sábado, 15 de diciembre de 2007

Vang Pao, los Hmong, y la “Guerra Secreta” de Laos

Número 6 /Diciembre-Enero de 2008
Roger Casas

El pasado 4 de Junio, ocho exiliados laosianos pertenecientes a la etnia Hmong y un militar norteamericano retirado fueron arrestados por las autoridades federales del estado de California, acusados de conspirar con el fin de derrocar el gobierno de Laos.

Los presuntos golpistas se disponían a hacerse con un cargamento de armas por valor de más de 10 millones de dólares, y que habría incluído cientos de fusiles Kalashnikov, misiles Stinger, minas, cohetes y explosivo C-4; el cargamento debía haber partido unos días después en barco rumbo a Tailandia, si el proveedor de las armas no hubiera resultado ser un oficial de la agencia gubernamental de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos, participante en una operación policial que desde el otoño del pasado año venía siguiendo los pasos de los conspiradores.

Durante los días siguientes, la operación continuó abierta hasta completar un total de 11 detenidos. Además de conspiración para asesinar y secuestro, los cargos a los que se enfrentan los acusados incluyen la violación de las Leyes de Neutralidad, que persiguen cualquier acto de conspiración llevado a cabo en suelo norteamericano contra un gobierno con el que los Estados Unidos (EEUU) estén en paz.


Los cerebros tras la operación “POPCORN” (siglas inglesas de “Operación Golpe del Partido de la Oposición Política para Rescatar a la Nación”) creían contar con el apoyo en el interior de Laos de casi 1,300 tropas preparadas para el combate, además de más de 10 mil miembros –desarmados– de la oposición listos para luchar a su lado. El plan preveía una campaña militar de unos 90 días, al cabo de la cual se habría instalado en el poder un nuevo ejecutivo formado por líderes laosianos en el exilio, miembros de la oposición política y oficiales del gobierno deseosos de cooperar con los golpistas.

Los detenidos creían además contar con el apoyo de la agencia central de inteligencia estadounidense (CIA), quizás debido a los antiguos lazos que unían al presunto cabezilla del grupo, el “general” Vang Pao, con la agencia: Antiguo comandante de un “ejército secreto” al servicio de los norteamericanos durante la segunda guerra de Indochina, Vang Pao y sus compañeros parecen sin embargo haber olvidado los profundos cambios políticos que el Sudeste Asiático y su país, Laos, han experimentado a lo largo de las dos últimas décadas.

A comienzos de los años 50 del pasado siglo, tras la decisiva derrota del ejército francés en la batalla de Dien Bien Phu y la firma los primeros acuerdos de Ginebra, Laos logró la independencia plena junto a Vietnam (dividido en zonas Norte y Sur) y Camboya, que habían formado con aquél país parte de la Indochina francesa desde fines del siglo XIX. La importancia estratégica de Laos, que comparte frontera con Vietnam, Birmania, Tailandia, Camboya y la República Popular China, impidió que la joven nación pudiera mantener la neutralidad durante el conflicto indochino. En 1964, cuando los EEUU se comprometieron a ayudar militarmente a Vietnam del Sur, Laos pasó a ser un objetivo militar (no declarado) de primer orden: El gobierno monárquico del país se convirtió en una marioneta de los intereses norteamericanos en la zona, mientras Vietnam del Norte apoyó militarmente al Pathet Lao, la guerrilla comunista que se oponía al gobierno central laosiano.

Tanto los EEUU como Vietnam del Norte incumplieron los acuerdos de Ginebra de 1962, que reconocían la neutralidad de Laos en el conflicto y prohibían la presencia de personal militar extranjero en su territorio: Los norteamericanos introdujeron en el país a agentes de la CIA camuflados como empleados de organizaciones de ayuda humanitaria y crearon una fuerza aérea militar encargada de suministrar apoyo logístico a las fuerzas anti-comunistas locales, oculta tras la fachada de la célebre “Air America”. La presencia de tropas y personal militar norvietnamita en Laos era todavía mayor y más evidente, llegando a totalizar unos 80,000 efectivos en su apogeo.

La razón principal de la presencia de tropas norteamericanas y norvietnamitas en Laos residía en la importancia estratégica de las montañas del Este del país, por las que serpenteaba la célebre ruta Ho Chi Minh, a través de la cual Vietnam del Norte abastecía a la guerrilla comunista que combatía en el Sur. La aviación de los EEUU bombardeaba sistemáticamente la ruta desde bases situadas en el Norte de Laos, pero la intensidad de los ataques se incrementó dramáticamente en 1970 cuando el presidente estadounidense Richard Nixon, aconsejado por el entonces secretario de estado Henry Kissinger, dio luz verde a los ataques masivos de B-52s (que volaban desde Tailandia) sobre Laos y la ruta, una decisión que permaneció clasificada como alto secreto y oculta a la opinión pública hasta varios años después. Miles de personas perdieron la vida durante los ataques norteamericanos, que convirtieron a Laos en el país más bombardeado desde la Segunda Guerra Mundial –unas 450,000 toneladas de explosivos arrojadas al año sobre el país entre 1969 y 1972. Además de armamento convencional, la aviación de los EEUU utilizó también en sus ataques herbicidas que envenenaron cultivos y vías de regadío locales, y varios investigadores han denunciado el uso por parte del ejército norteamericano del gas conocido como “Agente Naranja”, aunque dicha acusación no ha sido nunca totalmente probada.

