martes, 8 de diciembre de 2009

Sociedades Post-conflictos: Reconciliación y Perdón

Número 18/diciembre-enero 2010
Fran Espinoza

Los conflictos armados desde los años sesenta hasta los noventa  fueron una de las características que formaron parte de la cotidianidad en muchos de los países en vías de desarrollo, esta triste parte de la historia que estuvo acompañada por violaciones a los derechos humanos, represión, genocidio, culminó en algunos países con elecciones generales y en otros casos con la firma de la paz que sirvió para comenzar con la transición de estas sociedades. En la región centroamericana en  los años noventa, se produce una ola de pacificación a través de diferentes esfuerzos, denuncias por parte de la sociedad civil y la comunidad internacional.

Como es de suponer, las  sociedades en situaciones post-conflicto, se encuentran destruidas a nivel de infraestructuras por las fuertes secuelas de la guerra y viven con sensaciones de miedo, odio, impotencia y con el temor que la historia se repita. Esto  acentúa cada vez más la polarización política, social y cultural, tanto entre quienes han sido los patrocinadores y ejecutores del terror -los victimarios- y -las víctimas- los receptores del autoritarismo a los que les han sido violados sus derechos humanos.


Uno de los primeros momentos para estas sociedades recién salidas de los conflictos y en donde se ha buscado la construcción de la paz, ha sido la implementación de la comisión de la verdad, que tiene como objetivo ayudar a salir de ese pasado lleno de pugnas y sufrimientos, pero ello también significa tanto para las víctimas como para los victimarios volver a vivir los hechos de violencia y a la vez la búsqueda  para  superar los daños causados por la violencia.

Pero dicha Comisión tiene que estar ligada a otros dos momentos importantes en la construcción de la paz como son la reconciliación, que buscará  el restablecimiento de las relaciones normales entre víctima y victimarios y  el perdón, porque ello ayudará a superar las consecuencias de la violencia y sobre todo hará que las partes involucradas comiencen a tener conciencia del trabajo en conjunto, la visión de un  futuro en común para las buenas relaciones y la pacificación del país.

¿Qué es la Comisión de la Verdad?

Antes de definirla es importante tener en cuenta que la superación del pasado no se agota con los esfuerzos de la comisión de la verdad, que trabaja por un lapso de tiempo determinado y bajo mandato específico, la superación del pasado es un proceso que dura muchos años y que además puede continuar muchos años después de que los gobiernos transitorios hayan terminado su mandato.

Las comisiones de la verdad, son entidades de investigación establecidas para ayudar a las sociedades que enfrentaron situaciones de violencia política o conflicto armado a enfrentarse críticamente con el pasado, con el propósito de superar las profundas crisis y traumas generados por la violencia y evitar que esa violencia se repita en un futuro.

Mario López, la define como un tipo de institución de naturaleza temporal y complementaria encargada de investigar todos los crímenes y violaciones masivas de derechos humanos sucedidas en el pasado (López, 2004:137).

Entonces entenderíamos que a través de las comisiones de la verdad, se estaría tratando de conocer las causas de la violencia,  las violaciones a los derechos humanos y además estarán saliendo a la luz los actores que estuvieron involucrados en el conflicto y de esta forma se establecerán las responsabilidades correspondientes. También será  posible identificar las estructuras del terror que azotaron durante el conflicto armado especialmente a la población civil. En algunas experiencias de éstas se han  identificado  a  los mismos victimarios, por ejemplo, el ejército, la policía, las guerrillas, el poder judicial y la iglesia.

Con los informes que realizan las comisiones de la verdad, se abre la posibilidad de reivindicar la memoria de las víctimas, pensar en una política de reparación de los daños y cortar la posibilidad de que aquellos que participaron en las violaciones a los derechos humanos, continúen cumpliendo funciones públicas y denigrando el Estado de Derecho.

