domingo, 15 de abril de 2007

¿Existe un choque de civilizaciones? Una compilación de críticas

Número 2 /Abril-Mayo 2007
Eva Díez Ajenjo

La gran cantidad de críticas a la teoría huntingtoniana “El choque de civilizaciones” evidencia un creciente interés por las políticas basadas en religiones, identidades y culturas. Según Huntington el sistema internacional y los conflictos futuros en la posterioridad del final de la Guerra Fría estarán determinados y causados por escisiones entre distintas civilizaciones.

El autor define el término civilización en relación a conceptos como religión, cultura, idioma, valores, historia y tradiciones (Huntington 2002). Sin embargo, la característica principal del término civilización es la religión. Huntington advierte que actualmente estamos asistiendo a un cambio de poder entre civilizaciones debido a una reafirmación cultural de las sociedades orientales y a un rechazo de la cultura occidental. Además ante la erosión de la cultura occidental se reavivan y reafirman las identidades de los estados orientales azuzadas por las consecuencias internacionales del proceso modernizador.

Huntington está especialmente preocupado por una resurrección global de la religión ‘la revanche de Dieu’ (2002: 95) en particular del Islam. Define al Islam como ‘source of nuclear proliferation, terrorism, and, in Europe, unwanted migrants’ (una fuente de proliferación nuclear, terrorismo y en Europa inmigrantes indeseados) y asegura que ‘European governments and public have largely supported and rarely criticized actions the US has taken against its Muslims opponents’ (los gobiernos europeos y el público raramente han criticado y han respaldado ampliamente las acciones que los EEUU han realizado en contra de sus oponentes islámicos).

Pero en este último punto la teoría de Huntington es claramente errónea ya que los últimos acontecimientos en el panorama internacional han demostrado una clara y amplia oposición de una gran mayoría de ciudadanos europeos y algunos gobiernos a la guerra que los EEUU iniciaron contra Irak. Esta amplia oposición se ha visto reflejada en manifestaciones masivas contra dicha guerra en países como España y el Reino Unido.

A pesar de su clara notoriedad, El choque de civilizaciones ha topado con una importante resistencia. Algunas críticas han analizado la teoría resaltando sus dogmas e implicaciones a largo plazo y otras han aceptado el reto del autor para sugerir un paradigma más exhaustivo e útil.

Entre estas críticas destaca la de Senghaas en cuyo libro ‘The clash within civilizations’ (el choque entre civilizaciones) contribuye a un corpus de literatura sobre civilizaciones donde la premisa básica es el rechazo al concepto de civilización definida como monolítica. Senghaas destaca cómo contradicciones internas y movimientos dan forma constantemente a las civilizaciones y desacredita la noción de que algunas civilizaciones tienen que chocar necesariamente.

Senghaas detecta dos errores en la teoría de Huntington; el primero radica en el hecho de que los únicos choques existentes no son entre civilizaciones sino en el seno de las mismas. El segundo error consiste en la determinación del foco real del choque. Siguiendo a Huntington la causa del choque son diferencias culturales y religiosas mientras que Senghaas (2001) considera que muchos de los choques tienen un origen económico y que el único y real conflicto cultural es contra el proceso modernizador de Occidente porque produce una desestructuración y reestructuración de las sociedades orientales.

De acuerdo con Spinner-Halev (2003) Senghaas está en lo cierto cuando asegura que la modernización es un proceso conflictivo porque el cambio de una sociedad tradicional basada en la agricultura a otra industrial está destinado a causar un gran revuelo y agitación social. Senghaas (2001:97) argumenta que para que los países asiáticos adopten los mismos valores europeos que considera fruto del proceso modernizador y no genes culturales europeos, deberán transcurrir unos 10 o 20 años.

