domingo, 15 de marzo de 2009

La necesidad de una Cachemira en paz

Número 14/Abril-Mayo 2009
Rahul Amola

Las elecciones libres, imparciales y pacíficas celebradas en Jammu y Cachemira suponen un logro importante. Hace tan sólo unos meses, el estado se vio asolado por las protestas sobre el tema de las tierras de Amarnath; tuvieron lugar grandes manifestaciones en el valle por protestantes vociferantes y apasionados en algunas partes de Jammu. Columnistas elocuentes habían sugerido lo que hasta la fecha era impensable: India debería abandonar Cachemira, ya que el tema en cuestión parecía intratable. Otros habían sostenido que las elecciones que se celebraban en este momento eran un ejercicio sin sentido con una baja participación garantizada por parte del electorado. La Conferencia Hurriyat –habiendo redescubierto su relevancia política por medio del tema de las tierras de Amarnath– fue en auge e hicieron un llamamiento para boicotear las elecciones.

En fuerte contraste con lo que habían predicho los fatalistas, Jammu y Cachemira (J & C) contaron con una alta asistencia en las elecciones nacionales recientemente celebradas. En ningún sitio, ni siquiera en el bastión separatista de Srinagar, la asistencia del electorado se mantuvo en un solo dígito. Tras hacer el usual pacto político, el estado está bien encaminado hacia una coalición política estable que refleja a grandes rasgos las aspiraciones del electorado.


Las elecciones en Jammu y Cachemira suponen mucho más que un ritual democrático. En el ideario popular de Cachemira, han sido símbolos de poderío: de fe y traición; de resistencia y acuerdo; de esperanza y desilusión: de confianza e incertidumbre.
En las décadas de 1950 y 1960, las elecciones manipuladas por el estado fueron consideradas como una traición de la «confianza» de 1947. Las elecciones de 1977, las más imparciales que el estado había atestiguado desde la independencia, se convirtieron en un tema conductor de fe y acuerdo. Las elecciones de 1987, ni libres ni imparciales, allanaron el camino para la militancia del estado. La confianza en el proceso democrático se vio restablecida de una manera considerable cuando por vez primera el electorado fue capaz de desplazar al entonces partido en el gobierno en el 2002.

Las elecciones de 2008 pasarán a la historia por su participación y credibilidad, a pesar de los considerables obstáculos. Mientras que el 43,69% del electorado votó en 2002, esta vez las cifras llegaron hasta el 61,49%, cifra muy respetable si se tienen en cuenta las cifras de participación nacionales u otras a nivel internacional. Más significativo, todos los distritos del valle de Cachemira (fuera de Srinagar) fueron testigos de una alta participación de más del 45%. Kupwara y Bandipora, en otro tiempo el centro del separatismo político, registraron el 68,22% y el 59,66% respectivamente.

Pero esta euforia de asistencia masiva de votantes no debería cegar a las autoridades de las desagradables realidades de Jammu y Cachemira (J & C). Esto sería un error, ya que el ciudadano «común» está aprovechando cualquier oportunidad para lograr un cambio pacífico de la política de la calle a la política de la papeleta. La verdadera importancia a largo plazo de las elecciones de 2008, residirá en la manera en que Nueva Delhi y el gobierno nacional respondan a las aspiraciones de la gente y a los numerosos retos que existen en el estado. Nueva Delhi no debe ver las elecciones como una vuelta a “actuar como de costumbre” en la política nacional. El triunfo de la democracia no debería ser un momento de triunfalismo. Actuando como lo hacen actualmente los políticos, Nueva Delhi y Jammu/Srinagar demostrarán su buena disposición a recompensar la participación en el proceso democrático y no se considerará como una rendición a la presión extra constitucional.

Omar Abdullah, de la conferencia nacional con el apoyo del Congreso Nacional de la India, se convirtió en el ministro más joven. Juró como el undécimo ministro de Jammu y Cachemira el 5 de enero de 2009.

