viernes, 15 de febrero de 2008

Obama y Clinton: una carrera hacia la Casa Blanca

Número 7/febrero-marzo 2008
Silvia Valcárcel López

Ambos candidatos pretenden representar el cambio en la antesala de las presidenciales

Desde los primeros momentos de la campaña electoral demócrata, ésta se ha destacado por una sola idea: cambio. Cambio contra Bush, se podría pensar, sin embargo, estas elecciones demócratas van un paso más allá: una pugna por el poder entre dos políticos que ejemplifican, por ellos mismos, el futuro. Por primera vez un afroamericano y una mujer están a las puertas de convertirse en presidente de los Estados Unidos. Y eso es historia.

Dos candidatos: dos estilos

A pesar de que ni el sexo, ni el color de la piel son valores objetivos para ser el mejor candidato, para la conservadora y presidencialista América esos detalles superficiales o estéticos son mucho más importantes. Si en 1960, la buena imagen de Kennedy en televisión frente a un griposo Nixon dio el triunfo a los demócratas, qué no podrá dar dos motivos tan jugosos como la raza y el sexo. Cabe recordar que el sistema de gobierno estadounidense es presidencialista, o lo que es lo mismo, el peso del partido es casi nulo. Lo importante pasa a ser las políticas e iniciativas propias de cada candidato, y dentro del paquete “candidato” se incluye atributos que van desde la personalidad, al estado físico, o a la familia. En definitiva: una imagen (sea o no sea la real).

Pisando fuerte

Hillary Clinton aporta experiencia, no en vano fue Primera Dama durante ocho años y tuvo una presencia muy activa y reivindicativa en el gobierno de su marido. Pero las diferencias van más allá. La senadora por Nueva York representa una política clásica y de raíces sindicalistas. Su defensa de un plan de salud universal es el sello de la casa. Ya en 1994 consiguió que se aprobara un programa de Seguro de Salud Infantil, y si llegase a presidenta sería uno de sus objetivos principales. En un país donde 42 millones de personas carecen de seguro médico es un dato a tener en cuenta. ( )

Sin embargo, Estados Unidos se enfrenta a una recesión económica acrecentada por un grave déficit presupuestario, un caos bursátil, crisis hipotecaria y un aumento del nivel de paro. Así pues, no es de extrañar que el aspecto económico resulte una baza fundamental y crucial para realizar con éxito las campañas políticas. En este sentido, Hillary Clinton apuesta por una política económica moderada estructurada en puntos clave como la congelación de las tasas de interés hipotecario durante 5 años, incentivar la responsabilidad fiscal, o bajar los impuestos y acabar con la deuda interna del país. Para ello recientemente ha anunciado un plan de estimulación económica de unos 110.000 millones ( ) de dólares para poder hacer frente a una recesión económica que está más cerca que nunca. Así, dicha cantidad de dinero serviría entre otras cosas para suavizar la crisis de las hipotecas, ayudar a las familias con bajo nivel económico a pagar los recibos de energía, extender un seguro de desempleo y hasta la devolución de impuestos ( ) en algunos casos.

Su política económica es, sin duda, el mayor logro de la senadora Clinton ya que ella es la que mejor representa la bonanza económica de los 90, momento en que Estados Unidos gozaba de una salud fuerte en materia de finanzas. Para ello ha contado con un círculo de asesores extenso que van desde el ex secretario del Tesoro Robert Rubin a funcionarios de la federación sindical AFL-CIO, pasando por el subsecretario Roger Altman, que es de hecho, su principal consejero económico. Pero la ex primera dama juega fuerte y aunque se aprovecha de sus experiencias pasadas, se desmarca de las políticas de su marido Bill Clinton ya que no ve con buenos ojos los derroteros que está tomando Estados Unidos en la economía globalizada. Es por ello que pretende instaurar una moratoria de sus acuerdos comerciales para poder mejorar las medidas de protección laboral y ambiental así como dar más ayudas a los trabajadores.

No obstante, hace falta algo más que la economía para ganar estas primarias, y el voto racial, sobretodo el de los hispanos se ha convertido en el principal apoyo de Hillary Clinton. Con 35 millones ( ) de hispanos en Estados Unidos (que representan un 12,5% de la población) los latinos están ganando cotas de poder poco a poco, y son un colectivo importante a tener en cuenta. La candidata a presidenta lo sabe y ha hecho sus guiños a esta comunidad: en su artículo para la revista Foreign Affairs, la senadora Clinton mostró su interés en “profundizar la cooperación económica y estratégica” (5) con América Latina. Parece que Hillary Clinton se ha adaptado bien a la estructura de la comunidad hispana y comprende sus necesidades. De hecho, la ex primera dama ha sabido aprovechar el hecho de ser una figura conocida y ha dado golpes de efecto para darse a conocer en esa comunidad, tanto es así que no le ha importado sentarse a comer enchiladas y tacos con una familia latina de clase trabajadora en Las Vegas. Populista o no, lo cierto es que en Nevada los hispanos representaron el 14% de los votos para Hillary Clinton, convirtiéndose en los artífices de su recuperación tras su derrota en los caucus de Iowa.