Según Mario López, las comisiones de la verdad, sirven para resarcir a las víctimas, proporcionándoles ayudas para reconstruir su dignidad, sus tradicionales formas de duelo y la superación del dolor, además se suele tener en cuenta algún tipo de reparación o indemnización que puede ser de carácter económico, pero no solamente ésta, sino también podría compensarse a nivel político, ético, etc.

Las necesidades de la víctimas se deberían de orientar a dos propósitos, en primer lugar aquellas que tengan que garantizar ciertos derechos fundamentales, por ejemplo, el derecho a saber, a la justicia y a obtener reparación, en segundo lugar un sistema de protección de testigos, programas económicos de reintegración, colaboración con las personas para superar los traumas post violencia (López, 2004,137-139).

Una de las tareas fundamentales es la difusión de la información, ya que ello ayudará a la sociedad a conocer la realidad de su historia que posiblemente no quiso o no pudo conocer, esta toma de conciencia de las violaciones a los derechos humanos es importante para avanzar en la reconstrucción democrática y el Estado de Derecho. Por supuesto no es nada fácil enfrentarse nuevamente con el pasado, incluso hay sectores que proponen no revivir el pasado para no generar nuevos enfrentamientos.

Comisión de la Verdad y Reconciliación

Como hemos visto anteriormente con la comisión de la verdad se persigue investigar los crímenes y violaciones a los derechos humanos, la pregunta que surge es ¿cómo se puede reconciliar a una parte de la sociedad que recientemente está conociendo esas graves violaciones a los derechos humanos? y por otra parte ¿cómo la víctima va a querer reconciliarse con su victimario y perdonarle?

Entre los sectores que han buscado alcanzar este proceso están las autoridades gubernamentales, los mismos responsables de las violaciones a los derechos humanos y sectores no golpeados por la violencia, con los propósitos de perdonar a los culpables y de esta manera reconciliar al país y asegurar la continuidad de la democracia, es necesario tener en cuenta que la reconciliación basada en la impunidad y el perdón puede atentar con los principios del derecho.

Podríamos decir entonces que la reconciliación trae consigo el restablecimiento de las relaciones normales entre las personas, en este contexto estaríamos hablando de víctima y victimarios. La pregunta que se desprende de lo anterior es ¿antes del conflicto armado  existían relaciones de respeto, de igualdad y aceptación mutua entre los civiles y militares?

Para Lederach, la reconciliación tiene que ver con tres paradojas específicas:

"En primer lugar, en sentido general, la reconciliación promueve un encuentro entre la expresión franca de un pasado doloroso y la búsqueda de la articulación de un futuro independiente a largo plazo. En segundo lugar, la reconciliación proporciona un punto de encuentro para la verdad y la misericordia, donde está ratificado y aceptado que se exponga lo que sucedió y se cede a favor de una relación renovada. En tercer lugar, reconoce además la necesidad de dar tiempo y espacio a la justicia y a la paz, donde enmendar los daños va unido a la concepción de un futuro común" (Lederach, 1998:59)

Se estaría entendiendo que la reconciliación es un acto personal entre dos partes enfrentadas,  además la reconciliación implica decisiones personales y la confesión del victimario de la verdad, del arrepentimiento, del reconocimiento de los crímenes y sobre todo la promesa de no volver a cometer esos actos de violencia, además de la aceptación de la correspondiente sanción penal.

La reconciliación representa el punto de encuentro en donde se consigue unificar los intereses del pasado y del futuro, la reconciliación como punto de encuentro del pasado y de trabajo en conjunto para el futuro son los elementos que se necesitan encontrar para reconstruir el presente. Para que este proceso tenga éxito es necesario que las personas  descubran maneras de encontrarse consigo mismas y con sus enemigos, dándole especial importancia a sus esperanzas y a la superación de los miedos (Lederach, 1998, 60-75).