Pero hay una lección que todos tienen que aprender, es decir el gobierno central, el gobierno del estado recién constituido, el partido secular y también los separatistas, de estas elecciones.

Para Nueva Delhi, los informes del Grupo de Trabajo son el punto de partida perfecto. Establecidos durante la segunda reunión convocada por el primer ministro en mayo de 2006, los cinco Grupos de Trabajo tenían una agenda de trabajo específica. Los puntos de esta agenda eran medidas para crear confianza (CBMs) entre segmentos de la sociedad en el estado; estrechar las relaciones en la frontera de Cachemira; desarrollo económico; asegurar el buen gobierno; y las relaciones centro-estado. Aparte del Grupo de Trabajo sobre relaciones centro-estado, los demás Grupos de Trabajo presentaron sus informes en abril de 2007. El gobierno habría, en principio, aceptado las recomendaciones y en teoría se había comprometido a llevarlas a cabo. Pero se hizo poca cosa. Nueva Delhi debe reafirmar su sinceridad trabajando en primer lugar sobre las recomendaciones del Grupo de Trabajo que tengan que ver con las CBMs en todo el estado.

Presidido por Hamid Ansari, ese grupo había recomendado, entre otras cosas, varios pasos. Éstos incluían una revisión y revocación de leyes que vulneran los derechos fundamentales de los ciudadanos, como la Ley de Poderes Especiales de las Fuerzas Armadas; una revisión de casos de personas en prisión y una amnistía general para los que estén a la espera de juicio por delito menores. Se recomendaron políticas de rehabilitación efectivas para los Pandits de Cachemira y otras medidas que les permita volver a sus hogares y ayudar a la juventud de Cachemira en las áreas controladas por Pakistán, quienes en un futuro pueden convertirse en militantes por razones monetarias o ideológicas equivocadas. Otra recomendación implicaba medidas para fortalecer la Comisión estatal de los Derechos Humanos y el establecimiento de una comisión estatal para las minorías.

El centro debe considerar la reforma del Quinto Grupo de Trabajo sobre las relaciones centro-estado, el cual no pudo alcanzar un consenso. Un nuevo grupo de expertos puede consultar a todos los miembros para crear una base común sobre temas como la autonomía, el autogobierno, los equilibrios regionales y las aspiraciones subregionales. El gobierno central debería implementar medidas que faciliten la integración de Cachemira en el resto de la nación india: física, económica y emocionalmente.

El gobierno estatal debe prestar atención a las recomendaciones del Grupo de Trabajo para asegurar un buen gobierno del país. Éstas incluyen el nombramiento del Alto Comisionado de Información para la implementación efectiva de una Ley de Derecho a la Información más robusta, la introducción del e-gobierno, hacer el gobierno a nivel de distritos más eficiente, responsable y transparente. Otra recomendación fue la de la ampliación de la enmienda 73ª para otorgar verdadero poder al sistema panchayati raj.

El gobierno estatal debe considerar la construcción de una ciudad del conocimiento donde haya una transición sin suturas desde los estudios hacia la capacidad real para trabajar en el mismo espacio geográfico. La Ciudad del Conocimiento de Dubai es una, pero no es el único ejemplo. La razón de ser fue una estrategia económica a largo plazo para desarrollar la cantera de talentos en la región y acelerar su transición hacia una economía basada en el conocimiento. Los beneficios para los socios incluyen el 100% de la propiedad de la compañía, el 100% de la exención de impuestos, el 100% de la repatriación de activos y beneficios, y la emisión de visado sin problemas. Imagínense una ciudad del conocimiento en las laderas del Himalaya, donde la juventud potencialmente mejor y más inteligente de toda la región pueda ir a estudiar, vivir y trabajar codo con codo en un escenario que ofrece infraestructuras de primera categoría.