A pesar de sus puntos fuertes, la candidata a la presidencia de los Estados Unidos ha cometido algunos fallos que le podrían costar caro. En primer lugar, el determinismo de su imagen de campaña como la única opción posible a Bush ha tenido un efecto contrapuesto ya que ha causado cierta inestabilidad entre los electores que prefieren alguien nuevo y que no esté contaminado por las dinámicas políticas estadounidenses. Y sus esfuerzos en demostrar que ella significaría un cambio no han tenido mucho más éxito. Por otro lado, su imagen dura le ha hecho distanciarse de la gente. Afirmaciones como las de que el sueño de igualdad de Martin Luther King se había hecho realidad cuando se aprobó el Acta de Derechos Civiles en 1964, le han ocasionado grandes críticas, así como la campaña de acoso y derribo contra Barack Obama, su principal rival político. De hecho, ha reaccionado ante estas críticas, mostrándose mucho más amigable con Obama durante el debate de la CNN entre los candidatos del pasado 1 de febrero en Los Ángeles. No es la primera vez que ha sabido reaccionar, sus lágrimas antes de New Hampshire (sentidas o no) la mostraron como una mujer más cercana y le hicieron ganar.

Pero Hillary Clinton es una superviviente nata. Licenciada en derecho por la Universidad de Yale, ha ido poco a poco posicionándose en la esfera política patriarcal de Estados Unidos meticulosamente. Su decisión de presentarse a Senadora de Nueva York fue el primer paso en su carrera política. Venía respaldada por sus iniciativas sociales durante el mandato de su marido Bill Clinton, y su imagen reforzada tras el escándalo Lewinsky. Y es que Hillary Clinton se presentaba como una persona fuerte y fiel, que prefirió mantenerse al lado de su marido y hacer frente a su infidelidad que desaparecer tras lo que muchos consideraron como una situación humillante, lo que le hizo ganarse el respeto de la población, sobre todo de mujeres que se sentían identificadas con ella.

Su imagen de mujer dura, feminista y ambiciosa se vio suavizada con un matiz más humano. Matiz que le fue de gran ayuda en su carrera política. Así, el “female factor”, es decir el voto femenino, podría ser muy importante en la figura de Hillary Clinton. Sin embargo, Hillary ya ha pisado la Casa Blanca dos veces (con los anteriores mandatos de su marido), y eso es un voto en contra. En unas elecciones cuyo motor es el cambio, no parece un valor en alza que la senadora de Nueva York ya haya estado dentro de un gobierno anterior. Tanto es así, que las mujeres jóvenes tienden ha valorar más a Obama porque él está totalmente desligado de la política anterior y es savia nueva. Sin embargo, Hillary Clinton cuenta con un apoyo mucho más elevado entre las mujeres de mediana edad, mujeres que ven con buenos ojos que sea una presidenta y no un presidente quien gane las elecciones por todo lo que representa una falda en el despacho oval.

La voz del cambio

Si a Obama se le pudiera definir con una palabra ésta sería sugerente. Y no lo es por su atractivo físico sino por su carácter: aporta frescura, calidez y carisma al escenario político estadounidense, características que le han hecho hacerse merecedor del título de “nuevo Kennedy”. Con tan sólo dos años de experiencia en el ámbito político, suple esa supuesta carencia con unas ideas coherentes y claras estructuradas en un discurso político integrador a la par que cautivador. Y ese ha sido su éxito: no ha ocultado sus puntos débiles (su supuesta poca experiencia) y esa transparencia y cercanía le han hecho merecedor de la confianza de muchos votantes.

Si bien es desconocido hasta hace dos años, Obama, senador por Illinois, es un político joven, independiente e inteligente que ha dejado patente que puede ser y es un candidato capaz de vivir en la Casa Blanca. Prueba de ello es el tour de force que está realizando con Hillary Clinton ya que lo que iba a ser un paseíllo para la senadora por Nueva York se ha convertido en una competición muy dura para llegar al poder. Y con el resultado ( ) de las “superpartes” (las elecciones primarias que se celebran simultáneamente en 24 estados) parece que la competición no va a acabar: los dos candidatos llegan casi empatados a la recta final a pesar de que Hillary Clinton tiene una ligera ventaja sobre Obama al ganar en los estados con más delegados.

