domingo, 15 de febrero de 2009

La mejor salida es la postura intermedia

Número 13/Febrero-Marzo 2009
Glen Ruffle

Los gobiernos deberían permitirle a los bancos fracasar y soportar el dolor a corto plazo para que pudieran tener ganancias a largo plazo.

Tal y como se predijo, los gobiernos del mundo desarrollado están desesperados intentando parar lo inevitable. En actos de gran estupidez, siguen prestando más y más dinero, nacionalizando más y más bancos, e incluso agrandando el estado justo cuando se necesita todo lo contrario. En Gran Bretaña, todo recién nacido hereda al instante una participación de la deuda nacional, que asciende ya a 17.000 libras; una suma escandalosa que seguirá creciendo mientras el gobierno continúe con las políticas económicas viciadas que ha ido desarrollando durante la pasada década.

Si Milton Friedman estuviera aún vivo, probablemente habría visto con tristeza las políticas que se están presentando y se daría cuenta de las asombrosas semejanzas entre el panorama actual y la Gran Depresión. En ambos casos, un dramático recorte en el suministro de dinero ha ayudado a provocar la caída del sistema. Desesperados por restablecer el flujo de dinero, los gobiernos han arrojado miles de millones a los mercados para intentar reanudar el ciclo de inversión y producción esencial para la supervivencia del capitalismo. Sin embargo, se han olvidado de un punto clave: los buenos tiempos de principios del siglo XXI exigían ya el colapso. Los banqueros llegaron a creer sus propias doctrinas de crecimiento infinito; hasta pensaban que los precios de la vivienda podrían subir sin parar.

El caso español es un buen ejemplo. Se compraron y edificaron vastas extensiones de territorio nacional, para luego ser vendidas a los adinerados del norte de Europa. Se puso de moda la idea de una casa en la “Florida europea”, y cada vez más gente quería una en España. Los precios subieron en cuanto las compañías se percataron de que podían hacer fortuna.

Aun así, ¿quién no podría prever que el mundo se está quedando sin petróleo y gasolina? Desde la década de los 80 y antes, los libros de texto de las escuelas han enseñado a los niños que los recursos naturales se están acabando. Y mientras los recursos se acaban, su precio sube. Así, la capacidad de volar a bajo coste de un lugar a otro solamente va a ser una ilusión temporal.

Pero esta capacidad de volar de un lugar a otro fue la clave del boom de la propiedad. Los precios sólo podían seguir subiendo si la demanda subía cada vez más. Y la única forma de incrementar la demanda es o que la población aumente o permitirle ir y volver cómodamente entre sus casas y sus lugares de trabajo.

De este modo, mientras aumentaba la inmigración, los precios también subían. Más gente en busca de casas insuficientes. Y los vuelos baratos eran el glaseado del pastel, al permitirle a la gente con residencia en Noruega, el Reino Unido y Alemania competir con los residentes permanentes en España.

Un proceso similar ocurrió en el Reino Unido. Al permitir aún más la entrada de inmigrantes al país, el R.U. fue capaz de incrementar su población, mantener bajos los salarios, la demanda de la vivienda elevada y crear una burbuja inmobiliaria que ha acabado reventando. La única manera de mantener esta situación era o seguir llenando el país de inmigrantes, lo cual sólo fomentaría tensiones raciales hasta llegar al límite psicológico y geográfico, o derribar las casas viejas sin reemplazarlas, disminuyendo así la oferta.

Y obviamente, también está lo que ocurrió en los Estados Unidos. Los banqueros del país invirtieron en el mercado subprime de familias que solicitaban más dinero del que podían devolver, y finalmente el castillo de naipes se vino abajo.

La respuesta a esta crisis que la América de Obama, la Gran Bretaña de Brown y la Europa de Barroso han elegido es la de arrojar miles de millones de contribuyentes al defectuoso sistema. En lo esencial, están usando nuestro dinero para evitar que quiebren los negocios. Pero, ¿qué se está consiguiendo exactamente? En un mercado, si un negocio toma decisiones estúpidas, fracasará. Quebrará, y los que autorizaron y supervisaron esas decisiones deberían perder su trabajo y enfrentarse a las consecuencias de su locura. En vez de esto, hoy los gobiernos se están protegiendo y usando el dinero de todos para salvar a los banqueros. Claro, la situación es tan grave que de hecho el dinero de mucha gente se encuentra amenazado, lo que justifica un poco más de acción por parte de los gobiernos, pero de igual modo, también debería ser una llamada de aviso a la sociedad. En lugar de pasar despreocupadamente la vida, la gente debería animarse a despertar y entender el mundo en el que viven.

Deberían animarse a conocer e interesarse activamente por la economía y los riesgos que toman. Dejando que los bancos fracasen, y permitiendo que mucha gente corriente salga perdiendo, los gobiernos estarían promoviendo una sociedad más responsable. Si la gente se enfrenta a las consecuencias de sus elecciones, se les fuerza a actuar de modo diferente, y eso a su vez forzará a los bancos a actuar de diversa manera. ¿Cuánta gente confiaría en los bancos si viera perder los ahorros de toda su vida por la estupidez de los bancos? Seguramente la mayoría de la población optaría por guardar su dinero en sociedades de crédito hipotecario, cooperativas de crédito o sociedades de ahorro y préstamo en lugar de arriesgarlo en mastodónticos bancos privados que hace un año daban millones de dólares en bonificaciones a los empleados. Extender el dolor no es la solución. Esas personas que con ignorancia pensaron que una hipoteca del 100% era aceptable y lógica necesitan sentir las consecuencias de sus actos, así como los banqueros que los animaron. Si no pagamos por nuestros errores, no aprenderemos.

