sábado, 6 de junio de 2009

Sri Lanka ante una nueva oportunidad de paz

Número 15/junio-julio 2009
Esteban del Sar

El pasado 18 de Mayo, el gobierno de la República Socialista Democrática de Sri Lanka, presidido por Mahinda Rajapaske, anunció el fin de la guerra civil que durante 26 años asoló a ese país. Este conflicto enfrentaba, desde 1983, por un lado a las fuerzas del Estado central, (cingaleses y budistas), y por el otro a los "Tigres Tamiles" (Tigres de Liberación de la Eelam Tamil, o LTTE en inglés), grupo terrorista que reivindicaba la independencia de una parte del territorio para establecer un estado propio, de la etnia tamil e hindúes de religión. Dejó tras si un saldo de entre 75-100 mil víctimas y alrededor de 300 mil desplazados según cifras de Naciones Unidas.

Este desenlace se vio posibilitado por el arrollador avance del Ejército sobre el LTTE durante los últimos meses en la región nordeste, que los dejó acorralados y que tuvo como corolario el asesinato del máximo dirigente y líder histórico del LTTE, Velupillai Prabhakaran. Con sus fuerzas militares acabadas, finalmente sin control sobre ninguna parte del territorio, y su líder muerto, la única salida que les quedó fue anunciar el cese del fuego y así silenciar sus armas.

Lejos de ser un ensayo histórico, para entender este proceso de paz que se avecina, primero debemos ver como se llegó a la situación actual y dejar a la vista los rasgos fundamentales de ella y el escenario futuro. Luego, se analizarán algunas cuestiones relevantes que surgen de estos 26 años de guerra civil para ser tenidos en cuenta en el proceso de paz abierto.

Historia del conflicto

Los cingaleses, que representan alrededor del 73% de la población, y los tamiles, que a su vez son el 8%, han vivido en conflicto desde hace siglos. Hacia fines del siglo VI A. C, la isla se pobló de cingaleses llegados del norte de la India, y fue recién en el siglo XIV que se instaló en el norte del país la primera dinastía de tamiles llegada de la parte sur de la India. Luego de pasar por manos portuguesas y holandesas, la isla quedó bajo el control del Reino Unido en el año 1796. En esta etapa, siendo minoría los tamiles, se vieron favorecidos por el colonizador, y usados como mano de obra en las plantaciones de café y té. La elite tamil se estableció en la ciudad de Colombo. Fue en 1948 cuando la situación se da vuelta. Con la independencia de la isla (por aquel entonces llamada Ceilán), los grupos cingaleses nacionalistas que existían comienzan a ganar la escena. En 1956, el Partido de la Libertad de Sri Lanka (PLSL) gana las elecciones y asume la presidencia Solomon Bandaranaike, cingalés.

El Secretario General de la ONU visita Manik Farm Camp en Sri Lanka, UN Photo/Eskinder Debebe


Aquí comienzan las políticas discriminatorias hacia los tamiles, que incluyen dificultades para acceder a cargos públicos y a la educación, entre otras. El presidente es asesinado en el año 1959 por un extremista budista, perfilándose  así la situación de violencia y asesinatos que se desencadenarían durante los siguientes 50 años. Siendo su viuda Sirimavo Bandaranaike primer ministro durante el año 1972 (ya lo había sido en 1960 tras la muerte de aquel, la primera mujer en el mundo que ostentaba tal cargo), se proclama una nueva constitución, para la ahora denominada República Socialista Democrática de Sri Lanka. Marcará el dominio definitivo de la mayoría cingalesa sobre los tamiles. El cingalés como idioma, y el budismo como religión adoptan el rango de oficiales, y a la vez se proclama un estado unitario que termina por ahogar todo intento de autonomía y federalismo pretendido por los tamiles. La Asamblea Constitucional, dominada por cingaleses, no dio lugar a los reclamos de éstos. Así, la exclusión, sumada a la falta de una solución federal y autónoma, fue configurando un marco dentro del cual junto a los partidos políticos tamiles fueron surgiendo grupos armados.

