martes, 13 de febrero de 2007

Un pensamiento de paz civilizacional

Número 1/Febrero-Marzo 2007
Eva Díez 

Paradigmas en Relaciones Internacionales referidos a un existente y natural conflicto civilizacional entre el Islam y Occidente están extremadamente en boga, especialmente el predicado por Huntington en su polémico libro El choque de civilizaciones. El autor construye concepciones de cultura, religión e identidad muy conflictivas que llevan a inexistentes conflictos entre distintas sociedades.

De acuerdo con el autor las religiones y sus concepciones del mundo son la principal causa de conflictos internacionales entre civilizaciones. El argumento central de su teoría apunta hacia el hecho de que las diferencias entre distintas sociedades no son de corte ideológico, político o económico sino cultural. Ello es debido a que las identidades culturales son extrapoladas de un contexto nacional a la más amplia entidad de civilización. El autor advierte que en el campo de las relaciones exteriores con terceros países se debe tener más en cuenta las diferencias civilizacionales.

El libro de Huntington ha provocado un gran revuelo de críticas como la expuesta por Senghaas. De acuerdo con Senghaas, el único conflicto real que existe en el panorama internacional es contra los efectos del proceso de modernización proviniente de Occidente y ocurre principalmente dentro de las propias civilizaciones en lugar de entre ellas.

La teoría de Huntington contiene una clara influencia realista y siguiendo un análisis constructivista de la misma, Huntington ha creado visiones del mundo que han influenciado el actual panorama de las relaciones internacionales. Él aboga por un proteccionismo cultural extremo y obvia la naturaleza no esencialista de conceptos tales como cultura, identidad y religión cuyas fronteras conceptuales se xustaponen.

En su teoría separatista, Huntington no toma en consideración la esencia política y la naturaleza dinámica de los conceptos claves. De la esencia política de dichos conceptos se deriva su tendencia a ser construidos como una reacción contra el proceso de modernización de Occidente y su manipulación para así mobilizar socialmente.

Diferentes religiones, identidades y culturas no constituyen conflictos potenciales en sí mismos. Sin embargo, los factores contenidos en ciertos conflictos pueden provocar una escalación del mismo, pero como tal no constituyen causas principales de conflicto sólo meros factores que conducen la intensidad y la dirección de la disensión.

Concepciones alternativas donde es posible una coexistencia pacífica entre distintas religiones, culturas e identidades son plausibles. La premisa básica debe ser la asunción de que diferencias en cultura, religión e identidad no llevan a conflictos inevitables. La historia es prueba fehaciente de dicha premisa, por ejemplo la buena relación entre distintas sociedades con religiones y culturas diferentes se refleja en las históricas buenas relaciones ente los EEUU y Marruecos. Diálogo, educación cultural, democracia comunicativa, políticas de integración de inmigrantes y unos principios universales comunes son algunas de las ideas que pueden hacer posible una coexistencia pacífica. A pesar de lo dicho, algunas de estas ideas pueden ser tachadas de idealistas o faltas de una sólida base científica de esta manera su aplicabilidad real puede ser nula.

Un futuro de paz entre países pertenecientes a distintas culturas y religiones es posible y deseable. Pero para que este futuro se convierta en realidad, concepciones separatistas y conflictivas que conciben a “los otros” como enemigos por el simple hecho de ser culturalmente diferentes tienen que ser evitadas. En este sentido, dibujar al Islam como natural e inevitablemente encaminado a la violencia con unas ‘Bloody borders’ (fronteras llenas de sangre) (Huntington 2002), en lugar de destacar sus aspectos más positivos como sus valores colectivistas, lleva a conflictos forzados y construidos. Las distintas culturas pueden cooperar, no chocar inevitablemente puede que “if any collision is likely it will be between Islamic passion and Western miscalculation” (la única colisión probable es la existente entre la pasión islámica y un error de cálculo de Occidente, Qadir 1998).

Eva Díez Ajenjo
Directora de Global Affairs

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