martes, 14 de agosto de 2007

¿Hacia dónde va Chávez?

Número 4/Agosto-Septiembre 2007
Juan Luis Dorado

Hugo Chávez es el hombre de las sorpresas. Cada vez existen menos dudas a nivel internacional de que Venezuela poco a poco se está convirtiendo en un agente desestabilizador de las relaciones internacionales por algunas salidas de tono de su Presidente.

El cierre de Radio Caracas Televisión es el último movimiento en la partida de ajedrez que Hugo Chávez plantea en su juego político e ideológico. Poco han durado los aplausos de la comunidad internacional tras el proceso electoral que Chávez venció el año pasado y que numerosos observadores internacionales calificaron como limpio.

La estrategia tomada a cabo desde entonces por Chávez, culminada con esta “venganza” contra aquellos que no siguen su línea ideológica y que mostraron apoyo a los golpistas del año 2002, puede convertirse en un primer paso hacia la instauración de un pensamiento único en Venezuela. Un retorno a una época oscura en la que pocos pueblos de América Latina podían levantar la voz.

Realizar un análisis político del futuro de Venezuela no resulta ni mucho menos sencillo, porque nadie sabe qué camino va a tomar su Presidente. Quizás el auténtico golpe en la mesa de Hugo Chávez habría sido el contrario: aumentar los niveles de libertad de expresión para mostrar al mundo y a sus adversarios políticos un ferviente compromiso con la democracia y con las ideas bolivarianas que él defiende a cada momento que le es posible.

Pulso a la democracia

A lo largo de 2006, América Latina vivió diez procesos electorales que pusieron de manifiesto el aumento de la cultura democrática en la región. Entre esos países estaba Venezuela, país en el que Hugo Chávez se impuso con el 61,35 por ciento de los votos a su rival en los comicios Manuel Rosales.

Fue una jornada histórica por su alta participación, y pese a la desconfianza existente en numerosos actores de la sociedad internacional, las elecciones fueron limpias y puestas como ejemplo del buen funcionamiento democrático en la región.

Hugo Chávez subió al poder como emblema de la democracia, del poder del pueblo que mostró su apoyo. A lo largo de sus años en el poder, muchos han criticado ciertas decisiones y actitudes del Presidente venezolano. Pero bien es cierto que ha sido el cierre de RCTV, un atentado contra la libertad de expresión, el que más voces en su contra ha levantado.

Cerrar una televisión constituye frenar uno de los ejes vertebradotes de la democracia. Tapar bocas para que a la población solo llegue un único mensaje constituye un peligro a corto plazo para la población venezolana: el peligro del paso de una democracia en la que es el pueblo quien decide quien gobierna a un sistema autoritario y unipersonal donde solo manda una voz. En este caso, sería la voz de Chávez.

Es Hugo Chávez quien tiene todo en su mano. Una de sus primeras decisiones fue el anuncio de reforma de la Constitución de Venezuela para poder aumentar sus poderes y poder presentarse a una nueva solución.

Cuando en enero de 2007 juraba por tercera vez el cargo de Presidente, ante la Constitución, afirmó que no iba a descansar “hasta construir el socialismo venezolano”, poniendo como ejemplo a Cristo, según Chávez, “el más grande socialista de los pueblos”.

Todo esto es típico de Chávez, un gran orador, un enorme comunicador, uno de los grandes populistas de nuestro tiempo. Ahora bien, la pregunta es, ¿dónde queda la libertad de expresión de los venezolanos en este socialismo?.

Traición a Bolivar

Simón Bolivar está omnipresente en el discurso chavista. En cada frase, en cada palabra que sale de la boca, tanto del Presidente como de miembros del Gobierno, las menciones al Libertador son constantes. Incluso el país es conocido ya como la República Bolivariana de Venezuela.

¿Pero dónde están esas ideas de libertad que defendía Bolivar? ¿Por qué este atentado contra la libertad de expresión cerrando una forma de expresión de un porcentaje importante de venezolanos? Porque Chávez no solo le tapa la boca a quienes mandan en RCTV, sino que elimina la opinión de muchos ciudadanos de Venezuela, que como él se sienten venezolanos y que tienen una idea distinta a su Presidente. ¿Bolivar querría eso?

Hugo Chávez ha tomado la bandera de la Revolución Bolivariana, iniciando un movimiento que busca dar un giro a la situación histórica de América Latina, con más protagonismo del pueblo. Ha sido aplaudido por muchos en su desafío a Estados Unidos buscando devolverles el protagonismo a los latinoamericanos y buscando quitarse el yugo que la economía norteamericana somete a muchos de los países de la región.

La Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) había supuesto un contrapeso ideológico y político tremendo al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que defiende Estados Unidos. La izquierda latinoamericana comenzaba a despertar de nuevo y parecía llegar con un enorme compromiso con la democracia. Pero Chávez mató la libertad de expresión.

Golpe a la izquierda

Las sociedades son heterogéneas, son de izquierdas y de derechas, son conservadoras y liberales, son altas y bajas, son pobres y ricas, son rubias y morenas,… No existe un patrón único que pueda definir a millones de personas. Ni físico ni ideológico. Por eso existe la pluralidad en los medios. Por eso la gente elige ver un canal u otro, porque por suerte, podemos pensar de formas diferentes.

Pero Chávez, con el cierre de RCTV ha eliminado una forma de expresión para millones de venezolanos que no piensan como él. El Presidente de Venezuela ha forzado a la democracia, ha roto su compromiso con Bolivar, con los ciudadanos que le eligieron y con esa izquierda latinoamericana que poco a poco iba alzando su voz, cada vez con más criterio.

La acción de Chávez repercutirá negativamente en la visión internacional de la izquierda de la región. Un movimiento impulsado por el propio Chávez, acompañado de Morales, Correa y Ortega, que había llegado al poder democráticamente como símbolos de un cambio. La opinión pública internacional había empezado a respetar este nuevo auge de la izquierda latinoamericana porque estaba comprometida con la democracia.

Pero Chávez echa el freno y muestra su verdadera cara. La de intolerancia ante quiénes no piensan como él. Ante aquellos que un día quisieron sacarle del poder y no lo consiguieron, y clama venganza cerrándoles cualquier opción de expresarse. Pero olvida que hace algunos años más, en 1992, él también intento un golpe de Estado, y fue a la cárcel, y ahora es Presidente. Esa es la auténtica magia de la democracia que Hugo Chávez pretende fulminar en Venezuela.

Juan Luis Dorado
Periodista especializado en Cuba y América Latina

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