En el marco de esta guerra secreta en Laos, y con el fin de economizar pérdidas entre sus propias tropas, el ejército de los EEUU entrenó a grupos de combatientes nativos para luchar contra el ejército norvietnamita y a la guerrilla del Pathet Lao en el Norte del país. Vang Pao y su “ejército secreto” de Hmong formaron el núcleo de una fuerza militar compuesta por soldados Hmong, laosianos y tailandeses, que operaba detrás de las líneas enemigas, y que contaba a comienzos de la década de los 60 con unos 9,000 efectivos. La base central de dicha fuerza, la ciudad de Long Cheng, con más de 300 mil habitantes, se convirtió a fines de los años 60 en la segunda ciudad más poblada de Laos.

Desde el siglo XVIII los Hmong, uno de los muchos grupos étnicos sin estado del Sudeste Asiático, han emigrado por razones económicas y políticas desde el Sur de lo que hoy es la República Popular China (RPC), hacia otras zonas del Sudeste Asiático, y mientras hoy en día la mayor parte de los hablantes de lengua Hmong siguen residiendo en las regiones montañosas del Suroeste de la RPC (donde son incluídos dentro de la categoría étnica oficial “Miao”), existen importantes poblaciones de Hmong en el Norte de Laos, Vietnam o Tailandia. En Laos, tropas Hmong fueron empleadas ya por los franceses para combatir la insurgencia en Vietnam durante la primera guerra de Indochina; dichas tropas continuaron obteniendo apoyo económico y logístico de la CIA tras la salida de los franceses de la zona y hasta el final del conflicto en los años 70. Aunque gran parte de los Hmong de Laos lucharon del lado de los norteamericanos (alrededor de dos terceras partes de los varones fueron reclutados para el “ejército secreto” de Vang Pao), muchos formaron parte también de las guerrillas comunistas: Ya en 1950, otro líder de la etnia, Faydang Lobliyao, participó directamente en la creación del Pathet Lao, que el año siguiente formaría una alianza militar con los comunistas vietnamitas; de hecho, la estrategia nacionalista del Pathet Lao, integradora de los diversos grupos étnicos del país, sería uno de los factores que inclinaría finalmente la balanza del conflicto hacia el lado de los combatientes comunistas.

Tras la salida de Indochina de las tropas estadounidenses y la “caída” de Saigón y de Phnom Penh en la primavera de 1975, el Pathet Lao se hará con el poder en Laos, instaurando a comienzos de Diciembre de ese mismo año la República Democrática Popular de Laos (RDPL). A pesar de la desaparición del gobierno monárquico y pro-norteamericano de Laos, el ejército de Vang Pao continuó la lucha contra el nuevo régimen de la RDPL desde sus bases en las montañas del centro del país y en Tailandia. En julio de 1977, tras la firma de un nuevo acuerdo de amistad entre la RDPL y Vietnam, las fuerzas armadas laosianas lanzaron una gran ofensiva contra el “ejército secreto”, que no se recuperará jamás de las pérdidas. Al igual que varios miles de afiliados al régimen pro-norteamericano de Vientiane, Vang Pao había abandonado Laos en 1975 para instalarse en los EEUU, donde se convirtió en una de las figuras más respetadas de la comunidad Hmong (especialmente numerosa en el estado de Minnesota) gracias a su labor de apoyo a los emigrados –una labor llevada a cabo en gran medida a través de la organización semi-secreta Neo Hom, que ha recaudado millones de dólares en los últimos 25 años.

Parte de este dinero iba a ser supuestamente empleado ahora para comprar armas con que derrocar el régimen de la RDPL, todavía en el poder en Laos. Sin embargo, Vang Pao y sus socios parecen haber olvidado que la llamada “Guerra Fría” ha terminado, y que los cambios en la geopolítica internacional han convertido “los campos de batalla de Indochina en un mercado” -según la afortunada expresión del ex-primer ministro tailandés Chatichai Choonhavan: Vietnam ha dejado de ser enemigo militar para convertirse en socio económico de los EEUU; la RDPL, por su parte, está dejando de ser el estado aislado en que en su día encontrara refugio el ex-director de la Guardia Civil Luis Roldán, para abrirse poco a poco a la economía de mercado y al contacto con sus vecinos. Casi todos los planes de creación de infraestructuras financiados en el Sudeste Asiático continental por el Banco de Desarrollo Asiático pasan por el país, que se está convirtiendo, además de en lugar de tránsito de mercancías, en un importante exportador de energía hidroeléctrica hacia la vecina Tailandia. Es poco probable que ni Tailandia, ni el resto de países que forman la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (de la que la RDPL forma parte desde 1997), ni probablemente la propia CIA, tengan en este momento ningún interés en un cambio de régimen en Laos.