Por el momento, la gente no sabe cómo funciona el sistema; no entienden cuáles son las diferencias, cuáles son las opciones disponibles. Y por eso creían que su dinero estaba en manos seguras, la población occidental permitió despreocupadamente a los banqueros actuar con total libertad y ahora se están enfrentando a los resultados. Pero, ¿es justo que los que sí entendieron y los que tomaron decisiones más inteligentes se vean ahora con onerosas deudas bancarias? , ¿Por qué no se les pide a los inversores, comerciantes, gerentes y directores que realizaron tan malas inversiones devolver algunos de los millones que han acumulado? En cambio, cuando eran tiempos de bonanza, cosecharon ganancias, y cuando llegaron las inevitables consecuencias, todo el mundo lo paga. Precisamente una receta para las sociedades pacíficas, ¿verdad?

Y eso es en parte lo que está dirigiendo el enfado por toda Europa, mientras miles de personas toman la calle para mostrarle a las élites que la política y los negocios no deberían compartir cama. El estado no es el siervo del capital, sino el salvador del capital. Hasta que el estado no asuma totalmente su papel de proveedor de regulaciones rígidas e inteligentes donde el capital pueda operar, estos problemas seguirán ocurriendo. La solución a la estupidez actual ha sido pasarle los costes a las futuras generaciones. Para cuando hayan liquidado las deudas, es probable que se avecine otra crisis, a causa de la regulación del momento y porque la política y el capital están estrechamente unidos.

Debería observarse que los gobiernos actuales han dado un paso atrás, hacia los años 50 y 60. El sistema económico entonces era el Keynesianismo. Los gobiernos eran el motor del crecimiento económico, invirtiendo dinero y continuamente emitiendo dinero para expandir el sistema. La culpa de la crisis actual recaerá sobre los monetaristas, pero eso es equivocarse. Los neoconservadores estadounidenses aceptaron parte del programa monetarista, y lo emparejaron con el nacionalismo de la Administración Bush. Esto dio un gobierno que vivía mucho más allá de sus posibilidades, continuando con políticas económicas ignorantes. Solamente la inversión en dólares de China mantuvo a flote a los Estados Unidos, financiando eficazmente las guerras y expediciones estadounidenses en el mundo. Para Gran Bretaña, el nuevo laborismo ha reivindicado muchas ideas keynesianas a través del incremento de los impuestos y ampliando el sector público, creando un sistema que hoy muchos creen que está fuera de control y últimamente sin dar resultados verdaderos.

Y el juego que ha mantenido el Banco de Inglaterra con los tipos de interés ha enviado constantemente señales equivocadas al mercado. Porque cambiaron, los inversores empezaron a anticiparse al banco, y en vez de tener una base consistente y conocida sobre las que tomar decisiones a largo plazo, las ganancias a corto plazo tuvieron prioridad.

Todo esto era predecible, si la gente hubiera escuchado a Hayek y Friedman. Y es posible que cuando esta crisis sea historia y los problemas de la inflación empiecen a afectar a las economías que han nacionalizado tantas industrias, otro gobierno tenga que repetir los actos del gobierno de los años 80 de Thatcher en Gran Bretaña y restablecer mayor orden en la economía. Pero cuando llegue ese momento, se deberá tener un gran cuidado para crear un entorno claro para el mercado; así como crear un gobierno fuerte y transparente separado del mundo de los negocios, y una población educada menos cautivada por el marketing y la propaganda del capitalismo internacional.

Sin embargo, una cosa queda clara. Como el profesor John Gray ha argumentado en numerosas ocasiones, la idea de progreso en el mundo moderno ha sido presentada y expuesta como un mito. Nos encontramos de nuevo en los años 1930 y 1950. Pronto estaremos en la década de los 80. Y luego llegará otra crisis. Ojalá aprendiéramos.

Glen Ruffle
MA en la Universidad de Southampton y en la actualidad enseña en Moscú.

Referencias:
Adrian Michaels (2009) Europe's winter of discontent, 29/01/2009, Daily Telegraph, at: http://www.telegraph.co.uk/comment/personal-view/4363750/Europes-winter-of-discontent.html

Anna J. Schwartz, Money Supply, at: http://www.econlib.org/library/Enc/MoneySupply.html

Ellen Meiksins Wood (2003) Globalisation and the State: Where is the power of capital?, Chapter 9 of Alfredo Saad-Filho (2003) Anti-Capitalism: A Marxist Introduction', Pluto Press, London.

Friedrich Von Hayek (1994) The Road to Serfdom, University of Chicago Press.

Iain Martin (2009) Fire Digby Jones, 16th January 2009 at: http://blogs.telegraph.co.uk/iain_martin/go/tag/view/blog_post/DigbyJones

John N Gray (2004) Heresies: Against Progress and Other Illusions, Granta books.

Metro (2007) City bonuses at record ₤14bn, 28/08/2007 at: http://www.metro.co.uk/money/article.html?in_article_id=63626&in_page_id=36

Myra Butterworth (2008) Scottish Widows drops 100 per cent mortgage, 01/04/08, at: http://www.telegraph.co.uk/finance/personalfinance/borrowing/mortgages/2787288/Scottish-Widows-drops-100-per-cent-mortgage.html

Nick Robinson (2009) Ministerial post 'dehumanising' for Digby Jones, 15th January 2009 at: http://www.bbc.co.uk/blogs/nickrobinson/2009/01/ministerial_pos.html

Paul Henley (2009) French government fears rise of left, BBC News, 1/02/09 at: http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/7861774.stm

The Guardian (2009) New babies born with ₤17,000 debt, claims David Cameron, 12/01/2009 at: http://www.guardian.co.uk/politics/2009/jan/13/tories-debt

The world can halt Bush's crimes by dumping the dollar, (2008) at:
http://bbs.chinadaily.com.cn/viewthread.php?tid=595987

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