sábado, 15 de diciembre de 2007

Las Tres Perfecciones chinas: poesía, caligrafía y pintura

Número 6/Dicembre-Enero de 2008
Belén Dorado

La alta apreciación que se ha prestado desde tiempos antiguos hacia la arquitectura, pintura y escultura en Occidente, encuentra un parangón al otro lado del mundo, en China, con la diferencia de que para los chinos estas artes magníficas y dignas de elogio fueron vistas en la caligrafía, la pintura y la poesía.

Con la sentencia pintar un poema y escribir una pintura los chinos describen visualmente la relación inequívoca que existe entre estas manifestaciones, consideradas intelectuales desde tiempos antiguos en el País del Centro (Zhong Guo, China). La pintura, la caligrafía y la poesía encuentran infinidad de elementos que las unen y constituyen manifestaciones de gran importancia en la cultura china, hasta el punto de ser conocidas como las Tres Perfecciones (San Jue).

Además de compartir idénticos materiales para su ejecución (el pincel, la tinta, el tintero y el papel, llamados Cuatro Tesoros del Estudio) las tres manifestaciones comparten similares planteamientos estéticos. La caligrafía, que no gusta ser considerada como escritura artística sino como una actividad más del intelecto e independiente de la escritura, es utilizada para la ejecución de los más increíbles poemas, entre los que sobresalen los realizados en la época Tang, así como en la conclusión de las más hermosas pinturas.

El trazo, uno de los elementos más importantes, está presente tanto en la pintura como en la caligrafía y, como ésta última es el medio por el cual se comunica el poeta, el trazo también está presente en la poesía. Junto al trazo, la fuerza y el dominio del espacio deben contemplarse a su vez como elementos imprescindibles en una buena caligrafía o pintura. Un trazo carente de fuerza nunca llegará a expresar el sentimiento del pintor o del calígrafo y quedará falto de cuerpo.

A la hora de llevar a cabo la ejecución con el pincel, el artista (poeta, calígrafo o pintor) debe ser uno con este instrumento. La fuerza que pretende insuflar al trazo parte de su propio cuerpo que la libera a través del brazo y, como si de una corriente de tratase, se desplaza hacia la mano que sujeta el pincel, transmitiendo en el papel el propio interior del maestro.

El dominio del espacio, previo a la consecución de la obra, debe ser tenido en cuenta por el artista, rasgo prioritario en la plasmación de los caracteres que insertos en un cuadrado imaginario mantienen orden, proporción y armonía entre el resto de caracteres que le suceden o preceden. A su vez la utilización de la tinta y el pincel, que difiere de nuestro pincel occidental tanto en su forma como en su uso, concretan una de las máximas de las tres perfecciones: la caligrafía y la pintura nunca pueden ser corregidas, ya que con la corrección el trazo dejará de poseer la fuerza requerida. Este precepto convierte a estas manifestaciones en actividades que requieren la máxima concentración y aptitud por parte del pintor.

Es muy difícil la apreciación de la caligrafía china sino se tienen nociones previas acerca del lenguaje, así que para comprender el poder artístico de la caligrafía debemos aproximarnos antes que nada a la comprensión de los caracteres, aquellos nacidos de manos de los primeros chamanes y recordados en los huesos de animales (Jiaguwen). Estos primeros signos plásticos, que en un principio pudieron servir como medio adivinatorio y que tuvieron como modelo a los diferentes elementos observados en la naturaleza fueron conformando las característica de la escritura china, que aún en estos días es uno de los elementos que mantiene ligado a los chinos con sus antepasados. Lo particular de la escritura china son los caracteres (concebidos en conjunto como ideogramas, ideas de lo que se quiere expresar) que fueron evolucionando a lo largo de los tiempos desde las primitivas formas pictóricas hasta los caracteres actuales. Pero si algo nos llama la atención de la escritura china es que cada carácter por separado y desligado de todo contexto posee elementos estéticos para poder ser considerados artísticamente, aspecto por el cual la caligrafía llegó a tener tanta aceptación y a elevarse de categoría, independizándose de la mera escritura.

La caligrafía es tenida en gran estima por el común de los chinos, debido a que están ligados a ésta desde el mismo momento en que nacen. Al pasear por una ciudad china algo que llama nuestra atención es la multitud de caracteres que podemos apreciar y que en algunos casos obedecen a reclamos publicitarios hacia el viandante y en otros cumplen una función mágica o supersticiosa, dependiendo del caso. Según la tradición y las costumbres chinas, desde el momento en que nace un chino es arropado con una tela que posee el carácter de Fu (buen augurio, buena suerte), de la misma manera que cuando contrae matrimonio la pareja dormirá sobre una almohada con el doble carácter de felicidad, como símbolo de la unión de la pareja, y cuando muere su nombre será inmortalizado en una estela de piedra mediante la caligrafía.

