Número 4/Agosto-Septiembre 2007
Adrien Majourel
Caracterizada por una participación de una importancia nunca vista desde 1965 (un 83,7% en la primera vuelta, o más de 37 millones de votantes, un 85% de participación en la segunda), acompañada de una fuerte subida de las inscripciones en las listas electorales (3,3 millones de electores suplementarios, o un 7,5% más en relación a 2002), las elecciones presidenciales mostraron una renovación del interés en la política en Francia. Este renacimiento tiene dos explicaciones.
Primero, el miedo de una repetición del 21 de abril de 2002 donde la izquierda fue eliminada en la primera vuelta por el líder de extrema derecha Jean Marie Le Pen. Además, la presencia de dos candidatos extremadamente mediatizados a veces al límite de lo “people”, con personalidades opuestas, y encarnando un cambio lo cual mantuvo la atención. Durante 6 meses Francia vivió al ritmo de las elecciones.
La elección e Internet
Estas elecciones han estado muy marcadas por el gran papel que ha desempeñado Internet. Además de los medios de comunicación tradicionales - televisión, radio, prensa escrita - que tenían una ventana suplementaria online, Internet sirvió de caja de resonancia para cada ciudadano. Los blogs de campaña redactados por los propios candidatos o por cualquier ciudadano propiciaron una cobertura mediática nunca vista. Los patinazos de los candidatos, los discursos, los apoyos y las críticas se difundieron a gran escala e instantáneamente. Así pues, durante varios meses, el vídeo “El verdadero Sarkozy” formó parte de los cinco vídeos en francés más vistos en Youtube y Dailymotion, y el vídeo de Ségolène Royal increpando a los profesores sobre las 35 horas conoció el mismo éxito.
Emergencia de François Bayrou
Con un 18,6% de los sufragios (6,8 millones con voz), François Bayrou, el líder del centro (UDF) obtuvo, el 22 de abril, 1,1 millón de votos más que Chirac en 2002 y multiplicó por tres el resultado que había alcanzado hace cinco años (6,8 %). Más allá del voto útil de los que votaron por él únicamente porque parecía estar em mejor posición que Ségolène Royal para derrotar a Nicolas Sarkozy, François Bayrou consiguió un resultado inesperado y seguramente histórico. Después de su elección y la defección de numerosos de sus diputados que prefirieron unirse a Nicolas Sarkozy, lanzó el Movimiento demócrata, (Modem). Algunos especialistas afirman que Francia se dirige hacia un sistema bipartito centro/derecha similar al de los Estados Unidos. Paradójicamente, es exactamente lo que denunciaba François Bayrou hablando de la confrontación PS (Parti Socialista Ségolène Royal) / UMP (Union pour la Majorité Plurielle, Nicolas Sarkozy) que monopolizaba los debates. François Bayrou desea aprovechar la crisis socialista para construir un gran partido central y no tardará seguramente en dirigirse hacia una parte de la izquierda.
Caída de los extremos
El Partido Comunista obtuvo menos de un 2% de las votos Aunque representaba cerca de un 20% a principios de los años 1980 parece estar, como casi toda la extrema izquierda, sumido en una crisis profunda. Excepto Olivier Besancenot para la LCR (Liga Comunista Revolucionaria) ningún candidato de la "izquierda de la izquierda" recogió más de un 2% de los votos. Con solo un 9% de los sufragios en la primera vuelta (contra un 13,8% en 2002) es, para la extrema izquierda radical en general, el resultado más bajo en el último cuarto de siglo. No pudo capitalizar el "No de izquierda" que se había expresado durante el referéndum sobre el proyecto de Tratado constitucional europeo. Las organizaciones que lo componen fueron incapaces de ponerse de acuerdo sobre la base de un programa común y sobre todo de escoger una candidatura única.
Los Verdes (1,57%), por su parte fueron incapaces de modernizar su imagen y aprovecharse de la preocupación ecológica que nunca había estado tan presente en la opinión pública.
Del lado de la extrema derecha, el Front National (FN) que aún soñaba con su resultado de 2002 también entró en una crisis histórica. Con solamente un 10,44% de los votos, es su peor resultado desde hace 20 años. Una gran parte de los electores de Jean Marie LePen comprendieron que no accedería nunca al poder. Eligieron el voto útil a partir de la primera vuelta en favor de Nicolas Sarkozy, cuyos discursos estaban, a veces, directamente destinados a ellos. Las cifras de pérdidas de votos de Jean Marie LePen corresponden exactamente a las ganancias registradas por Sarkozy sobre Chirac en 2002. Durante la primera vuelta, un 28% de los electores de Lepen de 2002 han votado por Sarkozy y un 63% al segundo.
Dentro del FN, esta derrota reactivó inmediatamente las críticas de nostálgicos que no aceptan la nueva línea política del movimiento (discurso de apertura "republicana" y de apertura hacia los inmigrantes franceses). La crítica se concentró contra Marina LePen que, según ellos, ha desacreditado su discurso intentando desdiabolizarlo. Ahora bien, el gran error de su padre fue no calificar desde el principio a Sarkozy como su adversario principal. Halagaba de su capacidad de "apertura", sin entender que estaba abordando los temas del FN para recuperar su electorado.
La única victoria del FN seguramente habrá sido la presencia de sus temas en el debate. Todos los principales candidatos tuvieron discursos que reanudaban, bajo distintos registros (discurso de seguridad para Sarkozy, jurados ciudadanos para Royal, denuncia de la conspiración mediática para Bayrou), temas "populistas" defendidos hasta la fecha casi solamente por los candidatos "antisistema".
La omnipresencia del voto útil en la primera vuelta pone de manifiesto que, en muchos casos, los electores no expresaron una elección que correspondía a sus verdaderas convicciones, lo que tuvo como efecto traer los extremos y los candidatos "marginales" a un nivel artificialmente bajo.
