jueves, 14 de junio de 2007

Basescu contra la plaga de la corrupción y los desafíos de Rumania

Número 3/ Junio-Julio 2007
Raúl Sánchez

La inestabilidad política que está acaeciendo en Rumania ya se ha convertido en un quebradero de cabeza para la Unión Europea. Sus diatribas políticas ensombrecen las estrategias que tendrían que llevar a cabo para luchar contra la corrupción y gestionar de una manera eficiente los fondos europeos.

Las continuas disputas entre el presidente de Estado, Traian Basescu, y el primer ministro, Calin Tariceanu Popescu, han evidenciado una crisis política que puede desembocar en que Bucarest se arriesgue a que los Veintisiete apoyen una suspensión de sus derechos en la Unión. A pesar de unir el tandem surgido de las elecciones de 2004 para alcanzar la codiciada adhesión de Rumania en el club comunitario el pasado 1 de enero, las declaraciones de ambos mandatarios se han vuelto inconfesables para los ciudadanos rumanos.

Tariceanu, del Partido Nacional Liberal, logró aliarse con el Partido Conservador, el Partido Rumania Grande y con el opositor Partido Social-Demócrata para suspender a Basescu en el Parlamento, ubicado en la “Casa Poporului” (Casa del pueblo), de sus funciones durante un mes y someter su destitución a un referéndum por “excederse en su autoridad y usar los servicios secretos para espiar a políticos”. El intento ha perjudicado la imagen del primer ministro con el escalabro del plebiscito que se celebró el 19 de mayo. Basescu salió ratificado por 74% de los votos, aunque con una participación más baja de la esperada (44%). “La Rumania de los oligarcas es una Rumania que ya nadie desea, a excepción de ellos”, espetó eufórico Basescu.

A todo esto, se ha unido la sanción del Consejo Nacional por la Lucha contra la Discriminación con una “advertencia pública” por racismo, al haber calificado Basescu de “tiganca impotita” (gitana apestosa) a la periodista Andrea Pana del cadena Antena 1. “Esta expresión fue enmarcada con unanimidad de votos en el capítulo de la discriminación”, señaló el presidente de esta institución, Csaba Asztalos.

Unas horas más tarde, el presidente restituido de sus funciones se disculpó por su comportamiento explicando que sus declaraciones se produjeron debido al estrés. Además, lamentó que una expresión impropia utilizada en una conversación privada se hiciera pública. A pesar de sus excusas, unos 20 activistas se acercaron al Palatul Cotroceni (residencia del presidente) para recriminarle por sus palabras. Acudieron con camisetas en las que se podía leer “gitana apestosa” y dejaron una pastilla de jabón y un disco compacto con música romaní. “No solamente el presidente tiene el deber de no discriminar, sino que está obligado por la Constitución a ser proactivo en la lucha contra todas las formas de discriminación”, aseguraron sus manifestantes en una misiva.

Los líderes de las principales formaciones políticas aún no saben qué deparará en los próximos meses, ya que algunos miembros “disidentes” del partido socialista ya ha contactado con el Partido Demócrata del presiente para un posible gobierno, ya que las relaciones entre el PD y el PNL se han roto por completo. El presidente ya ha pedido a Tariceanu que dimita para que se pueda formar un nuevo ejecutivo y convocar elecciones anticipadas. Mientras tanto, la ONG Transparencia Internacional tacha a este país balcánico como el Estado más corrupto de los Veintisiete y que se sigue discriminando a la etnia gitana.

Basescu ha prometido ante la crisis política y ante los rumanos la renovación de la clase política, a través de dos medidas de choque: el reemplazo del actual sistema de listas por el voto uninominal en las elecciones parlamentarias, que obligaría a los miembros del Legislativo a reaccionar frente a las expectativas del electorado; y la ley de la Ilustración que eliminaría de los cargos públicos a los activistas pagados por el antiguo partido único, a los agentes y colaboradores de la Securitate (policía política comunista). El tiempo corre en su contra para formar un ejecutivo donde recaiga su apoyo o, por lo contrario, su oposición. Por ahora, el presidente desea formar un gobierno “con mayoría transparente que conduzca el país hasta las elecciones generales” que se celebrarían en otoño de 2008.