De entre éstos, en 1976 surgirán los Tigres Tamiles (LTTE) y lograrán imponerse sobre los otros grupos como los máximos representantes de la causa tamil. Nacen apoyados por la India y entrenados allí, situación que a la luz de los acontecimientos futuros resultará más que paradójica. Su líder, Velupillai Prabhakaran, ya había participado en 1975 con 20 años de edad en el asesinato del alcalde de la localidad norteña de Jaffna. Tenían como meta la búsqueda de un estado tamil independiente, con una ideología marxista-leninista como trasfondo. En el año 1977, el FULT (Frente Unido de Liberación Tamil), que nucleaba algunas agrupaciones partidarias tamiles, gana elecciones en las provincias oriental y septentrional. Pero la situación no cambió mucho para los tamiles. Un pequeño avance se logra en 1978, donde una nueva constitución reconoce al tamil como lengua nacional.

Así llegamos al año 1983, donde la violencia política se desata en su totalidad con la denominada primera guerra del Eelam. En esta etapa podemos ver el único momento de internacionalización del conflicto, ya que los efectivos del LTTE son entrenados en la India. En 1985 el gobierno indio intenta mediar, en las negociaciones de Thimpu, pero fracasan por las condiciones inaceptables propuestas por el LTTE que el gobierno de Sri Lanka no aceptaría (por ejemplo, el reconocimiento de una tierra propia para los tamiles).

Con el acuerdo de paz entre India  y Sri Lanka firmado en 1987 por el primer ministro de la India Rajiv Ghandi y el presidente Junius Jayewardene, pasa a desplegarse en la isla la IPKF (Indian Peace Keeping Force),  una fuerza de paz que supervisaría el alto al fuego y se mantendrá en la isla hasta el año 1990. Ocurre aquí una paradoja, ya que  a diferencia de los otros grupos tamiles, el LTTE se niega a entregar sus armas y pasa a combatir a sus antiguos mentores (1). Previamente, en 1988, el recién electo presidente Ranasinghe Premadasa (del Partido de Unidad Nacional, UNP) había solicitado que se retiraran. Con el retiro comienza la segunda guerra del Eelam y ocurren dos asesinatos: en 1991, cuando un ataque suicida del LTTE mata al ex primer ministro de la India  Rajiv Ghandi, y en 1993 el magnicidio del  presidente de Sri Lanka Premadasa. Cuando en 1994 gana las elecciones  presidenciales Chandrika Kumaratunga, se inician conversaciones de paz en la localidad norteña de Jaffna entre el Gobierno y el LTTE.

El Secretario General recibe a Mahinda Rajapakse, Presidente de Sri Lanka. Kandy, Sri Lanka. UN Photo/Eskinder Debebe


Su Proyecto de reforma del Estado presentado al Parlamento en 1995 no alcanzó concreción, a pesar de haber obtenido previamente la aprobación tamil, por contemplarse en ese proyecto concesiones a varios de los reclamos tamiles, como la autonomía de las regiones septentrionales(2). Finalizadas las conversaciones  y el alto al fuego en 1995, el período que abarca hasta el año 2001 es conocido como la tercera guerra del Eelam. Se producen números atentados por parte de los Tigres Tamiles, como la del coche bomba frente al Banco Central en Colombo  en 1995,  las bombas contra el Templo del Diente en 1998, el intento de magnicidio al presidente en 1999,  y el más sangriento de todos, el ataque al aeropuerto de Colombo en el 2001, que además generó unos efectos devastadores sobre la economía de Sri Lanka.  Fue en este período cuando los Estados Unidos declara al LTTE como grupo terrorista y el gobierno de Sri Lanka adopta la misma actitud.