La crisis socialista
Desde el principio de la quinta república, (1958) y seis presidentes, Francia solo experimentó uno de izquierda (Mittérand 14 anos). Esta vez, con un 36,1% de los votos en la primera vuelta contra un 42,8% en 2002, la Izquierda confirma su crisis de identidad. En cuanto al PS, salió de las elecciones desestructurado y dividido. El fracaso estrepitoso en las elecciones presidenciales de 2002 y el voto al referéndum europeo del 29 de mayo de 2005, ya habían agrietado el partido. Hoy se enfrenta a una crisis profunda, con numerosas tendencias que se dibujan, incluidas la de acercarse al centro para volver de nuevo al poder. Al contrario de la mayoría de los otros partidos social-demócratas del mundo, el PS no pudo inscribirse en ningún zócalo sindical. A este respecto, la negativa de uno de los principales sindicatos franceses, la CFDT de elegir entre S. Royal y N. Sarkozy en la segunda vuelta, mientras que este último atacó claramente la herencia en gran parte “CFDTista” de la revolución de Mayo 68 es significante. Del mismo modo, se pone de manifiesto que el voto trabajador pesó más para Sarkozy, LePen y Bayrou que para Royal. Los "elefantes" a la cabeza del Partido Socialista no han logrado colmar la divergencia entre ellos y su base. Calificados de “bobos” (que se dicen de izquierda pero que actúan como gente de derecha), no supieron reconocer sus errores (35heures, pesadez de la fiscalidad) y apoyaron a Ségolène Royal muy raramente.
Más concretamente, en los próximos meses, el PS va a tener que elegir entre acercarse al centro, o al menos buscar "nuevas convergencias" con él (S.Royal, J.Dray, M.Rocard), transformarse abiertamente por "realismo" en un partido socialdemócrata similar a sus homólogos europeos (D.Strauss-Kahn) o adoptar una línea "de izquierda" (L.Fabius, JP.Mélenchon) que consiste por ejemplo en crear un "partido progresista" sobre el modelo del partido fundado en Alemania, a la izquierda del SPD, por Oskar Lafontaine. Esta elección, que se anuncia muy complicada, tiene grandes probabilidades de convertirse en una escisión.
La victoria de Sarkozy
La segunda vuelta dividió profundamente a Francia ofreciendo dos visiones radicalmente opuestas. Eso explica la amplitud del voto de rechazo: un 36% de los electores de Sarkozy han votado ante todo en contra de Ségolène Royal mientras que un 56% de los electores de Royal, cifra enorme, solo votaron por ella porque rechazaban a Sarkozy.
Lo que es interesante tener en cuenta es que estos dos candidatos se presentaron como "rebeldes en su campo" que personificaban bajo una forma u otra una "ruptura" con su familia de origen. Nicolas Sarkozy, hizo todo para no personificar la continuidad de Chirac mientras que Ségolène Real, se refirió lo menos posible al PS y recibió poca ayuda de los tenores de su partido.
En la noche del 22 de abril, Nicolas Sarkozy es elegido Presidente de Francia con un 53% de los votos en la segunda vuelta. Es casi tanto como Mitterrand en 1988 (54 %) o De Gaulle en 1965 (55,2 %). Plaza de la Bastille en París y por todas partes en los barrios de provincia, altercados con las fuerzas del orden estallaron, en los suburbios parisienses, un centenar de coches han sido quemados, mientras que en la plaza de la Concorde, millares de partidarios de Sarkozy presenciaron su primer discurso y vitorearon los apoyos « culturales » del nuevo jefe de estado.
Su innegable victoria está vinculada a su personalidad y su determinación ante su rival. En efecto, mientras que Sarkozy conquistó metódicamente el aparato del UMP, Ségolène Royal solo fue candidata del PS sobre la fe de los sondeos sin haberse apoderado de la dirección de su partido ni realmente haber participado en sus debates internos. Mientras que Nicolas Sarkozy se benefició de un aura en su partido que rozaba la idolatría, Ségolène careció de apoyo y solidaridad. Hasta tuvo problemas de pareja con su marido, el primer secretario del Partido Socialista, François Hollande. Calificada de ineficaz hasta por su porpio partido, tuvo dificultades en deshacerse de esta imagen a lo largo de la campaña.
Mucho menos buena oradora que su competidor, exasperó a numerosas personas aun orientadas a la izquierda. En las elecciones se le vio un estilo maternal, con valores como "justicia - compasión - respeto" y se dejó llevar en el terreno resbaladizo de los temas impuestos por su adversario el UMP que se definía como una derecha "desacomplejada" asumiendo los valores "trabajo - autoridad - merito". Una comunicación torpe y poco experimentada frente a una máquina mediática bien rodada fue una de las claves de las elecciones, el envejecimiento de la pirámide de las edades fue también determinante. Un 61% de los 61-69 años y un 68% de los más de 70 años votaron por Nicolas Sarkozy. Además, al seducir al electorado del FN, supo aprovechar los miedos de los militantes sobre temas habitualmente evitados por los partidos "clásicos" como la inmigración, la identidad nacional o la asistencia. Haciendo campaña sobre el valor del trabajo, no dejó de prometer "a la Francia que se levanta pronto" de favorecer a los que quieren "trabajar más para ganar más. "
Estas elecciones presidenciales tienen eso de interesante y es señalan el cambio de una política de convicción, que pretendía convencer sobre ideas y proyectos de acción a una política de seducción dónde la gente ha votado por el candidato que "les agradaba" más o que les desagradaba el menos. El emocional supero lo racional. Seguramente es una de las razones que acercó a los franceses de la política
Adrien Majourel
Periodista francés
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