miércoles, 13 de febrero de 2008

Hugo Chávez: una liberación, una estrategia

Número 7/Febrero-Marzo 2008
Juan Luis Dorado Merchán

¿Intercambio humanitario de rehenes u objetivo político regional de Hugo Chávez? ¿Momento histórico o paso previo a la búsqueda de un nuevo orden latinoamericano? ¿Álvaro Uribe, beneficiado o utilizado?

Son muchas las preguntas que pueden plantearse a la hora de analizar desde un punto de vista externo la liberación de Clara Rojas y Consuelo González en Colombia el pasado 10 de enero por parte de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Tras las vergonzosas peripecias sufridas por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en cuanto al extraño asunto del niño Emmanuel, el Gobierno colombiano fue perfectamente consciente de la situación en todo momento, pero dejó que Chávez, organizador del gran circo de la liberación (director de Hollywood incluido), se cayese con todo el equipo.

Desde hace unos meses, el mandatario venezolano se ha erigido como la solución del conflicto colombiano. Antes de continuar deberíamos subrayar el término: conflicto interno; y es que Chávez, de forma más bien directa, ha intervenido en los asuntos internos de un segundo país, una nación vecina, de cara a presentarse al mundo como el nuevo “Libertador” tras el fracaso de su referendo el pasado mes de diciembre.

Pero, ¿qué busca Chávez? La respuesta es clara y sencilla. Propaganda. Sin más. Tras su última victoria electoral, aquella que no dejó presentarse a toda la oposición, desde Caracas sólo busca ganar amigos, tanto dentro como fuera de Venezuela.

Tras su inesperada derrota el pasado mes de diciembre en las urnas, donde los venezolanos hablaron claramente, Hugo Chávez ha abierto una nueva vía para hacerse popular y ganar adeptos fuera de sus fronteras que apoyen su revolución bolivariana.

Llegó el turno de dar un paso más. Llegó el turno de solucionar los problemas de su vecino, Álvaro Uribe. De meter la nariz en asuntos que no son los suyos, y presentarse al mundo como la solución de un problema que tiene complicada resolución.

Para ello Chávez se rodeó de su famoso circo mediático. Mandatarios retirados como el ya ex presidente argentino Nestor Kirchner, cooperantes internacionales y Oliver Stone, un director de prestigio congregado para que mostrase al mundo las hazañas del último gran héroe latinoamericano.

Hasta ahora puede parecer que la liberación de las dos rehenes ha sido negativa. Ni mucho menos. Hacía mucho tiempo que las FARC no dejaban en libertad a ninguno de sus prisioneros, y en este sentido, es de agradecer la labor de Chávez. Como hizo Álvaro Uribe.

El objetivo de estas líneas es intentar observar y predecir qué busca Chávez y qué significa esta actuación en su idea de exportar la Revolución Bolivariana a toda América Latina y al Caribe. ¿Liberación por Revolución?

Nueva estrategia regional

“Esta liberación de las dos rehenes va a cambiar la historia de Latinoamérica (…) es otra forma de hacer política”. Quien así sentencia es el presidente de Bolivia, Evo Morales, felicitándose por “la gestión llevada a cabo por el presidente Chávez”.

¿Hasta dónde llega la conclusión de Morales? Quizás pueda ser una simple muestra de afecto y congratulación por la liberación de Rojas y González. Pero quizás no…

Esta predicción de Morales de cambio en la historia de la región está muy relacionada con esa forma de hacer política que tiene Hugo Chávez. Desde hace varios años, algo se mueve en la historia latinoamericana y puede que el Presidente venezolano haya encontrado en el conflicto colombiano una mina de oro propagandística y de exaltación de sus virtudes de cara a la sociedad internacional.

Muchas cuestiones entran en juego en este terreno. Por ejemplo, ¿qué han recibido las FARC a cambio de esta liberación? Hay dudas acerca de que sea un simple intercambio humanitario y entran en juego conceptos o teorías como el apoyo de Venezuela a las operaciones de la guerrilla o incluso, el pago mediante armas y munición.

Hugo Chávez no es hombre que deje cabos sin atar. Tiene todo controlado y cuando algo se le escapa de las manos, como ha sucedido con Emmanuel, trata por todos los medios de solucionarlo.

Cuando el Gobierno colombiano filtró la noticia, conocida por ellos desde el primer momento, de que Emmanuel llevaba ya tiempo en un hogar de acogida en Colombia, las alarmas saltaron en Venezuela. Fue una jugada maestra de Uribe que esperó hasta el último momento, el primer día previsto para la liberación, para soltar esta bomba.

Y eso a Chávez no le gustó nada en absoluto. Pero prefirió esperar, consiguió la liberación de las rehenes, asumió que Emmanuel ya estaba en libertad y una vez con Rojas y González en Venezuela, comenzó su estrategia. La primera víctima: Uribe.

Chávez quiere apuntarse un tanto a nivel global. Es conocedor de que mediar para solucionar el conflicto entre la guerrilla y el Gobierno, y alcanzar la paz, podría llevarle a obtener el Premio Nobel de la Paz. ¿Se imaginan a Chávez con este galardón?

Primer paso tras la exitosa operación humanitaria: magnificar la actitud de las FARC y solicitar a toda la comunidad internacional su retirada “inmediata” de las listas de grupos terroristas.

El primero en responder negativamente, Uribe. Después le siguieron por este orden, el presidente norteamericano, George Bush y la Unión Europea.