Sin embargo, Obama ha sabido mantener una postura elegante y sosegada, seguro de sus posibilidades y sobre todo de sus ideas. Obama ha conseguido que la gente vuelva a tener confianza en algo más que en un candidato, como él mismo dice “no os pido que creáis. No sólo en mi habilidad para hacer un cambio real en Washington… os pido que creáis en la vuestra” (6).

Lo que unos han llamado determinación, otros, como Bill Clinton, lo han llamado charlatanería. El ex presidente demócrata no ha tenido reparos en acusar a Obama de “cuento de hadas” (7) e incluso a llegado a indicar sutilmente que el hecho de ser afroamericano iba a ser un impedimento para su llegada al poder. Sin embargo, algo ha debido suceder porque, pese a las críticas, su discurso ha conseguido hacerse con el voto de los jóvenes y de la izquierda más intelectual. Sin duda, su aura de candidato con ideas e ilusiones y fuera del establishment de la política americana ha jugado mucho a su favor. También, porque sin quererlo, muchos le comparan con Kennedy, y el nombre de Kennedy en Estados Unidos es un gran empujón.

A finales de enero, Caroline Kennedy, la única hija viva del presidente asesinado en los años 60, hizo público su apoyo al candidato y afirmaba en un artículo en The New York Times que “nunca he tenido un presidente que me motive de la misma forma que la gente me dice que mi padre les motivó” (8). Días más tarde lo hacía su tío Ted Kennedy, senador por Massachusetts y hermano pequeño de JFK. El valor del apoyo de la familia Kennedy es muy significativo. El prestigio social de la dinastía política americana por antonomasia y en concreto el valor añadido de Ted Kennedy por sus vínculos con los sindicatos y respeto dentro del partido demócrata pueden demostrar que Barack Obama es un político de izquierdas y apreciado dentro del partido.

Por otro lado, el senador por Massachusetts también le puede echar una mano a Obama con la cuestión de la comunidad hispana. Si bien es cierto que Obama no goza de mucho éxito entre los latinos, que le apoye el senador parece ser un paliativo ya que éste goza de influencia y respeto dentro del colectivo hispano de Estados Unidos. La razón de la poca incidencia del discurso de Barack Obama en la comunidad latina es simple: la comunidad negra y latina son competidores. Ambas comunidades tienen un similar peso demográfico (el 12’1 % y el 12’5% respectivamente) (9), muchos comparten el mismo estatus social y “compiten por los mismos recursos y los mismos trabajos”. Otras razones son que Obama no se ha dado a conocer, como otros candidatos, en los círculos latinos, de esta manera los hispanos piensan que si llegara al poder tendría en cuenta los intereses de la minoría negra por encima de la minoría latina. Sin embargo, pese a que perdió las primarias de Nevada por el voto de los latinos a Hillary Clinton, sigue teniendo cierto éxito entre los hispanos jóvenes, detalle que le puede ayudar en su lucha por el poder.

Hijo de madre blanca y padre afroamericano (su padre era de Kenia y lo abandonó cuando tenía dos años), su visión de Estados Unidos como un país de inmigrantes ha sido un eje fundamental de su discurso político. Con frases como la que abrió su carrera electoral en julio de 2004, “No hay una América blanca y una América negra y una América hispana o asiática: existen los Estados Unidos de América y somos todos uno”, ha logrado que las minorías vean en él una posibilidad real de cambio. Su apoyo a medidas que puedan abrir caminos hacia la ciudadanía o medidas como la de dar licencias de circulación a los inmigrantes ilegales, le han hecho el candidato que más defiende los derechos civiles.

Sin embargo, el punto fuerte de la política de Obama es sin duda su visión global de la economía, no en vano además de licenciarse en derecho con magna ***** laude por la Universidad de Harvard, se ha especializado en relaciones internacionales en la Universidad de Columbia. Así, Obama apuesta por reforzar la estructura económica del país en términos globales sin dejar de lado las necesidades de una población que se enfrenta a una dura recesión económica. Entre sus medidas están las de reajustar los acuerdos comerciales internacionales y reforzar las relaciones con sus socios comerciales de la NAFTA, así como la creación de un crédito universal de la hipoteca que proporcionaría un promedio de 500 dólares a 10 millones de ciudadanos con un sueldo anual inferior a los 50.000 dólares.