Entre los chinos es común la tradición de poseer caligrafías, algunas de las cuales narran algún poema o incluyesen cierto tipo de elementos de fortuna y bondad hacia el que posee la obra y que, según la costumbre eran renovadas en los días festivos, convierte a la caligrafía en algo más que esa nada querida consideración de escritura artística, para pasar a ser apreciada en sí misma como manifestación artística. De esta forma podemos decir que la tradición china convierte a la escritura en elemento dotado de cualidades estéticas, a las que se le unen elementos propios del saber popular y da como resultado que la caligrafía sea el elemento de unión entre lo intelectual y lo mágico-espiritual del ser humano.

Ligada a la tradición cultural del país, los caracteres poseen en sí mismos connotaciones supersticiosas. Durante la fiesta del año nuevo, y tras la barrida de tumbas, comienza un nuevo ciclo por lo que se cambian las caligrafías que adornaron las puertas de las casas durante el anterior año. En ocasiones, y demostrando aún más las posibilidades estéticas y culturales de la caligrafía y de la propia lengua, los caracteres poseen una doble interpretación, la lingüística y la cultura fruto de la costumbre. Un ejemplo fácilmente observable en las casas de los chinos de hoy día es el carácter Fu, que podemos traducir como fortuna, buena suerte, buen augurio, adorna las puertas y ventanas de las casas chinas. Según la costumbre este carácter se coloca al revés, de cabeza, de esta manera cuando un chino ve el Fu de cabeza dirá: Fu Dao Le, ¡¡Fu está de cabeza!!, pero debido a la homofonía de muchos caracteres chinos también podría decir: Fu Dao Le, “Fu ha llegado”, donde Dao puede significar llegar y estar de cabeza.

Los caracteres, alcanzados mediante el orden, la simetría y la proporción de sus trazos, componen la lengua china y éstos, por su poder plástico llegaron a convertirse en sí mismos en una categoría artística. La poesía, que necesita de los caracteres para comunicar ideas y sentimientos del poeta, encuentra a su vez en la caligrafía un doble medio de plasmar sentimientos: con los caracteres el poeta comunica y con la caligrafía embellece plásticamente sus sentimientos. Son conocidos los poemas chinos, aquellos que tenían la habilidad de trasportar al lector al lugar y al momento relatado y que en muchas ocasiones fueron gestados durante celebraciones de letrados, donde se recitaban al son de la música los más bellos poemas y se trazaban pinturas excelentes. Poemas que alaban una reunión con amigos, el gozo de contemplar la luna o la magnificencia de un paisaje observado y que debido a la sonoridad del lenguaje chino se convierten en sí mismos en poemas cantados.

Pero si hay una manifestación que aglutine a las Tres Perfecciones, ésa es sin duda la pintura. Llevada a cabo con idénticos materiales, como hemos comentado más arriba, y con los mismos requerimientos que para el calígrafo (trazo, fuerza, dominio del espacio), la pintura plasma en el papel las sensaciones que el pintor experimentó en el lugar a través de elementos naturales que mantienen orden, armonía y equilibrio y que beben directamente de planteamientos filosóficos. En otros casos el pintor plasmará en imágenes lo narrado por el poeta, siendo cómplice del mismo sentimiento que experimentó éste a la hora de gestar el poema.

Una vez concluida la obra meramente pictórica los pintores chinos, siguiendo las directrices heredadas de los grandes maestros, incluían una caligrafía como parte de la composición, que en ciertas ocasiones era llevada a cabo por el propio pintor, que en podía ser a su vez calígrafo y poeta, quien narra con los más sutiles trazos aquello que allí se plasma. De no ser así, o como acto de cortesía y de halago, el pintor recurrirá a un excelso calígrafo para concluir su obra, afianzándose aún más la relación entre las tres artes. La caligrafía plasmará un poema acorde con lo ahí presente, y en otras se pretenderá comunicar al espectador algún aspecto de lo ahí contemplado. La pintura en este contexto podía plasmar visualmente un poema, tal y como se constata en la afirmación popular dibujar un poema y escribir una pintura, otro aspecto que hace que las Tres Perfecciones se encuentren íntimamente relacionadas, estética, técnica y funcionalmente hablando.

La consideración estética e intelectual de las Tres Perfecciones convierte a éstas manifestaciones chinas en elementos de gran relevancia en la cultura china, elevándolas de categoría artística, a ellas y al propio pintor, al calígrafo y al poeta, eruditos que desde tiempos antiguos vieron en el trazo, en el pincel, en la tinta y en el papel asombrosas posibilidades sólo contempladas por su vecino Japón.

Belén Dorado
MA en Relaciones Internacionales

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