Más carne para el discurso expansionista de Chávez. Nuevas alusiones al enemigo exterior que desestabiliza la región. Un toque de corneta para el ataque y una primera víctima: Uribe.

“Uribe hace lo que diga Bush, y Bush no quiere la paz”, fue la primera perla del mandatario venezolano tras la negativa del Presidente colombiano, quien reafirmó la postura de su Gobierno de no transigir a las demandas de las FARC. Realmente, es un asunto político de su país. Un asunto interno.

Pero esto parece no entrar en la cabeza de Chávez, que aun habiendo fracasado en las reformas iniciadas en Venezuela (ver resultados del referendo), ahora trata de llevar fuera de sus fronteras ese proyecto tambaleante del “Socialismo del Siglo XXI”.

Y Chávez continúa: “No han podido liquidar a la guerrilla en 60 años y no lo harán en 600 años más”. Le faltó decir, pero yo sí puedo lograrlo. Esta continuación, que está implícita en su discurso, puede traer a cambio una pregunta muy sencilla:

¿A cambio de qué Hugo?

Chávez sigue basando sus intervenciones citando a sus rivales, a aquellos que no comulgan con sus ideas, que de izquierdas o derechas cada vez parecen ser más. Pero tiene petróleo, y se sabe fuerte. Es difícil encontrar manifestaciones en su contra de gobernantes como ‘Lula’ da Silva o cualquier miembro del matrimonio Kirchner. Cualquier intervención o estrategia de Hugo Chávez tiene como principal aliado el oro negro.

Volvamos sobre la liberación. El líder bolivariano convoca en Venezuela a todo un dispositivo humanitario: ONG, mandatarios, cineastas, escritores,… de toda la región e incluso del resto del mundo. Personas influyentes a nivel global alabando la labor y el compromiso de Chávez.

Después, una vez la liberación ha sido conseguida y con Rojas y González en casa, Hugo Chávez comienza su estrategia de integrar América Latina bajo el auspicio de la Alternativa Boliviariana para las Américas (ALBA).

Primera parada gira por Centroamérica, una región donde la izquierda está experimentando cierto auge tras la llegada de Ortega a Nicaragua y la reciente entrada de Colom en Guatemala.

Y el primer punto de su orden del día en cada uno de los países centroamericanos: destacar las bondades y prioridades del ALBA, un mecanismo que según Chávez “conduce a la independencia de los pueblos latinoamericanos”.

Y se lleva de la mano su iniciativa Petrocaribe, para ofrecer a todos estos países cooperación energética, pero ojo, dentro del contexto del ALBA. Fuera de ahí, nadie entra en los planes chavistas para América Latina y el Caribe.

Como dato curioso y anecdótico, la iniciativa de Chávez y Ortega de crear la Liga de Béisbol del ALBA. Los tentáculos de las ideas y teorías del mandatario venezolano llegan a todas partes incluyendo el opio del pueblo, el deporte.

¿Qué pretendes Hugo?

Ahora llegará el momento en el que Hugo Chávez tendrá que plantearse cómo actuar de cara al conflicto de las FARC. Utilizar su evidente influencia sobre los guerrilleros para lograr un futuro armisticio, o bien seguir utilizándolo como estrategia de expansión de sus bondades y sus ideas.

Salta a la vista que Chávez prefiere un Gobierno de izquierdas en Colombia, al que, por así decirlo, poder manejar en sus decisiones internacionales como el caso de Bolivia. Eso para Chávez sería una doble ventaja: la negociación con las FARC sería más fácil y tener un aliado como Colombia sería un peso definitivo en la expansión del ALBA en la región.

Pero no parece que ello vaya a ocurrir. Los ciudadanos colombianos, hastiados de todo este asunto entre guerrilla, paramilitares y FARC, demandan un Gobierno contundente con la guerrilla pese a las ansias existentes de llevar a cabo el esperado intercambio humanitario.

Ahora Hugo Chávez se dispone a preparar esta nueva estrategia: una operación de mayor escala, con un número importante de liberados, y tratará de que nada se le escape de las manos, como ocurrió con Emmanuel.

Parece claro que tras el tropiezo que supuso el referendo constitucional y unos días de dudas, Chávez ha vuelto con más fuerzas que nunca. Tras el inesperado protagonismo que asumió a nivel internacional con la orden de silencio más famosa de la historia, ahora el Jefe de Estado venezolano ha encontrado en las FARC, en el Gobierno colombiano y en la solución de un conflicto duradero, una nueva piedra de toque para su estrategia política regional.

Este 2008 que acaba de arrancar promete ser un año especialmente interesante en la integración latinoamericana. Se están definiendo muchos procesos, cogiendo consistencia, como el caso del Sistema de Integración Centroamericana, otros tratan de definirse como la Comunidad Andina o el MERCOSUR, y otros son indefinidos, como la Unión Sudamericana de Naciones.

Ante este momento de dudas, posicionamientos e incertidumbres, a lo largo del año Chávez sacará a pasear su ALBA y venderla como la mejor solución para los problemas de toda la región. Una aventura en la que el petróleo volverá a ser su mayor aliado.

Cuando finalice el año, podremos volver a preguntarnos qué pretende Hugo Chávez para Latinoamérica y el Caribe. Tendremos más ideas, aunque la respuesta parece clara: una América Latina impulsada al ritmo que marca el petróleo venezolano, donde el socialismo bolivariano sea una idea única e irrefutable.

Y quien no camine en este sentido, quien no suba al tren de Chávez, ya sabe que estará en el centro de la diana.

Juan Luis Dorado Merchán
Especialista en políticas Latinoamericanas


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