Estos valores son consecuencias inevitables del proceso modernizador de Occidente que va extendiéndose por los países asiáticos. Además, Senghaas mantiene que el debate referido a los valores asiáticos está incorrectamente planteado como un debate entre valores asiáticos y valores europeos, porque considera que el debate es un conflicto entre valores modernos y tradicionales, un conflicto por el que Occidente pasó mucho antes.

Tal y como los valores modernos triunfaron en Occidente, en otros lugares en proceso de modernización triunfarán. Spinner-Halev (2003) destaca el determinismo económico de la teoría de Senghaas y asegura que dicho autor desestima las circunstancias en las que el proceso de modernización se llevo a cabo en los países desarrollados; circunstancias que son claramente diferentes a las actuales en Oriente.

Además, critica que mientras que Senghaas asegura que los países en vías de desarrollo reaccionan frente al poder de Occidente de manera diferente, nunca investiga hasta que punto esta diferente reacción retrasa o altera el proceso de modernización. A pesar de lo dicho, Spinner-Halev (2003) reafirma las ideas de Senghaas de que el proceso modernizador causa un gran revuelo social y la interacción existente entre cultura y economía.

Fox (2001) subraya la falta de claridad y la superposición de los conceptos de religión y civilización en la tesis huntingtoniana, en la que se emplean indistintamente y muchas veces se equiparan. Sólo una de las ocho civilizaciones existentes mencionadas por Huntington no tiene un claro componente religioso.

Fox duda si el concepto de religión es un sucedáneo del de religión. Su artículo contiene un estudio sobre la influencia del concepto de religión y civilización según Huntington sobre conflictos étnicos. Utilizando datos extraídos de un estudio de minorías étnicas en riesgo y datos sobre religión y civilizaciones, Fox concluye que los resultados demuestran que mientras que en la tesis de Huntington hay un claro solapamiento de los conceptos de religión y civilización, ambos no son lo mismo. Además, asegura que mientras que no queda claro el impacto que tienen las diferencias religiosas o civilizacionales sobre los conflictos étnicos, es claro que ninguna de ellas son causas primarias de conflicto.

Por lo tanto, ‘results cast serious doubt on the validity of Huntington’s hypothesis, at least as far as it concerns ethnic conflict’ (los resultados arrojan serias dudas sobre la validez de las hipótesis de Huntington, al menos en lo referente a conflictos étnicos, Fox 2001: 319). No obstante, el artículo de Fox omite el análisis de las fuentes de disensión en sus ejemplos.

De la compilación de artículos y autores revisados, es evidente la necesidad de un análisis más profundo de la tesis de Huntington. También es necesario encontrar paradigmas que revelen las principales fuentes de conflicto y cooperación en un sistema internacional dinámico, evitando enfoques esencialistas que tergiversan conceptos como cultura, religión e identidad.

Eva Díez Ajenjo
Directora de Global Affairs

NOTA: este artículo es una continuación del titulado "Un pensamiento de paz civilizacional", publicado en el número 1 de Global Affairs.

Bibliografía

-Spinner-Halev, Jeff (2003) ‘The Convergence theory’, Review of Politics, 65 (2), pp298-300.
-Fox, J. (2003) ‘Counting the Causes and Dynamics of ethnoreligious violence’, Totalitarian Movements and Political Religions, 4 (3), pp119-144.
-Fox, J. (2001) ‘Clash of civilizations or clash of religions: Which is a more important determinant of ethnic conflict?’ Ethnicities, 1 (3), pp295-320.
-Huntington S. (1993a) ‘The Clash of Civilizations’ Foreign Affairs, 72 (3), pp22-49.
-Huntington (1993b) ‘If Not Civilizations, What? : Paradigms of the Post-Cold War World’. Foreign Affairs 72 (5) pp186-194.
-Senghaas, Dieter (2001) The clash within civilizations: coming to terms with cultural conflicts, New York: Routledge.
-Huntington, Samuel P. (2002) The Clash of Civilizations and the remarking of world order, London: The Free Press

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