lunes, 16 de febrero de 2009

Muerte por aplastamiento de “Mierda”

Número 13/Febrero-Marzo 2009
Monica Díez

El día 18 de Noviembre, fue oficialmente inaugurada la cúpula de la sala de los derechos humanos de la ONU, con sede en Ginebra, creada por el artista mallorquín Miquel Barceló.

Y ojo, que aquí no estamos discutiendo el valor artístico de la obra, que por lo que he indagado en las opiniones de la gente, en su mayor parte han utilizado el calificativo de "vergonzoso" y "feo" o "cagarrutas de colores", (cosa que al artista debería de plantearle alguna inquietud acerca de la finalidad de su arte), y ya ni siquiera la forma de su financiación, cosa también muy discutible, porque una persona que colabora con ONG a favor del pueblo saharaui, Mozambique, Mali o Bolivia, cae en una gran contradicción con este comportamiento al desviar fondos de la FAD para su propio beneficio.

Pero claro, Barceló pertenece a la plataforma de artistas creada en apoyo a Zapatero, como si hubiéramos vuelto al caudillaje político del arte que se establece en cualquier tiranía (como lo era en el régimen nazi en el que había un arte oficial y el resto estaba proscrito por considerarse inmoral), sólo que en este caso son los propios artistas, los que bajo una democracia, se unen de esta manera para ir escalando posiciones sin importarles a ellos mismos la calidad de su obra. De hecho a Barceló le ha ido bien: el año que viene será nuestro representante en la famosa y poco recomendable bienal de Venecia, aunque su cúpula, que se inauguró el 18 de Noviembre, se haya venido abajo parcialmente, y ya esté siendo reparada, según se ha filtrado por un periodista que entró en la sala, puesto que la ONU intenta evitar que el asunto se divulgue aunque las puertas acristaladas de la sala XX del Palacio de las Naciones han sido recubiertas , las entradas, prohibidas y se esté trabajando allí "blanco y en botella" .

El artista español acude a la Conferencia del Consejo de los Derechos Humanos bajo la cúpula. Miquel Barceló (centro) el artista español sentado en la audiencia durante la presentación de su trabajo, un nuevo techo en la sala de conferencias del Consejo de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos.

Esta cúpula ha estado precedida por una gran polémica desde el momento inicial, ya que para ello se ha destinado la friolera del presupuesto de 20 millones de Euros, que en un 40% ha sido financiada por el Ministerio de Asuntos Exteriores español, puesto que era un regalo de España. Pero no contentos con el precio pagado, del que se calcula que unos 6 millones de euros van directamente al bolsillo del artista, (sin contar los pagos de intermediarios), unos 500.000€ del precio total, han provenido del FAD (Fondo de Ayuda al Desarrollo), argumentando el embajador español que "no es cuestionable que se haya utilizado una partida del FAD, pues todo lo que está relacionado con derechos humanos es ayuda al desarrollo, y en ese sentido, lo que se hace en Ginebra en el marco de la ONU es el mejor ejemplo de ese multilateralismo eficaz", dijo el embajador.

Pero, ¿qué podemos decir del mundo del arte, que todo lo que toca lo convierte en mierda?, sino recordaremos la mierda enlatada del propio artista, en este caso hablo de Piero Manzini, que la vendió, y se la quitaron de las manos, como obra de arte valorada en el equivalente a su peso en oro, pero lo que más me llama la atención es lo que sus adeptos hablan de él para justificarlo, lean y díganme si entienden algo de la supuesta trascendencia de esta obra:

"La novedad de Manzoni esta en haber conexionado estas sugestiones a una reflexión sobre la función del artista frente a la autoreferencialidad de la obra de arte. El cierre tautológico del Achrome (una superficie que no manifiesta ningún sentido, ni exhibe una manipulación de la materia) y la invisibilidad la Línea, escondida en un contenedor sellado, crean una especular autoreferencialidad del cuerpo del artista.

Privado del objeto, y aún encantado por el recuerdo de su status heroico de artífice y productor, el artista encuentra una compensación por la pérdida invadiendo el espacio tradicionalmente asignado por el proceso comunicativo a la obra.