En el año 2001, gana las elecciones parlamentarias el Partido de Unidad Nacional (UNP) de Ranil Wickremesignhe, y con  mediación noruega se inician las negociaciones de paz tan esperadas. En diciembre de 2002, un acuerdo entre el gobierno y los Tigres Tamiles parecía mostrar que esta paz era posible. Habían acordado compartir el poder bajo un sistema federal y poner así fin a la guerra civil. Auspiciado por el gobierno noruego, esta decisión no tenía precedentes. Así las minorías tamiles pasaban a tener autonomía en sus regiones. Desde febrero de ese año ya existía un cese el fuego firmado por la presidenta Chandrika Kumaratunga. Nótese que aquí los tamiles hablaban de autonomía para sus regiones, y no ya de independencia. A fines del año 2003, el país se vio sumergido en una profunda crisis política, dado en mayor parte por las divergencias entre la presidenta Kumaratunga y el primer ministro Ranil Wickremesignhe en torno al proceso de paz. Ya el Partido de Unidad Nacional de este último controlaba el Parlamento desde el año 2001, y mostraba un tono marcadamente conciliador con los tamiles.

El proceso de paz estaba liderado por Wickremesignhe, y éste intentaba atraer de nuevo a la mesa de negociación a los tamiles después de que éstos, acusando al gobierno de restarles  importancia, la abandonaran en abril del mismo año. La presidenta era muy crítica de este proceso, considerando que los tamiles exigían demasiado con su autonomía, que primero debían dejar las armas y que el primer ministro planteaba demasiadas concesiones. Así pasó a destituir a tres ministros y a cerrar al parlamento durante dos semanas. Claramente ella veía que la situación de seguridad podía deteriorarse y declaró el estado de emergencia. Vale aclarar que contaba con amplio apoyo militar, que se desplegó por la ciudad de Colombo para evitar todo tipo de revueltas. Además, la presidenta había alimentado las tensiones entre el gobierno y los negociadores mismos al pedir que el general noruego que supervisaba la tregua se retirara, acusándolo de beneficiar a los tamiles. Lo único que consiguió fue que Noruega abandonara su rol como mediador y que el primer ministro abandonara la conducción del proceso de paz. .

El tsunami que devastó la isla a fines del año 2004 generó un nuevo pico de tensión entre el gobierno y los tamiles, a causa de la distribución de la ayuda humanitaria. Estos últimos acusaron al gobierno de montar una operación política alrededor de la situación y de amedrentarlos con la presencia de militares en los campamentos de refugiados. Planteaban que sus zonas afectadas fueron completamente ignoradas y así el proceso de paz estaba en peligro.

En agosto de 2005, el canciller de Sri Lanka, Lakshanan Kadirgamor, es asesinado a balazos frente a su hogar. Era tamil y cercano colaborador de la presidenta. Fuentes policiales vincularon a los Tigres Tamiles con el hecho, en lo que parecía una demostración de que ni ser de su propia etnia dejaba a uno libre de los ataques. A pesar de eso, el gobierno anunció que el alto el fuego declarado en el año 2002 se mantenía.

La elección en el año 2005 de Machinad Rajapaksa no contribuyó a sostener una situación de relativa calma. A pesar de declarar después de asumir la presidencia que negociaría con los tamiles, en realidad se trataba de un partidario de una posición firme contra éstos y una solución basada en un estado único. Terminó por descartar completamente las autonomías de las regiones tamiles. Así, las políticas de este gobierno "duro" generaron un escenario donde la violencia fue volviéndose  mas frecuente. Los años 2006 y 2007  vieron así crecer los ataques por parte del LTTE, con numerosos atentados suicidas y combates con fuerzas del gobierno.

[caption id="attachment_1402" align="aligncenter" width="500" caption="Desplazados internos en el Manik Farm Camp, Vavuniya, Sri Lanka. UN Photo/Eskinder Debebe "]Desplazados internos en el Manik Farm Camp, Vavuniya, Sri Lanka. UN Photo/Eskinder Debebe [/caption]

Fue a comienzos de 2008 que el gobierno decide abandonar el cese el fuego y los combates definitivamente se recrudecen. Tras la toma entre diciembre de ese año y febrero de 2009 de la península de Jaffna, la ciudad de Kilinochchi y la de Mullaitivi (que era su último bastión y donde tenían  una base aérea), los Tigres Tamiles se vieron cada vez más acorralados y confinados a pequeños pueblos y zonas selváticas. Aunque a la toma de Kilinochchi los Tigres Tamiles respondieron con un ataque suicida que costó la vida de dos soldados, su final se percibía cada vez más cercano.

