martes, 1 de febrero de 2011

Prende la mecha de la libertad en el mundo árabe: la mayor revolución de su historia

Número 23/enero-marzo 2011
Eva Díez Ajenjo

Miles de egipcios y egipcias se han lanzado a la calle desafiando las balas y el régimen dictatorial que durante 30 años los ha aterrorizado y mantenido a más de 40 millones de personas en la extrema pobreza, para pedir lo que cualquier ser humano necesita y debe tener: libertad, cambio, mejores perspectivas económicas, un horizonte de vida y esperanzas de vida para sus hijos.

Sorprendente o no la posición de Israel que apoya el régimen dictatorial de Mubarak, parece que Netanyahu, el primer ministro israelí, sólo se acuerda de los derechos humanos para refererirse a eventos del pasado pero para el presente es mejor que los egipcios se mueran de hambre antes que perder el aliado en la zona que le permite seguir masacrando a miles de palestinos y demoler sus casas para privarlos de cualquier derecho humano tanto en Gaza, Cisjordania como en Jerusalén del Este. A ello se une Simón Peres que graciosamente detenta el premio de Nobel de la Paz y que se posiciona a favor de Mubarak con declaraciones como "Tenemos un gran respeto por el presidente Mubarak"(1).

La mecha ya ha prendido en los países árabes, en aquellos donde las injusticias, la corrupción, la miseria extrema y la pobreza han alcanzado límites insuperables y cuya situación se ha agravado con la crisis económica. Comenzó con el suicidio del joven tunecino Mohamed Bouazizi, seguido por más suicidios en Argelia, Mauritania, Egipto,  otras tantas personas han intentado suicidarse en Marruecos, en Yemen se manifiestan.... Aquí ha jugado un papel determinante las nuevas tecnologías, el acceso a la información gracias a Internet y especialmente las redes sociales donde miles de jóvenes muy preparados y formados sin ningún tipo de expectativa laboral, con un alto nivel de frustración se han unido para protestar y pedir un cambio humano. Cabe recordar que el que joven Mohamed Bouazizi era informático y su única oportunidad laboral pasaba por vender verduras en la calle y aguantando el acoso y desprecio de los militares tunecinos hasta que se inmoló por no permitirle seguir vendiendo.

El Secretario General de la ONU (derecha) Ban Ki-Moon en una conferencia de prensa bilateral de la cumbre en París por el Mediterráneo en el Grand Palais, 11 de julio de 2008. A la izquierda Mubarak actual presidente de Egipto, París, Francia. UN Photo/Mark Garten


Los países vecinos ya se han apresurado a tomar tímidas medidas para evitar lo inevitable, el contagio: Marruecos intenta contener los precios de las materias primas y evitar roces entre la policía y la población, Argelia garantiza que reducirá el precio de los alimentos y los impuestos sobre el azúcar y la gasolina, el rey Abdalá II de Jordania ha anunciado medidas de unos 230 millones de dólares para bajar el precio de los alimentos y combustible al igual que subidas salariales, medidas similares a las anunciadas por Siria con un paquete de 250 millones de dólares en préstamos para los más pobres. ¿Serán todas estas medidas reales y suficientes para evitar el efecto contagio?

Y las protestas siguen, y las víctimas. Totalmente loable la actitud de ejército egipcio que pese a su fama, se ha puesto del lado del pueblo y se ha negado a disparar contra los manifestantes. Las calles del Cairo se siguen inundando de personas deseosas de cambio y reclamando libertad.

¿Y que hace Europa ante la defensa de la libertad y los derechos humanos? Poca cosa, mostrar sus mejores deseos para que la situación se solucione cuanto antes y sin violencia como si de una postal navideña se tratase pero nadie se atreve a pedir la dimisión de Mubarak o condenar su régimen dictatorial y actitud de forma explícita. Solo cabe fijarse en las declaraciones de Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, por no hablar de la actitud de Francia respecto de Túnez cuya ministra de Exteriores sugirió en un principio ofrecer "apoyo técnico" y la "experiencia de la policía francesa" a la policía tunecina para aplacar las protestas.
Egipto es un buen socio comercial y poco importa lo que haga con la población, a EEUU le interesa también desde el punto de vista estratégico para mantener el equilibrio en Oriente Próximo y evitar el estallido de una guerra. Y a los países europeos en teoría pioneros de la democracia, libertad, derechos...interesa mantenerlo como socio comercial para seguir asentando sus fábricas aprovechándose de sus nulas garantías sociales y laborales.

La crisis económica global ha sido un gran azote a los países más pobres o con mayores desigualdades sociales pero Internet ha permitido canalizar todas estas frustraciones, y he aquí el resultado: una de las mayores revoluciones que ha sufrido el mundo árabe en pro de la libertad y que poco tiene que ver con la religión que ya no es suficiente para aliviar sus penurias diarias.

Y las calles del Cairo siguen siendo un torrente de manifestantes de todo tipo y Mubarak sigue en el poder y Occidente sigue observando.

Eva Díez Ajenjo
Directora de Global Affairs


Referencias:

1. "El Gobierno israelí teme que Egipto siga el rumbo de Irán" El País, edición digital, 01/02/2011
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