Pero sin duda, su plan de innovación e infraestructuras tecnológicas ha sido la propuesta más novedosa e interesante. Por un lado apuesta por la tecnología como eje fundamental de la competitividad de Estados Unidos en el mercado internacional. Por el otro, pretende reducir la dependencia del petróleo a través de una política comprometida seriamente con el medioambiente, con medidas que reduzcan la emisión de gases de efecto invernadero y con un programa de eficacia energética que permita ahorrar al menos un 35% del consumo de petróleo, el equivalente a la cantidad de petróleo que se importa del Golfo Pérsico (11).

Esta visión abierta también la mantiene en las relaciones internacionales. Su política exterior se basa en dos aspectos importantes: fomentar y reforzar las alianzas de Estados Unidos a través de la diplomacia. Asimismo, su rechazo constante a la guerra de Irak, a diferencia de lo que sucede con Hillary Clinton, son una prueba de la coherencia en términos de política internacional. En este sentido, Obama apuesta por una reconstrucción de las alianzas políticas que la política de Bush ha ido socavando durante los 5 años de su mandato, pero también se congracia con el electorado más conservador al sugerir posibles acciones militares contra Pakistán en caso de amenaza terrorista.

Cuestión de identidad

Gane quien gane, el hecho de que un afroamericano y una mujer accedan a la presidencia de la primera potencia mundial es un gran acontecimiento tanto político como social. Sin duda, es un paso para eliminar las desigualdades. No obstante, lejos de posturas más optimistas, deberíamos profundizar en lo que representa.

Resulta paradójico que en una sociedad que propugna la igualdad y los “valores democráticos” y que se dedica a exportar sus recetas económicas y políticas por todo el globo, los medios sólo incidan en el sexo y la raza de los candidatos. De esta manera se muestran las carencias de esa supuesta igualdad puesto que si existiera, esas reflexiones carecerían de sentido. Sin embargo, no es así y tanto uno como otro se han convertido en figuras que representan una nueva sociedad, en insignias del cambio, del futuro.

Pero, hasta qué grado características físicas pueden decidir que un candidato sea mejor que otro. ¿Sólo por ser afroamericano se harán políticas en consonancia con las necesidades de la minoría de color? ¿Sólo por ser mujer se atajará el machismo y se conseguirá la paridad tanto en ámbitos laborales como en ámbitos sociales? Ha habido ejemplos de casos contrarios. En la actualidad, la vicepresidenta de los Estados Unidos es una mujer y es afroamericana, pero Condolezza Rice no ha sido un personaje que respondiera a lo que se podría esperar de ella por ser mujer y ser de origen afroamericano. En Europa, otro ejemplo claro es Margaret Tacher, la dama de hierro se dedicó a desmantelar el estado del bienestar británico con medidas tan poco “maternales” como eliminar la leche que se repartía gratuitamente a los alumnos de los colegios para suprimir gastos.

Los estereotipos y los prejuicios en la política (al igual que en el resto de ámbitos de la vida) pueden jugar malas pasadas porque a la hora de la verdad lo que cuenta son los valores que se puedan aportar, y no si es hombre, mujer, afroamericano o no.

Silvia Valcárcel López
Especialista en Relaciones Internacionales

Notas bibliográficas

University of Maine, Bureau of Labor Education. The U.S. Health Care System: Best in the World, or Just the MostExpensive? (Maine, 2001). Pág 3.
2 www.HillaryClinton.com
3 Philip Elliott. "Clinton Offers Economic Stimulus Plan", Associated Press, 2008-01-11.
4 Population by Race and Hispanic or Latino Origin for the United States. http://www.census.gov/population/cen2000/phc-t1/tab03.pdf
5 Clinton, Hillary. “Security and Opportunity for the Twenty-first Century” , Foreign Affairs, November/December 2007
6 www.obama.com
7 www.cnnexpansion.com/actualidad/2008/01/14/obama-y-clinton-van-por-el-voto-de-color/view
8 Kennedy, Caroline. “A president like my father” http://www.nytimes.com/2008/01/27/opinion/27kennedy.html?incamp=article_popular_
9 Population by Race and Hispanic or Latino Origin for the United States. http://www.census.gov/population/cen2000/phc-t1/tab03.pdf
10 González, Ricard. “Carrera hacia la Casa Blanca.”Especial para EL MUNDO, 18-01-2008
11. http://www.barackobama.com/issues/energy/

Bibliografía

Diarios americanos
-The Financial Times
- The New York Times
- Washington Post
- Chicago Tribune
- Los Ángeles Time

Diarios europeos
- El País
- El Mundo
- The Times

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