Peso de los factores internos y del nacionalismo

Sin duda alguna la fuerte presencia del nacionalismo cingalés desde la independencia en 1948 es uno de los factores de mayor peso a la hora de explicar la guerra civil desde 1983. Decididos a manejar las riendas del país desde que no recibían más dictados de la corona británica, fueron moldeando un estado a su gusto, excluyendo a los tamiles e imponiendo su lengua y religión por todo el territorio. Ejemplo del peso del nacionalismo cingalés y de las diferencias internas es la crisis desatada en el año 2003.

Al ver un proceso de paz que le otorgaba a su entender demasiadas concesiones a los tamiles, la presidenta Kumaratunga decide despedir ministros y cierra el parlamento, entorpeciendo así el proceso liderado por su oponente político y primer ministro, Wickremesignhe. Hasta el extremo de hacer peligrar la propia institucionalidad del país, el nacionalismo y en este caso rencillas de la política interna frenaron un proceso de paz que aparentaba prometedor. Una vez más, en el 2005 se renueva esta posición nacionalista y dura con el nuevo presidente Rajapaksa, desembocando en una ruptura del cese al fuego y resurgimiento de la violencia, aunque aquí no se ven mayores dificultades a nivel de oposición política y rivalidad. Un proceso de paz debe ver estos elementos contenidos para no repetir situaciones del pasado que llevaban a hundir las negociaciones.

Injerencia externa

Otro rasgo observable a simple vista del conflicto civil de Sri Lanka ha sido la poca injerencia externa ocurrida. Solo tenemos el caso de la India hasta principios de la década de los noventa como poder extranjero con participación en el conflicto. Primero, entrenando tropas del LTTE en su territorio, y luego desplegando la IPKF a petición del gobierno cingalés, pasando así a combatir a los combatientes que formó.  Esta fuerza operó entre los años 1987 y 1990.

Lejos de resultar beneficioso para el conflicto, el fracaso de la intervención india no hizo más que agravarlo, dejando a los sucesivos gobiernos srilankeses que  negociaran con unos LTTE reforzados, permitiéndoles que reanudaran las operaciones militares después del fracaso de las negociaciones (3).

Sin duda la India le puede resultar conveniente para su interés nacional intervenir en Sri Lanka durante este proceso de paz , tanto por la comunidad de identidades que existen entre algunos sectores como por compartir la misma región, zona de seguridad y la masa de refugiados que seguramente recibiría si se colapsara el estado cingalés. Además, puede intentar así adoptar una conducta de hegemonía regional y proyectarse a nivel internacional como un estado dispuesto a involucrarse en situaciones vinculadas a su seguridad y la de sus vecinos.

Rasgos del LTTE

El LTTE ha sido uno de los mayores propagadores a nivel mundial del terrorismo suicida, junto con Hamas, y el PKK kurdo. El terrorismo suicida se distingue de otras formas de terrorismo por el hecho de que el atacante no espera sobrevivir, y que además causará la muerte de otras personas a su alrededor. Utiliza como método el atentado, y así se convierte sin duda en la forma más agresiva de terrorismo. Persigue ejercer una coacción sobre el enemigo, en este caso el gobierno de Sri Lanka, pero lo ejerció también contra el IPKF en su momento para que se retiraran. Esta clase de terrorismo tiene sus orígenes en el Líbano durante la década de los ochenta, más concretamente con el atentado perpetuado por Hezbollah contra un cuartel de la marina estadounidense usando un coche bomba en 1983. Desde ese momento logró expandirse por diversas regiones del mundo, incluyendo Sri Lanka. Así, desde el 9 de julio de 1987, con un atentado que mató a cuarenta soldados en Sri Lanka, los Tigres Tamiles, de religión hindú, perfeccionaron la técnica copiada del Hezbollah chiita libanés (4)

Siguiendo el trabajo de Robert Pape y para darnos una magnitud de la dimensión que ha tenido el terrorismo suicida en este país, desde el año 1980, y hasta 2003, se tienen documentados 316 actos suicidas en todo el mundo, de los cuales 76 fueron cometidos por el LTTE, más aún que Hamas (5).

