lunes, 30 de noviembre de 2009

Bases Norteamericanas en Colombia y Carrera Armamentista en Sudamérica

Número 17/octubre-noviembre 2009
Danny Mauricio Suárez

Con el acuerdo militar que se llevará acabo entre Colombia y los Estados Unidos, donde la cooperación militar estadounidense en 7 bases colombianas es incómoda para sus vecinos, para Colombia es una necesidad imperante en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo de la guerrilla de las FARC que azota al país desde hace más de 50 años.

Pero la ayuda y cooperación militar entre los dos países no es nuevo como todo el vecindario piensa, los Estados Unidos han sido un aliado incondicional del gobierno colombiano y la ayuda militar lleva más de 10 años con la suma nada despreciable de 6.000 millones de dólares y ha sido crucial para arrinconar a las FARC y desarticular muchos carteles de la droga encabezados por Diego León Montoya alias "Don Diego", capturado y extraditado a los Estados Unidos donde fue condenado a 45 años por narcotráfico, así mismo acabar con los grupos paramilitares en cabeza de Salvatore Mancuso; Diego Fernando Murillo alias "Don Berna" Rodrigo Tovar Pupo alias "Jorge 40″; José Ever Veloza García, alias "H.H." entre otros, quienes también fueron extraditados a los Estados Unidos.

Por todos estos motivos y con la desaparición de la base militar de los Estados Unidos en Manta, Ecuador, y con el inminente viraje de la política antidrogas de Norteamérica que repercutirá en el declive de los recursos del Plan Colombia, el gobierno colombiano vio la oportunidad de fortalecer la vieja alianza militar que existe con dicho país, dando acceso a personal administrativo, contratista y militar estadounidense a siete (7) bases militares colombianas (Malambo, Atlántico; Palanquero, en el Magdalena Medio; Apiay, en el Meta; las bases navales de Cartagena y el Pacífico; el Centro de Entrenamiento de Tolemaida y la base del Ejército de Larandia, en el Caquetá).

Esta decisión ya provocó serias reacciones de países vecinos como Venezuela y Ecuador, con quienes se entró en serias dificultades diplomáticas que repercutieron en los ámbitos político (retiro de sus embajadores y personal diplomático de Bogotá) y económico (restricciones a los productos colombianos). Todo esto, por considerar una amenaza para su seguridad las actividades de militares estadounidenses en Colombia.

El vecindario no tiene porque temer los temas gruesos y las reglas ya están acordadas. En primer lugar, las bases no serán americanas, sino colombianas; los comandantes serán colombianos, la seguridad sobre ellas la tendrán los colombianos y no habrá un sólo centímetro vedado para los colombianos. Esa es una diferencia bastante grande con otras bases, como la de Manta, que eran realmente espacios norteamericanos.  En segundo lugar, no se excederán los 600 militares y 800 contratistas que hay autorizados. Un tercer punto y muy importante a tener en cuenta es el número de bases que serán usadas. En realidad, a los Estados Unidos sólo le interesa una: la Base de Palanquero, en Puerto Salgar, Cundinamarca. En términos estrictos, ésta era la que los americanos buscaban como reemplazo de Manta, porque les permite cubrir el Pacífico, especialmente para la incautación de avionetas y barcos del narcotráfico. De hecho es la única para cuya adecuación el Congreso de los Estados Unidos ha aprobado 42 millones de dólares -permanencia de aviones, equipos y personal militar- y la única que aparece como estratégica en los planes del Pentágono. En realidad, los estadounidenses hubiesen preferido una base más cerca del Pacífico, como Cali. Pero allí la base aérea está en medio de la ciudad, lo cual la hacía inviable. Las otras seis bases fueron solicitadas por el gobierno colombiano para ser utilizadas en caso de necesidad. En el fondo, muchas fueron incluidas porque las Fuerzas Armadas aspiran a recibir apoyo para mejorarlas.

A la vez, para Colombia el monitoreo del Pacífico es crucial. Con información de los estadounidenses, este año se han decomisado 17 semisumergibles en las aguas del Pacífico, todos llenos de cocaína que iban rumbo a los Estados Unidos vía México y Centroamérica. Sin esta información no se habría detenido ni uno, pues Colombia no tiene la tecnología para incautar en aguas continentales, donde actúan a sus anchas y con un increíble ingenio los carteles del narcotráfico (1)".