De cualquier manera, el “problema Hmong” está lejos de quedar resuelto. Tras el fin del conflicto indochino en 1975, decenas de miles de ciudadanos laosianos han cruzado la frontera con Tailandia huyendo de la persecución a la que dicen ser sometidos por parte del gobierno de la RDPL a causa de su pasada relación con el “ejército secreto” de Vang Pao y los norteamericanos. Desde fines de los años 80, diversos planes diseñados por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), con el respaldo del gobierno de los EEUU, han tratado de buscar una solución al problema de los refugiados Hmong, internados en diversos campos de Tailandia. El gobierno tailandés considera a estos Hmong emigrantes económicos, no políticos, y por ello está en principio dispuesto a repatriarlos a Laos.

Sin embargo, la mayoría de los refugiados en Tailandia se niega a volver voluntariamente a aquel país, y centenares de ellos han escapado de los campos para instalarse en otras zonas del interior de Tailandia –país en el que viven unos 150 mil Hmong. La cuestión de la repatriación de los Hmong a Laos despertó también un acalorado debate en los EEUU en los años 90. Varias voces en el país, entre ellas las de varios miembros del partido republicano, han protestado contra lo que consideran como traición a un grupo que luchó al lado del ejército norteamericano contra la insurgencia comunista en el Sudeste Asiático, para ser abandonado a su suerte en 1975. La situación de los refugiados Hmong se complica porque varias de las leyes aprobadas bajo la administración Bush desde Septiembre de 2001 consideran a los ex-combatientes del “ejército secreto” de Vang Pao como terroristas por su participación histórica en un conflicto armado. En cualquier caso, miles de refugiados Hmong han encontrado asilo desde 1975 en los EEUU, incluyendo un grupo de 15 mil salidos de Tailandia en 2003. En la actualidad se calcula que alrededor de 250 mil Hmong residen en los EEUU.

Centenares de refugiados cruzan todavía cada año la frontera entre Laos y Tailandia. Durante los meses de Mayo y Junio pasados, el gobierno tailandés repatrió a unos 190 Hmong a Laos –tras el intento fallido, en Enero de este mismo año, de repatriar a más de 150 a quienes el ACNUR había otorgado estatus de refugiados. En la actualidad, unos 8,000 Hmong aguardan en un campo situado en la provincia de Petchabun la decisión final del gobierno tailandés acerca de su repatriación a Laos; 2,000 de ellos llegaron hace tres años procedentes de otro campo similar en la región de Saraburi, cuando el gobierno de los EEUU les negó el asilo. El pasado mes de Septiembre, el gobierno tailandés y el de Laos llegaron a un acuerdo para poner en práctica la repatriación gradual de todo el grupo a lo largo del próximo año, un plan que excluye la intervención del ACNUR, a cuyos representantes el gobierno de Bangkok ha negado acceso al campo de Petchabun. La RDPL ha preparado un nuevo emplazamiento para los Hmong en el poblado de Kasi, a unos 150 km de la capital laosiana, Vientiane; las autoridades del país han prometido suministro de arroz gratuito y una ayuda monetaria diaria para los Hmong repatriados, hasta la llegada de las primeras cosechas. Diversos portavoces de la RDPL han confirmado también que los Hmong pasarán por un campo de re-educación antes de ser instalados definitivamente en Kasi.

No es de extrañar, pues, que muchos de los Hmong desconfíen ante la posibilidad de regresar a Laos. El gobierno tailandés ha propuesto que la organización Médicos sin Fronteras abra un puesto en el nuevo emplazamiento de Kasi con el fin de incrementar la confianza de los implicados en el proceso. Pero el gobierno de Laos todavía no ha aceptado la idea, y hasta el momento se ha negado a facilitar el acceso de ningún organismo internacional a los Hmong deportados de Tailandia en Mayo y Junio.

En cualquier caso, y termine como termine el actual proceso de repatriación de los internados en Petchabun, así como el procesamiento de Vang Pao y sus socios en California, las consecuencias de la “guerra secreta” van a seguir marcando el destino de miles de Hmong, tanto dentro como fuera de Laos, durante mucho tiempo.

Roger Casas
Coordinador Local proyecto UNESCO de preservación cultural en China

Más información...

La página www.hmongnet.org ofrece acceso a bibliografía y otras fuentes referentes a los Hmong, así como información sobre eventos celebrados en los EEUU en relación al grupo. El ex-piloto norteamericano Christopher Robbins ha escrito dos bestsellers acerca de la guerra secreta de la CIA en Laos, The Ravens: Pilots of the Secret War in Laos, y Air America. Las leyes de los EEUU que afectan a los Hmong que participaron en la “guerra secreta” junto a Vang Pao son la Patriot Act de 2001 y la Real ID Act de 2005. El libro Le Laos au XXI siècle: Les Défis de l´intégration régionale, de Vatthana Pholsena y Ruth Banomyong, publicado por IRASEC (Instituto de Investigación sobre el Sudeste Asiático Contemporáneo, centro perteneciente al ministerio de exteriores francés con sede en Bangkok) en 2004, es una importante síntesis de la historia reciente de Laos, así como de los desafíos económicos y sociales a que el país se enfrenta en la actualidad.

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