Por otro lado Alejandro Bendaña, alerta que no hay que confundir reconciliación personal con reconciliación política, ya que esta última aparece en el campo político relacionada a lo que vendría a llamarse justicia de transición, probablemente se entenderá que es menos que la justicia, aquí se aborda la difícil y compleja relación entre reconciliación y responsabilidad criminal. El autor se plantea  una  pregunta - ¿el quehacer ante la violencia patrocinada por el Estado en el pasado ante la tan presumida necesidad de reconciliación?- y es que la justicia comienza a ceder cuando la reconciliación se emplea para aquietar demandas de acciones encaminadas a asegurar la responsabilidad criminal (Bendaña, 2000, 1-16).

La reconciliación requiere otros esfuerzos en donde se trabaje por la restauración de la confianza perdida, si el victimario manifiesta su arrepentimiento y su disposición de resarcir a la víctima, se comenzarán a encontrar los primeros acercamientos para el perdón. Pero, la reconciliación no puede ser sinónimo de impunidad para los responsables de la violencia patrocinada por el Estado.

No es recomendable forzar a los familiares de las víctimas a reconciliarse con sus victimarios antes de que éstos hayan confesado sus delitos y hayan cumplido sus sanciones penales correspondientes ya que ellos son los culpables de la desaparición de las personas que fueron torturadas incluso asesinadas de las formas más violentas. Es normal que los familiares de las víctimas se vinculen fuertemente a la memoria de sus seres queridos asesinados.

Aunque Galtung, señala que la óptica de la sociedad tiene que trascender la visión de la víctima especialmente cuando la sed de justicia se expresa como demanda de venganza. O sea la sociedad no puede pegarse incondicionalmente a la posición de la víctima, aunque sea por venganza o perdón completo (Galtung, 1998, 10-30). Es importante empatizar con la víctima, pero no se deberá quedar estancado en ese momento de dolor y sufrimiento, lo más importe será trabajar en la construcción de la paz.

El Perdón

Hasta el momento nos hemos referido al papel de la comisión de la verdad y el de la reconciliación en la búsqueda de la paz en sociedades que han sufrido conflictos armados, pero existe otro proceso que está estrechamente relacionado con lo procesos anteriores, el perdón, porque paz es también llegar a la reconciliación entre la víctima y victimario, el perdón es necesario para que las relaciones puedan regresar a la normalidad y por lo tanto se produzca una re-socialización.

Esto sería un estadio bastante alto, donde ya se han superado algunas consecuencias de la violencia y sobre todo se ha coincidido en la importancia del trabajo en conjunto y el fomento de las buenas relaciones entre víctima y victimario.

En la Centro América post-conflicto el perdón no se ha trabajado de una manera comprometida, todavía  se siguen manteniendo elementos de privilegios especialmente con lo militares que estuvieron involucrados en las violaciones de los derechos humanos, además no han habido grandes cambios sociales y tampoco se da una reproducción pacífica.

Con el perdón no se estaría de ninguna manera anulando el crimen, sino la eliminación del efecto distorsionador de la relación con la víctima, con el fin de que no se continué lesionando la autoestima, es el reconocimiento del papel erróneo que fue desempeñado por el victimario.

En síntesis, el perdón, sería uno de los momentos más difíciles dentro de la reconciliación, ya que el victimario tendrá que realizar esfuerzos muy grandes de acercamiento, de aceptación de la culpabilidad, del miedo al riesgo y por otra parte la víctima tendrá que buscar apoyo para sanar sus heridas y traumas, pero sobre todo ambas partes tendrán que mostrar compromiso para la reconstrucción de las relaciones y ser conscientes que sólo a través de ello se podrá superar el pasado y se comenzará a trabajar en la construcción de las paces. Como dijo en su momento Desmond Tutu: "El perdón es una absoluta necesidad para la continuación de la existencia humana. Sin perdón y sin reconciliación no tiene futuro la humanidad".

Fran Espinoza
Politólogo
Doctorando en estudios Internacionales e interculturales, Universidad de Deusto, Vizcaya, España.

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