miércoles, 15 de octubre de 2008

¿Crisis en Zimbabwe? ¿Qué crisis?

Número 11/octubre-noviembre 2008
Lionel Kpenou-Chobli

¡Zimbabwe! Muchos periódicos, agencias de noticias y webs de política internacional y muchos canales de televisión hablan de Zimbabwe al menos una vez al día. El viejo dictador Robert Mugabe y las tribulaciones de su oponente Morgan Tsvangirai son noticia día tras día, hora tras hora. En el resto del mundo, la gente y especialmente las autoridades europeas (no africanas sino europeas) hacen planes de cómo sacar del poder a Mugabe. Gastan dinero y derrochan sólo por esto. Por aquí las negociaciones políticas, las amenazas del Consejo de Seguridad por allá o el Sr. Gordon Brown enloqueciendo en algún lugar.

Pero el Presidente de Sudáfrica Thabo Mbeki recientemente dijo “¿Crisis? ¿Qué crisis?” y ninguno de los periodistas que le estaban entrevistando pudieron entender de qué estaba hablando. Para los analistas más importantes, especialistas en política africana y relaciones internacionales, Mbeki estaba apoyando la tiranía de Mugabe. ¡Qué poco sentido!



La primera y más importante consecuencia de la crisis política en Zimbabwe y del aislamiento diplomático del país es una gran crisis económica que asusta, con efectos catastróficos y sanitarios en la población. Ésta es la auténtica crisis y la crisis que debe ser la preocupación primordial de la comunidad internacional acerca de Zimbabwe y su población.

Hace más de cinco años que el Presidente Mugabe, sintiendo intentos de desestabilización y un nuevo colonialismo del Reino Unido, decidió nacionalizar y así redistribuir todo el maravilloso patrimonio agrario del país. Zimbabwe, un país que era líder en agricultura en África tiene que enfrentarse a una hambruna y todas las epidemias que se derivan de la falta de comida suficiente y en condiciones, especialmente para los niños.

Al tiempo que el gobierno aprobaba sus políticas restrictivas hacia las ONGs, la tarea asignada a las organizaciones internacionales tenía que haber sido el asegurarse que la población recibía la ayuda necesaria en el país. Por el contrario, muchas directivas fueron llevadas a cabo para presionar a un gobierno irresponsable que ya no se preocupa por el futuro de su población. Con resultados desastrosos: un aumento de las enfermedades y epidemias con la sensacional degradación de las condiciones de vida y subsistencia.

Siguiendo con Mugabe y su régimen sangriento, cegado por su deseo de poder y venganza se rebeló contra las leyes internacionales. Los países principales han olvidado el papel principal del poder y de las leyes internacionales: primero hay que ayudar y proteger a la población.

¿Por qué dejan que la gente sufra en Zimbabwe cuando en otros países por menos están dispuestos a ayudar, a ayudar con rapidez y fuerza, ayudar incluso violando leyes internacionales y normas políticas?

Y la gente en África está mucho más sorprendida con esta reflexión. La opinión pública incluso los demócratas convencidos, los jefes de estado y los intelectuales finalmente apoyarán a Mugabe, no el hombre sino el símbolo de resistencia al poder arbitrario.

¿Por qué? Porque piensan que la comunidad internacional no está realmente preocupada por la población de Zimbabwe sino que simplemente está jugando con un hombre que les desagrada.

Esta es la razón por la que los occidentales fracasaron en su oposición a Mugabe. No hicieron nada o muy poco por los ciudadanos, en contra de la hambruna, en contra de las catástrofes sanitarias.

Zimbabwe necesita un nuevo líder, eso es cierto. Zimbabwe necesita democracia y una renovación económica, el país tiene que reconsiderar todo su sistema administrativo y social. Primero de todo, necesitan ayuda y no palabras. Porque tal y como el primer presidente de Costa de Marfil, Felix Houphouet-Boigny solía decir “Un hombre hambriento nunca puede ser una hombre libre”.

Déficit público, inflación galopante, bancarrota de la moneda, precios desorbitados, incapacidad de producir alimentos, pandemias, desastres sanitarios, colapso de todo el sistema sanitario: todas las cosas que afectan a la dignidad de los seres humanos. Esa es la crisis real. Esa es la crisis a la que hay que enfrentarse y solucionar por Zimbabwe. Crisis Humanitaria.

Lionel Kpenou-Chobli
Licenciado en Derecho, Ciencias Políticas y Administración Pública y posgraduado en Contabilidad y Managment.

Global Affairs no es responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores/as