoluciones no globalizantes (Morales); la globalización es un proceso que se ha mantenido constante en el desarrollo de la humanidad, no se trata de evaluar la irreversibilidad de este proceso, ya que mientras existan sociedades, ellas deberán intercambiar, aunque sea opiniones entre sí, y eso es ya globalización; lo que se debe replantear y sobre todo debatir es el mito de esta tesis; la irreversibilidad del Globalismo.

El Globalismo convierte un proceso normal y constante en la historia de la humanidad en algo aterrador y maligno, el auge del capital ha arrasado pueblos enteros, y cada día las medidas implementadas por los gobiernos, dictadas desde el sacro FMI o Banco Mundial, son impopulares y generan desconcierto y desolación entre la población. El globalismo afirma que la actual globalización económica resulta beneficiosa para todos los que quieran aprovechar esta oportunidad que pretende extender sus bienes a todos los rincones de la tierra. ¡Pero no a todos los lugares donde entra MacDonalds llega el paraíso!, ni que todos puedan consumirlo. Hoy se sabe que la globalización económica fracasa en unos cien países y evita los lugares donde presuntamente no tiene ganancias, como es el caso de gran parte de África (Torne 99). El interés del dinero ha reemplazado paulatinamente el valor del trabajo; la mano de obra barata es ahora un medio de exportación, la maquila, una nueva esclavitud; en el afán de producir cada vez más el medio ambiente se va agotando progresivamente, guerras insensatas y crueles por recursos vitales para el capital, todo esto sumado a la destrucción de culturas y sociedades, por medio de campañas mundiales de desacreditación directa o indirecta, los medios de comunicación son empleados a diario para desprestigiar valores milenarios, religiones y en si todo aquello que este en contravención con la idea globalizante.

La globalización y globalismo son en cierta forma las raíces de esta crisis humanística que se expresa en diferentes niveles. Su expresión ocurre no sólo fuera de nuestras fronteras sino también en nuestros propios países. Fenómenos como el paro, la inmigración, mujeres y niños desfavorecidos, personas mayores en soledad y con pocos recursos, transeúntes, enfermos mentales, toxicómanos, enfermos de Sida…

Finalmente podemos concluir que si la historia es cíclica, el ciclo globalizante debe llegar a su fin. Está demostrado que la globalización es un macro proceso que siempre ha estado, pero que al imponer la tesis, se incurre en el Globalismo, el cual es dañino y destructor, para aquellos que detrás de lujosos escritorios dictan la muerte de miles en el África, y América, la idea de la irreversibilidad del Globalismo de la globalización es necesaria para proseguir con su macabra tarea. Desde la academia, los medios de comunicación y la política se ha vendido la idea de esta irreversibilidad y la supremacía de una verdad absoluta. Pero la realidad es diferente, no existe una verdad absoluta, sólo verdades parciales que deben ser comprobadas, esta verdad ya fue comprobada, lo fue por los miles de niños que mueren de hambre, por las culturas condenadas a la destrucción y la brecha abismal que se abre entre ricos y pobres y la desaparición de la clase media, motor de los estados. La desigualdad progresiva que se expande por todos los rincones del planeta creando caos y desasosiego.

Existió una vez una verdad absoluta, la tesis de su tiempo, varios fueron asesinados por contradecirla, sin embargo ¿quien niega hoy que la tierra es redonda?

Pedro Iván Suárez B.
Graduado en Relaciones Internacionales y estudios políticos, Universidad Militar Nueva Granada (Colombia)

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