Uno de los rasgos más vanguardistas del LTTE  y que marca su grado de organización, viene dado por la existencia de los "Tigres de mar", flota de lanchas que llegó a convertirse en una amenaza real para los patrulleros del gobierno, y los "Tigres del Aire", que llegaron a bombardear Colombo en el presente año.

Algunos de los  principales atentados

1991 - asesinato de Rijav Ghandi , ex - primer ministro de la India.
1993 - magnicidio del presidente Ranasinghe Premadasa
1994 - el líder de la oposición y candidato a presidente por el UNP, Gamini Dissanayake, junto a  58 personas es asesinado por una mujer suicida que portaba una bomba en Colombo
1996 -  1.200 soldados son asesinados en la localidad de  Mullativu
- explosión de coche bomba en el Banco Central, en Colombo
1998- ataque con bombas al Templo del Diente
- 36 civiles y dos policías son asesinados, mientras que 270 civiles quedan heridos al estallar una camioneta frente a la estación de policía de Colombo
1999- intento de magnicidio contra la presidenta Chandrika Kumaratunga
2001- ataque al aeropuerto de Colombo
2005- canciller Lakshman Kadirgamar asesinado en la puerta de su hogar
2006- en Anuradhapura, mueren 25 personas, entre ellas el Gral. Janaka Perera, de larga trayectoria                  en el ejército y líder del opositor UNP.
2007- ataque en centro comercial de Colombo, deja 16 muertos.

Ahora, otra oportunidad para la paz

La victoria militar sobre el LTTE no debe servir como pretexto para ocultar cuestiones de fondo que dieron origen al conflicto y que todavía hoy siguen sin resolver: las relacionadas con la exclusión que ha sufrido la población tamil desde la independencia de Sri Lanka, en 1948. Tampoco podemos olvidar las denuncias sobre la situación de los civiles, y las matanzas tanto por parte del Ejército como del LTTE. La gran cantidad de refugiados que ha dejado como saldo este conflicto sin duda marca un ítem más del escenario post-conflicto a tener en cuenta. Además, no debemos dejar de lado la diáspora tamil que se ha expandido por diversas partes del mundo, sin duda posible caldo de cultivo de un resurgimiento de la violencia si no se logra una pronta inclusión y reconocimiento.

El proceso de paz abierto es novedoso y sin duda alentador, pero no debe dejar de involucrar estas cuestiones para sostenerse. No puede caer de nuevo preso del nacionalismo cingalés como ocurriera ya en el pasado y no puede desaprovecharse esta situación para discutir su status y lograr de una vez  por todas una verdadera inclusión de la minoría tamil, que aleje los fantasmas del terrorismo por siempre y traiga prosperidad para toda la isla. Los tamiles a su vez deberán por necesidad renovar su liderazgo y encarar una nueva etapa lejos de las armas y adoptando un perfil de movimiento político puro. Sin duda la construcción de un marco inclusivo para los tamiles falta desde la independencia de Sri Lanka y es una condición excluyente. La comunidad internacional deberá además tomar un rol protagónico para acercar a las partes y de una vez por todas lograr una paz duradera.

Esteban del Sar
Ciencia Política, orientación en Relaciones Internacionales,  Universidad de Buenos Aires (UBA), Buenos Aires, Argentina

Bibliografía:

(1) GOUVERNEUR, Cédric, El estado en gestación de los Tigres Tamiles, Le monde diplomatique, Edición Cono Sur. Num.56-Feb.2004

(2) PALACIOS, Jorge Alberto, Terrorismo en la aldea global. Ed. Policial, 2003

(3) LEWER, Nick y WILLIAM, Joe, El proceso de paz en Sri Lanka: perspectivas históricas, políticas, económicas y de resolución del conflicto, Anuario Asia-Pacífico 2004- www.anuarioasiapacifico.es/anuario2004/pdf/ASIA_CID_231_240.pdf

(4) CONESA, Pierre, Terrorismo mundial: kamikazes nacionalistas y globales, Le monde diplomatique, Edición Cono Sur, Num.60-Jun 2004

(5) PAPE, Robert, Morir para ganar. Las estrategias del terrorismo suicida. Ed. Random House, 2005

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