El mismo cuerpo del artista se ofrece al público como una obra de arte, y las vestigias del cuerpo se convierten en reliquias.

Así nace la Mierda de artista (vendida a peso de oro), el Aliento de artista ("Fiato d'artista", los globos inflados por el aliento vital del autor) y el proyecto de la Sangre de artista ("Sangue d'artista")."

Lo que parece una tomadura de pelo, ¡aquí nos lo cuentan como una gran obra de arte de forma seria!

Ensalzar al artista hasta límites religiosos me parece increíble, sobre todo porque no hay que olvidar que el artista ante todo es un creador plástico, y su obra ha de ser BELLA, tal como me dijo una vez un profesor que predicaba a sus alumnos, la necesidad de los artistas de sentirse afortunados, puesto que su trabajo consiste en proporcionar un poquito de felicidad a la gente. Y digo yo, ¿hemos perdido el norte, o nos gusta rodearnos de mierda?, porque yo creo que en todos los hogares, el baño las hace desaparecer y no perpetuarlas para colocarlas en la estantería a modo de escultura.

A colación con las mierdas, podríamos hacer una larga lista en la que no tiene desperdicio el articulo de Vargas Llosa en "El País" en el que titulaba "caca de elefante" a una crítica acerca de una exposición de jóvenes ingleses, en la que una obra estaba hecha con excrementos del paquidermo, grupo del cual salió el famoso Damián Hirst, que hace poco batió records de venta en la subasta de Sotherby's , al embolsarse 198 millones de dólares por la venta de toda su obra, y en la que una de las piezas más cara era un tiburón conservado en formol en una caja de cristal, de la que el famoso y respetable crítico de arte Hughes, se burla con ferocidad de "las interpretaciones seudo religiosas y seudo filosóficas que han dado los críticos a los animales preservados en formol en recipientes de vidrio, como el célebre tiburón por el que un especulador de Wall Street, Steve Cohen, pagó 12 millones de dólares, creyendo por lo visto que el adefesio que compró es algo así como una hipóstasis artística de la violencia y la vida".

Así que para finalizar el recorrido ante este panorama especulador e ignorante del arte, en el que ya a nadie le importa la calidad artística sino su venta, déjenme añadir unas palabras de Vargas Llosa ante la obra de Damian Hirst (el del tiburón en formol), que no tiene desperdicio ni por otra parte yo podría explicar con tales magnificas palabras lo que el arte debería de ser:

"Que el éxito de un artista ya no dependa de sus propios méritos artísticos sino de factores tan ajenos al arte como sus aptitudes histriónicas y los escándalos y espectáculos que sea capaz de generar o de las manipulaciones mafiosas de galeristas, coleccionistas y marchands y la ingenuidad de un público extraviado y sometido�. [�]. � tal vez, poco a poco, apoyado y asesorado por los críticos y artistas que se atreven a rebelarse contra las bravatas y desplantes que la civilización del espectáculo exige a sus ídolos, vuelva a surgir un esquema de valores que permita al público, como antaño, discernir, desde la autenticidad de lo sentido y vivido, lo que es el arte verdaderamente creativo de nuestro tiempo y lo que no es más que simulacro o mojiganga. Será un largo proceso, y por eso sería conveniente que comenzara cuanto antes, porque el arte tiene una función central que cumplir dentro de la cultura de una época, es un centro neurálgico de la vida espiritual de una comunidad, una fuente de solaz y de goce, de enseñanzas para depurar las imperfecciones de que está hecha la rutina cotidiana y un guía que constantemente señala unas formas ideales de ser, de amar, de vivir y hasta de morir. Por eso el arte no puede quedar secuestrado por unas minorías insignificantes de pitonisas, bufones y negociantes, cortado casi totalmente de ese barro nutricio que es la colectividad, de la que todo gran arte ha extraído siempre su energía y su materia prima a la vez que a ella devolvía unas formas y unos modelos que ennoblecían sus deseos y sus sueños. Sólo si el arte recupera su libertad y se emancipa de esos grupúsculos de esnobs, frívolos y especuladores entre los que ha quedado confinado, nos libraremos de los Damien Hirst."

Mónica Díez
Licenciada en Bellas Artes y Derecho
http://www.monicajenjo.es/

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