martes, 10 de mayo de 2011

La Italia de Silvio

Número 24/mayo-agosto 2011
Carolina Ibáñez Vila

Silvio Berlusconi se ha presentado a cinco comicios electorales de los que ha ganado sólo en tres ocasiones. De esos tres en ninguno ha logrado una mayoría absoluta y siempre ha necesitado el apoyo de partidos para formar gobiernos de coalición. El abandono del grupo de Giancarlo Fini o las complicadas relaciones con la Liga Norte han contribuido a la inestabilidad política en Italia en el último año.

Como cada 25 de abril el italiano de a pie celebra su fiesta nacional de  un gran significado simbólico porque se celebra la caída del Fascismo que propició el nacimiento de la República Italiana. 60 años después, y en medio de las celebraciones aparece un panorama político dominado por una crisis en el plano institucional y por un creciente descontento social de la ciudadanía.

El Primer Ministro Silvio Berlusconi es responsable de este descontento. Actualmente, Berlusconi tiene cuatro procesos en curso, y a lo largo de su trayectoria política mediante la aprobación de  29 leyes y laudos de inmunidad ha evitado o se ha librado de un total de  28 procesos. El pasado 13 de abril, el legislativo italiano volvió a interferir en las pesquisas de los Tribunales sobre la actividad del Primer Ministro. El Parlamento italiano aprobó por 306 votos a favor y 288 en contra,  un precepto que reduce el tiempo de prescripción de los delitos penados con menos de 10 años de cárcel para aquellos que nunca hayan sido condenados. Este hecho ha permitido que se cancelase de facto "el proceso Mills" interpuesto por la Fiscalía de Milán contra el primer ministro, Silvio Berlusconi.
Para muchos italianos en los últimos meses se ha producido la decadencia de la era Berlusconi. A nivel económico muchos académicos califican a la última década como pérdida. Han crecido las desigualdades, los nuevos pobres y el desempleo creciente. La cohesión de la sociedad italiana se ha acelerado.

En el plano internacional Berlusconi también se enfrenta  a una situación tensa. Por un lado, las fricciones entre Italia y Francia se encuentran en un punto álgido. Ambos países se encuentran en pie de guerra a causa de la crisis migratoria causada por las recientes crisis en Túnez y Libia. La suspensión transitoria de la aplicación del Tratado de Schengen  por parte de Francia para evitar la entrada de inmigrantes de origen tunecino ha sido calificada por las autoridades italianas como contraria al Derecho de la Unión Europea. Las autoridades italianas contraviniendo todo el acervo de Schengen han proporcionado visados temporales masivamente a los inmigrantes tunecinos para que puedan dejar el territorio italiano y circular libremente por la UE. No han tenido en cuenta las condiciones para su emisión, que cada titular de un visado tenga suficientes medios para sustentarse durante el periodo en que se ha emitido dicho visado y un trabajo.

El Secretario General de la ONU se encuentra con el Primer Ministro Italiano Silvio Berlusconi en Libia.UN Photo/Evan Schneider



La Comisión Europea reafirmó la legalidad de la suspensión temporal del Tratado por parte de Francia.  Sin embargo en recientes debates en el seno de la Comisión Europea, el colegio de Comisarios coincidió en que la actual crisis migratoria ha generado la necesidad de debatir la gestión del acuerdo y revisar su "gobernabilidad". La UE quiere garantizar una aplicación más eficaz del acuerdo y asimismo reforzar a corto plazo la capacidad europea para gestionar la inmigración irregular. En la sesión del último Consejo de Justicia y Asuntos de Interior del pasado 14 de abril los Ministros de los 27 Estados Miembros aprobaron unas conclusiones  en las que se reiteró la solidaridad de la UE con todos los países  del Magreb y Mashrek donde se desarrollada la gestión de la migración en la Vecindad Sur.
Por otro lado, nos encontramos con la crisis libia y su influencia en la política exterior italiana.  A principios de marzo, justo con el inicio de la crisis libia el gobierno de Berlusconi se dividió. Existió una descoordinación total del Ejecutivo italiano ante el conflicto que estalló en su ex -  colonia, donde diferentes  Ministros realizaron declaraciones contradictorias entre sí, dañando la imagen de la ex - metrópolis.

Tradicionalmente, Italia y Libia siempre han mantenido unas relaciones diplomáticas excepcionales, sin embargo ante la presión de la Comunidad Internacional y bajo el paraguas de Naciones Unidas (NNUU), el gobierno italiano  no negó a que sus bases militares fuesen usadas por la Coalición y su apoyo logístico. Bajo el cuadro de la legitimidad internacional, Italia ha tenido que dejar a un lado  el Tratado de Amistad y Cooperación entre ambos países de agosto de 2008, y no aplicar la disposición que prohibía poner a disposición a terceros las bases italianas para intervenir militarmente con Libia. El texto de este acuerdo fue  ratificado por el Parlamento Italiano en 2009. En ese momento algunos diputados italianos denunciaron que el contenido del acuerdo era ilegal porque Italia incumplía compromisos anteriores con la OTAN y con la comunidad internacional que suponen pilares del propio Sistema Internacional.

La situación política de "Il Cavaliere" es complicada tanto a nivel de la política doméstica e internacional. En las elecciones municipales del próximo 15 de mayo Berlusconi deberá preocuparse por el voto en ciudades cruciales como Milán, Bolonia, Turín y Nápoles. La amenaza de la Liga Norte es creciente ya que su voto puede ganar mayor peso a través de un único argumento "oponerse a la inmigración"  y a la situación de emergencia que viven actualmente los más de 28.000 inmigrantes que han llegado a  la Isla de Lampedusa. No es un problema que se pueda trasladar al vecino tan fácilmente.

Carolina Ibáñez Vila



Bibliografía
http://www.consilium.europa.eu/uedocs/cms_data/docs/pressdata/en/jha/121479.pdf
Www.elpais.es
www.euronews.com

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