lunes, 8 de marzo de 2010

Violencia en Nigeria

Número 19/febrero-marzo 2010
Eva Díez Ajenjo

Pese a ser el trigésimo segundo país más grande del mundo con un tamaño comparable al de Venezuela y más del doble de California y también el más poblado de África (alrededor de 155 millones de habitantes), este estado situado en la costa oeste africana apenas aparece en los medios de comunicación internacionales más relevantes. En Nigeria, el pasado 7 de marzo alrededor de un centenar de personas murieron en enfrentamientos entre los miembros musulmanes de la etnia fulani y los agricultores cristianos, a estas víctimas hay que sumar las 300 del pasado enero (1).




Muchos analistas en el campo de la política internacional califican este conflicto como  étnico-religioso, uno de los clásicos choques religiosos creados por Huntington para explicar el devenir de los acontecimientos internacionales. Pero dejando de lado estas interpretaciones maniqueístas (Islam versus Cristianismo) que aportan bien poco sobre como afrontar el conflicto habría que ir más allá y analizar la situación de Nigeria y su evolución para interpretar este conflicto de una manera más profunda y evitar así las clasificaciones generalistas que en ocasiones sólo ofrecen explicaciones banales y superficiales. En Nigeria casi la mitad de sus habitantes son musulmanes mientras que la otra mitad se reparte entre animistas y cristianos. Pese a que éste parezca a primera vista el motivo de confrontación cabe considerar la inmensa cantidad de oro negro que posee el país y que es disputada por las principales compañías petrolíferas de potencias regionales como los EEUU o China. Desde que en los años 60 se descubriera el petróleo con alrededor de 36.876 millones barriles en reservas de crudo (11) y con una producción actual de 2.1 millones de barriles al día, la economía de este país ha pasado a ser totalmente dependiente de sus exportaciones de petróleo repartido entre manos extranjeras y ha disparado la desigualdad social, ya que la mayoría de los nigerianos vive con menos de un dólar al día. Nigeria es el primer productor de petróleo del continente africano y el sexto en la organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La actual crisis económica global ha azotado el país de manera grave agudizando aún más el frágil equilibrio social. Durante el año 2009 la inflación se disparó debido a los elevados precios de las materias primas especialmente los alimentos y tendiendo en cuenta que Nigeria es un exportador de petróleo (estas exportaciones suponen alrededor de un 95% de todas las ganancias en moneda extranjera y la mayor parte de los ingresos del gobierno) (2) pero un importador de productos básicos con un 70% de la población por debajo de la línea de la pobreza este panorama es especialmente grave. (1)
La situación en Nigeria se ha tornado muy difícil ya que los bancos dejaron de prestarse dinero entre sí o a las empresas locales (2). La producción de petróleo y también de gas atraviesa por un mal momento ya que debido a los constantes sabotajes en los yacimientos del Delta del Níger y la inestabilidad de dichas zonas productoras Angola está ganando terreno a Nigeria como principal productor de África. Se estima que Nigeria puede estar perdiendo alrededor de un millón de barriles de crudo al día debido a la situación de violencia en el Delta del Níger (11). La guerrilla que opera en dicha área ha desarrollado en los años recientes una ofensiva contra el gobierno federal del país y las compañías extranjeras que operan en la región, donde se han atacado las instalaciones, oleoductos y se han llevado a cabo diversos secuestros de trabajadores. Esto ha supuesto al país unas pérdidas de alrededor de 4.000 millones de dólares anuales y unos 57.000 millones en los últimos 8 años. A pesar de la iniciativa gubernamental de prohibir la tenencia de armas para frenar la espiral de violencia, el tráfico ilegal de armamento se ha incrementado y el robo de combustible en las instalaciones. Grandes compañías asentadas en la zona como Shell, Chevron Nigeria Limited y Agip se han visto afectadas por la violencia desatada en el área.
Un país dividido entre un norte mayoritariamente musulmán y el sur cristiano, la situación de crisis económica en el norte ha dejado a miles de varones jóvenes sin trabajo y desencantados lo que ha alimentado las filas de los  radicales religiosos (4). El número de fábricas en Kako registrada en la asociación de fabricantes de Nigeria ha caído de 350 en 1987 a 103 hoy en día debido a la competencia de productos asiáticos. Los miles de jóvenes nigerianos graduados en las calles buscando trabajo suponen un gran peligro para el país y un caldo de cultivo para agudizar el extremismo religioso según un profesor de sociología de la Universidad Bayero en Kano. Habrá que esperar que la mala situación económica no vuelva a repetir escenas como las ocurridas en los años 80 cuando el gobierno nigeriano no cumplió con sus pagos y afloraron violentas revueltas sociales.
Lo que ocurre en Nigeria ¿Simplemente ha sido un choque religioso o tal vez la religión ha sido un canal para exteriorizar una situación de crisis que ya ha explotado? ¿Quién es el responsable de esta situación la religión, la comunidad internacional o quién?

Eva Díez Ajenjo
Directora de Global Affairs

Bibliografía
1. "Nuevos enfrentamientos religiosos en Nigeria causan más de un centenar de muertos", El País. 2. "Una visión sobre la economía de nigeria", Todoproductividad. 3. "Stagnation stirs everything up" (28th Jan 2010) The Economist. 4. "Sectarian violence leaves 630 dead in Nigeria" (6th May 2004) Timesonline 5. "Shell plans £3bn sale in Nigeria" (20th Dec 2009) Timesonline. 6. "Chinese in £3bn battle to buy Shell assets in Nigeria" (21th Dec 2009) Timesonline. 7. "Shell puts cost of crude oil theft in Nigeria at as £1.1 bn a year" (21th Feb 2009) Timesonline. 8. "Nigeria" (24th Feb 2010) The New York Times. 9. "Nigeria on the brink" (1st August 2009) Timesonline. 10. "Nigeria in God's hands? Well no one else is in charge" (13th Jan 2010) Timesonline. 11. ICEX. Oficina económica de Nigeria. Global Affairs no es responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores/as