Además, para contribuir aún más a la tranquilidad de los países vecinos y en general a toda la región, en el acuerdo está claramente establecido que no se permitirán operaciones sobre terceros países. Por todo lo anterior la visión que tiene el gobierno colombiano dista mucho de la de sus vecinos y declara que... "Es en este contexto de respeto por la autodeterminación de los pueblos, de soberanías inviolables, de respeto por los acuerdos internacionales, de agresiones globales como el terrorismo y el narcotráfico, que Colombia busca fortalecer una cooperación respetuosa y moderna con el pueblo y el Gobierno de los Estados Unidos; en donde solo los terroristas y narcotraficantes deben temer. Estamos convencidos que en la medida que seamos exitosos en esta noble lucha en Colombia, contra este flagelo universal, se contribuiría positivamente a la tranquilidad regional"(2), dijo Freddy Padilla de León, Comandante de la Fuerzas Militares de Colombia en su discurso respecto al acuerdo militar.

Pero todo esto ha sido solo una excusa para que no sólo los vecinos sino que toda la región se arme hasta los dientes, con la ayuda de varios países que atacan la hegemonía norteamericana como Rusia, China e Irán, consolidando a América Latina como un novedoso teatro de operaciones de la geopolítica mundial y sacando a esta parte del hemisferio de las tinieblas y el anonimato en que había permanecido. El argumento de que sólo persiguen intereses comerciales es una explicación parcial porque lo cierto es que detrás de su creciente presencia en estas tierras, esos países buscan ejercer influencia política en la otrora órbita exclusiva de los EEUU.

Es obvio que algunos de los vecinos, como Venezuela, se preocupen con este acuerdo militar después de haber sido señalados por agencias norteamericanas y por los más influyentes periódicos de los EEUU como el New York Times y el Washington Post, como protectores y auxiliadores de las FARC y como santuario del narcotráfico; especialmente por la afinidad y amistad del Presidente Chávez y muchos de sus colaboradores con los líderes guerrilleros colombianos que han sido puente para que la guerrilla adquiera armas (fusiles y lanzacohetes), municiones y dinero. El asesinato de Wilber Varela, alias "Jabón" en el estado de Mérida, Venezuela, en enero de 2008 evidencia la presencia de narcotraficantes en ese país.

El presidente venezolano es el único de sus colegas sudamericanos que ha hablado de guerra, ¿pero qué temores o qué motivos tendría Hugo Chávez para hablar en estos términos y lanzar semejantes afrentas al país hermano? ¿Por qué el presidente Chávez cree en su infinita imaginación que podría declararle la guerra a Colombia?, por ejemplo como reacción contra el acuerdo de cooperación militar firmado con los Estados Unidos. ¿Sería una guerra punitiva? - Para "evitar" que Colombia "invada" a Venezuela. ¿Sería una guerra preventiva? -Para propiciar la llegada al poder de las FARC y el ELN, sus amigos y aliados. ¿Sería una guerra solidaria? - Para buscar, dada su creciente impopularidad interna, que el pueblo venezolano se una alrededor suyo. ¿Sería una guerra solitaria? - Para dar a conocer lo que les podría pasar a otros países de la región que no se plieguen al imperialismo chavista. ¿Sería una guerra persuasiva? - Para quitarle de encima al "sufrido" pueblo colombiano la "dictadura lacaya" de Álvaro Uribe Vélez. ¿Sería una guerra compasiva? Lo anterior, no busca sino demostrar que al guerrerista Presidente venezolano le "sobrarían" motivos para declararle la guerra a Colombia o a quién él quisiera en cualquier mal momento de su bipolar y singular personalidad.

Sus temores aún son más grandes cuando su popularidad ha decaído notablemente, sus recursos naturales son deficientes y su país se encuentra en racionamientos de agua y energía, su economía ha entrado en recesión y sus relaciones son mucho más cercanas con Cuba, Rusia, Siria, Libia, Bielorrusia e Irán.

Hugo Chávez se ha reunido en varias ocasiones con el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, ha declarado en varias ocasiones que "La revolución islámica y la bolivariana son una sola", que tienen con Irán una "alianza estratégica", que construirán conjuntamente una villa nuclear y los dos países han prometido compartir su suerte si alguno es agredido por Washington.  De la mano de Chávez, Teherán también se ha acercado a otros gobiernos latinoamericanos. El presidente Mahmud Ahmadineyad estuvo en las posesiones del nicaragüense Daniel Ortega y del ecuatoriano Rafael Correa y mantiene buenas relaciones con Bolivia y Cuba.