La gran participación electoral no debería interpretarse como un rechazo a las políticas y programas de la Conferencia Hurriyat. Obviamente, la Conferencia Hurriyat necesita revisar su estrategia para estar en sintonía con las necesidades y aspiraciones de las masas considerando las participaciones masivas en sus bastiones como Kupwada y Bandipoora. Podríamos estar en desacuerdo con la decisión de boicot a la Conferencia Hurriyat. La participación masiva de la gente en las elecciones indica que la decisión no ha calado bien en el pueblo. La decisión necesita ser revisada. Es obvio que el pueblo se vio obligado a participar y tenía algo que decir al igual que hubo representación de sus necesidades de la vida diaria como son los problemas del desempleo y los temas de desarrollo. El compromiso de la población con la libertad y la independencia está intacto, vivo y coleando. No debería haber ninguna duda al respecto.

Quedan muchas preguntas por hacer y responder. ¿El Estado y el Gobierno Central reaccionarán ante esta nueva afirmación pacifista de la población de J&C para que se dé un cambio real? Desafortunadamente, el anuncio de los reconocimientos civiles más importantes en la víspera del Día de la República fue un nefasto recordatorio de que el control burocrático de la política hacia en Jammu y Cachemira probablemente no sea fácil de destruir. Hashmat Ullah Khan puede o no merecer el reconocimiento pero el incidente es una poderosa metáfora del establecimiento de la tradicional relación patrón-siervo de Nueva Delhi hacia Jammu y Cachemira. Los burócratas en los pasillos de Lutyen Delhi, desde hace mucho tiempo fuera de la realidad, utilizan su poder de influencia para elaborar políticas que no tienen ninguna resonancia en la mayor parte de la población del estado. Esta mentalidad tiene que cambiar si la población de Jammu y Cachemira tienen que ser recompensadas por haber expresado de manera abrumadora su fe en la democracia.

¿Por qué la gente concienciada y preocupada y las sociedades civiles no han despertado para salvar a sus dos potencias atómicas vecinas de la imprevisible e irredimible autodestrucción? Estos dos países y los países vecinos no tienen otra opción excepto la de aceptar vivir en paz y tranquilidad. Ningún país puede cambiar sus vecinos. Si los países europeos pudieron solucionar sus viejas disputas, ¿por qué estos países no han podido? ¿Por qué no aprender de sus historias? Estos países han formado un solo bloque con una sola moneda, el euro. No existe rivalidad hegemónica entre ellos y gozan del mismo respeto y opinión en la Unión Europea.

Es mejor para ambos países seguir el ejemplo de la Unión Europea y solucionar todos sus problemas pendientes además del problema de Cachemira. Ambos países podrían ponerse de acuerdo y dejar que Cachemira disfrutara del estatus de la Suiza de Asia. La era del colonialismo ha pasado y la era de los pequeños conflictos está asentándose. Gran Bretaña, Francia, Portugal y Rusia acabaron de raíz con el imperialismo colonial y facilitaron a sus colonias la independencia. Esta actuación ha aumentado su respeto en el mundo libre. Es de interés mutuo el facilitar la unión de las dos partes de Cachemira y acordar el reconocimiento. Como decía Eugene V. Debs: «No tengo un país por el que luchar; mi país es la Tierra y yo soy ciudadano del mundo». Los líderes de la región y la ciudadanía también deberían trabajar con la misma filosofía en mente.

Traiga lo que traiga el futuro para las poblaciones de J&C, esperamos que no sea lo que todos hemos visto ya y vivido con total decepción y pena. Como dijo oficialmente H.G. Wells: «Adaptarse o morir, ahora más que nunca, es el imperativo inexorable de la naturaleza». Así que esperamos que los líderes respondan a las dinámicas de cambio en la región y volvamos a la gloria que tuvimos hace mucho tiempo atrás. Esperemos que lo que en otro tiempo llamaban «el paraíso en la Tierra» vuelva a ser un paraíso y todos lo vivamos junto con la gente de Jammu y Cachemira.

Rahul Amola
Masters of International Business from Jamia Millia Islamia, New Delhi, India.

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