¿Masonería rusa bajo la operación 322?

En plena campaña de ratificación presidencial, Basescu abrió un nuevo campo de batalla: acusó al Kremlin de implicarse en la “Operación 322”. En una entrevista en el diario “Romania Libera”, el jefe de Estado formalizó su apoyo al ex jefe de los Servicios de Inteligencia Rumano (SIE), Ion Talpes, en el que afirma que “existe una estructura externa interesada en desestabilizar Rumania”.

“Es sospechoso que un representante importante, como Alessandr Kondyakov, visitara el Parlamento dos o tres días antes del día de la votación de suspensión”, sugirió Basescu, unos días antes del plebiscito.

El jefe de Estado aludió a un miembro del Kremlin con influencia en la oficina de Putin y, además, aconseja al presidente moldavo, Vladimir Voronin. A través de la firma NovoCom, ofrece asesoramiento a la Administración Presidencial de la Federación Rusa. Sin embargo, los medios rumanos resaltan que este personaje pertenece también a la Liga Grande Masónica de Rusia y que, mediante este rol, se ha acercado a Rumania para apoyar a Eugen Ovidio Chirovici en frente de los masones rumanos.

El diario rumano “Cotidianul” contactó con Chirovici quien excluyó la posibilidad de que el representante ruso haya visitado Rumania en las últimas semanas, aunque ha precisado que no ha sido en calidad oficial de secretario de la masonería rusa.

Esta coincidencia aumentó las sospechas y alentó un mayor apoyo a Basescu en su referendo como presidente. Su confirmación acarrearía el declive de los comunistas que, parece, aún recelan su papel hegemónico en el Estado de los Cárpatos.

Un día después, Tariceanu tuvo que salir al paso confesando que sí existió ese encuentro, aunque se desconocen sus motivos. En cambio, se oye: “intereses empresariales” o “mejorar las relaciones”. Lo cierto está en que ya hay ciudadanos que empiezan a dudar de las buenas intenciones de este representante ruso y su jefe de Ejecutivo. Lo triste de todo es su confirmación. Si Basescu hubiese omitido ese comentario, los rumanos habrían continuado sin conocer realmente con quién se está en el juego político.

Por otra parte, este encuentro hace pensar… ¿Y si Basescu tiene razón cuando declara que la corrupción se halla incrustada aún en la política rumana y que nadie desea perder su puesto privilegiado en la vida política y económica del país? A más de uno le tendría que hacer reflexionar sobre lo que está ocurriendo y empezar a reconducir sus ideas para comprobar que quizás tenga razón. Un asunto sí que es cierto: los rumanos deben saber con quién trata su gobierno.

Asignaturas pendientes

“La adhesión a la Unión Europea corona el esfuerzo que viene realizando la nación rumana, desde la caída del comunismo en 1989”, afirmó el Presidente Traian Basescu días antes del ingreso de Rumania ante los parlamentarios en una de las salas mastodónticas de la Casa del Pueblo. En este mismo discurso, Basescu expresó su esperanza de que el país balcánico tiene que ser “la sorpresa agradable de Europa”.

Sin embargo, el inminente ingreso de Rumania al grupo de los Veinticinco se produjo bajo unas severas condiciones que podrían activar las cláusulas de salvaguardas en asuntos concernientes a la justicia y a la seguridad alimentaria. Y por cómo va transcurriendo la situación política, la Unión Europea podría iniciar un proceso de “castigo” con sanciones al nuevo miembro.

En cuanto a la justicia, la Comisión Europea (CE) estableció un sistema de supervisión en el que obliga a las autoridades rumanas a presentar cada año un informe de los progresos registrados durante los próximos tres años. El Comisario Europeo para la Ampliación, Oli Rehn, satisfecho por los avances logrados por la ministra de Justicia, Monica Macovei, advirtió a Bucarest que si la Agencia Nacional de Integridad (ANI) –institución que controla los haberes públicos- no se adapta a las exigencias de la UE, la CE impondría la cláusula de salvaguarda. “En el caso de que la ANI no se ajuste a las normas europeas, se limitaría la cooperación de los jueces y los policías rumanos con sus colegas europeos”, declaró.