Con Rusia, Dimitri Medvedev se convirtió, a finales del año pasado, en el primer presidente ruso en visitar Suramérica. Por esa misma época buques de guerra de ese país realizaron maniobras conjuntas con Venezuela en el mar Caribe. Moscú y Caracas firmaron entre 2005 y 2007 contratos armamentísticos por un valor de 6.600 millones de dólares, que incluyen 24 cazabombarderos Sukhoi, 12 aviones de transporte militar, 53 helicópteros de combate, 92 tanques, 300 carros blindados y un número indeterminado de misiles antiaéreos, 100.000 fusiles de asalto Kaláshnikov AK-47 y cohetes de gran alcance.

Bolivia también llevó a cabo un convenio con Rusia por 100 millones de dólares americanos que le permitirá al gobierno de Evo Morales comprar armas rusas y equipamiento para las Fuerzas Armadas. Lo anterior después de decir: "Si Estados Unidos no quiere vendernos, ahí están China o Rusia" quejándose de que había esperado en vano durante meses la aprobación de los EEUU para la compra de 6 aviones ligeros de combate.(3)"

Ecuador no es la excepción y en su plan de "modernización de las fuerzas militares" recibirá de Venezuela la donación de 6 aviones Mirage - 50 y tiene un plan de inversión de 400 millones de dólares para la compra de 12 aviones más de Sudáfrica y 24 Súper Tucanos de combate de fabricación brasileña, eso sin contar las compras que ya hizo y cuyo material ya está recibiendo, 7 helicópteros de la India, 6 aviones no tripulados de Israel, 2 fragatas de Chile, 2 helicópteros de Rusia y 2 radares de China.

Pero no sólo Venezuela tiene que hablar en este tema, otro problema, es el pulso de poder en la región que tiene a Brasil como principal protagonista. En realidad, Brasil esperaba que con el fin de la base militar en Manta, Ecuador, la presencia norteamericana disminuyera en la región para fortalecer aún más su papel y postura de potencia emergente. No en vano ha fortalecido su aparato militar, con la compra de 36 aviones franceses de combate, 50 helicópteros de transporte militar y 5 submarinos, de los cuales uno será nuclear (el primero en Latinoamérica) por un total de más de 12.000 millones de dólares, eso sin contar con un convenio previo con Rusia por el cual enviará a Brasil 12 helicópteros de combate Mi-35M. Además, en 2005 el gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva aprobó una política de defensa con ambiciones regionales que parte de la hipótesis de proteger la Amazonía, para lo que busca construir alianzas militares en Suramérica. Las bases de Colombia son, como dijo Celso Amorin (Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil) algo que no esperaban y que, saben muy bien, cambia el equilibrio de la región.

La palabra clave en todo esto es disuasión. Es obvio que Colombia, además de fortalecer su lucha interna también busca disuadir a los vecinos que son laxos con las FARC para que no sigan siéndolo (Ecuador y Venezuela). Colombia no sabe como hacer frente a la carrera armamentista de Venezuela, pero sí como enviar un mensaje disuasivo con el respaldo del vecino norteamericano. Al tiempo los EEUU quieren disuadir a los gobiernos que están haciendo acuerdos militares entusiastas con Rusia, Irán o China (Bolivia, Ecuador y Venezuela).

Esperemos que independientemente de los intereses políticos, económicos y militares que haya de por medio entre los países sudamericanos, prime la diplomacia que garantice la paz en América del Sur, el subcontinente más pacífico del mundo y que todo esto solo se trate de un mejoramiento verdadero, estructural y tecnológico de las diferentes fuerzas militares de los países sudamericanos y no de la conformación de un escenario de confrontación de naciones poderosas como los Estados Unidos y Rusia, reviviendo la Guerra Fría.

Danny Mauricio Suárez M.
Profesional en Relaciones Internacionales

Bibliografía

(1) Revista Semana 08/08/09 Edición 1423
(2) Página Web Comando General de las Fuerzas Militares. http://www.cgfm.mil.co/CGFMPortal/index.jsp?option=noticiaDisplay&idNoti=2685&globalLang=ale
(3) Revista Dinero. 27/08/09

Revista Semana 07/11/09 Edición 1436
Revista Semana 19/09/09 Edición 1429
Página Web Comando General de las Fuerzas Militares
BBC Mundo.com.

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