Transparency International (TI), por su parte, hizo hincapié en que hay que mejorar otros aspectos de la justicia. “Aún hay que garantizar la independencia de los jueces, eliminar las frecuentes modificaciones de las leyes y cubrir la falta de magistrados”, comentó Iulia Cospanaru, coordinadora de proyectos de TI. Asimismo, el presidente del Consejo de Magistrados, Iulian Gilca, consideró que la prensa, el Ejecutivo y el Legislativo son los tres principales factores externos que influyen en el sistema judicial.

Con respecto a la seguridad alimentaria, las medidas sanitarias anunciadas por la UE no preocuparon en un principio a las autoridades, debido a que los productores rumanos se dirigen hacia el mercado interno y no comunitario. Sin embargo, la amenaza de Rusia de interrumpir las importaciones de carne de la UE si los productos rumanos -amenazados de peste porcina y la enfermedad de la lengua azul- acceden al mercado comunitario provocó la exigencia de Bruselas de cerrar granjas que no respetan las normas comunitarias.

Otra asignatura pendiente, y de la que aún no se ha presentado una estrategia concreta para seguir avanzando tras la adhesión, se trata de las reformas estructurales que se tendrán que llevar a cabo en la agricultura. Rumania entró a formar parte de la UE con una agricultura de subsistencia y fragmentada. Según el Instituto Nacional de Estadística, un 33% de la población activa sobrevive de la agricultura. El Director del Instituto de Estudios Europeos, Nicolae Idu, explica que “el Ministerio de Agricultura pretende conseguir una agricultura eficiente a través de la compra de pequeños terrenos y la venta de latifundios a productores que puedan gestionar esas tierras”. No obstante, advierte que la gente tendrá que buscar nuevos empleos, lo que provocará un descontento entre la población.

El éxodo laboral hacia los países occidentales es otro desafío que Rumanía tendrá que afrontar. “En los próximos seis años, alrededor de 400.000 puestos de trabajo no podrán ser cubiertos, por lo que se recurrirá a la importación de mano de obra”, declaró el presidente de la Comisión Nacional de Pronóstico, Ion Ghizdeanu. Mientras tanto, el Gobierno ya ha puesto en marcha un plan para retornar a los que se han marchado. “El salario medio en 2005 es de 267 euros y se espera que se alcance los 439 en 2009, con lo que retendríamos a los trabajadores”, explicó Ghizdeanu.

Valentin Ion, un trabajador rumano residente en España, expresó que las condiciones que ofrece España no se las concederá Rumania en mucho tiempo. “Allí, tengo un trabajo de verdad, dinero con el que me puedo comprar una casa y un coche; y hasta que mi país no me dé eso, no regresaré”, señaló.

Otro problema es el tema de las minorías étnicas y, concretamente, con la población magiar y romaní. El secretario de Estado de Relaciones Interétnicas y de origen húngaro, Attila Markó, explicó que “la comunidad magiar sólo pretende implicarse en las decisiones que a su pueblo concierne sin reivindicaciones de autonomía”. En cuanto a la etnia romaní, Markó indicó que “el problema radica en que su población reside en zonas aisladas e inmersas en la pobreza, donde apenas tienen acceso al agua, electricidad e infraestructuras, lo que dificulta su integración”.

Rumania tiene asignados 30 mil millones de euros de los fondos europeos durante el periodo 2007-13, de los cuales 16 mil millones se destinarán a infraestructuras, desarrollo rural y medio ambiente.

Por su parte, el nuevo Comisario Europeo de multilingüismo, Leonard Orban, advirtió a Bucarest que una “estrategia post-adhesión debe aprobarse urgentemente si no se quiere perder las ventajas de la integración”. Orban acusó a los partidos de pensar más en sus intereses políticos que en los del país.

Raúl Sánchez
Periodista especializado en Relaciones Internacionales

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