miércoles, 30 de septiembre de 2009

Carta Sudamericana de situación democrática

Número 17/octubre-noviembre 2009
Pablo A. Gambandé

El mayor castigo para quienes no se interesan
por la política es que serán gobernados
por personas que sí se interesan.
(Arnold J. Toynbee)

En este artículo se analiza la situación democrática de los países sudamericanos desde un punto de vista histórico-político, a partir del período latinoamericano denominado "Retorno de las Democracias", en la década de los 80 y avanza hasta mediados del año 2009. El análisis se amolda a la perspectiva que ofrecen las elecciones presidenciales, dado que la región se caracteriza por tener poderes ejecutivos fuertes.

A partir de ello, se identificará el origen de la estabilidad o inestabilidad democrática en cada país sudamericano. Proceso que creará una imagen de la situación democrática de la región para comprender las dificultades y diferencias que atraviesan y caracterizan a sus gobiernos, con el fin de observar la maximización o minimización de riesgo de ruptura de alguno de los regímenes democráticos.

Los países que forman el marco de estudio son Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. No se incluirán las Guyanas, dado que plasman una realidad cultural aún diferente, debido a que su origen sociocultural y político no tuvo mayor contacto con la cultura ibérica, sino que provino, en general, de Francia, Inglaterra y Holanda.

Para comenzar, es válido sostener que los países sudamericanos pasaron desde el año 2000, de gobiernos de centro derecha hacia gobiernos de izquierda, lo cual dejó un mapa con mandatos de izquierda que hoy pueden clasificarse desde democráticos plenos o aceptables hasta democráticos autoritarios.

Cabe mencionar que en este giro, de distinta intensidad en cada país, los regímenes de gobierno no llegaron a alcanzar una forma de gobierno totalitaria.

Tomando como parámetro el respeto a los principios democráticos, las repúblicas sudamericanas se dividirían en tres grupos.

Chile, Brasil y Uruguay:

La República de Chile, la República Federativa de Brasil y la República Oriental del Uruguay, en el primer grupo, se clasificarían como estados democráticos plenos o aceptables. Considerando en ello el respeto a las normas electorales que favorecen el gobierno de la mayoría, el respeto a la oposición sociopolítica y que no tiende a la corrupción de sus nacionales, sino al logro del bienestar general.

En el segundo grupo, denominado intermedio superior, se ubicarían la República de Bolivia y la República del Ecuador.

El tercer grupo, llamado democrático inferior, se conformaría con la República Argentina, la República del Paraguay y la República Bolivariana de Venezuela.

Es bueno dejar claro que las Repúblicas de Colombia y del Perú escaparon del giro descrito anteriormente, ya que, principalmente por cuestiones de conflictos internos generados por las luchas contra grupos armados no estatales enlazados al narcotráfico, lograron mantener gobiernos de derecha.

Ambos países, Colombia y Perú, se podrían ubicar en un nivel similar al de Argentina. En una posición democrática inferior, donde la democracia alcanza más a unos y menos a otros, y no hay  respeto a los valores democráticos en todos los ámbitos sociopolíticos.

Comenzamos por el primer grupo, para un análisis individual de cada uno de ellos.

La República de Chile es uno de los países que más tarde retornó a la democracia (1990) y mostró desde ese momento un orden y crecimiento constante de sus instituciones y de su sistema de gobierno democrático.

Su primer presidente, desde el régimen militar dirigido por  el general Pinochet (1973-1990), fue Patricio Aylwin (1990-1994), a quien continuó Eduardo Frei Ruiz-Tagle (1994-2000). Luego asumió Ricardo Lagos (2000-2006) y, en el período siguiente, la actual presidenta, Michelle Bachelet.

Michelle Bachelet, Presidenta de Chile en la ONU. UN Photo/Pierre-Michel Virot


Hay que tener en cuenta que todos los presidentes chilenos fueron candidatos presentados por la coalición política "Concertación de Partidos por la Democracia", situación que habría facilitado la continuidad y el desarrollo del país a pesar de que Chile, al igual que los otros países, debió pasar por momentos de tensiones internacionales e internas como la restitución de la Constitución, y su posterior modificación en el año 2004; la reducción de las prerrogativas militares; el proceso por las violaciones de los Derechos Humanos; el Caso Pinochet-Garzón y otras.

Situaciones difíciles que, como se dijo, no provocaron inestabilidad en el avance de los valores democráticos del país. Su solución es muestra de la integridad política de Chile.

Sobre la base instaurada por su lema de bandera: "Por la razón o por la Fuerza", el gobierno emplea, desde Patricio Aylwin en adelante, "la razón" y sus capacidades institucionales sin descuidar, como estado íntegro, su "Fuerza". Factor que acompaña a esta Democracia.

Así, se podría decir que la República de Chile es el país democráticamente más eficaz y estable de Sudamérica.

La República Federativa de Brasil es el "Coloso económico latinoamericano", en camino a convertirse en la segunda economía de América, desplazando a Canadá en el mediano plazo. Situación que contrasta con la deuda social que mantiene con sus nacionales y hace que su posición referencial de nivel democrático se retrase a un segundo lugar dentro de su grupo.

En el año 1985 la democracia retorna al país, pero no es hasta las elecciones de octubre de 1994 que se observa la unidad política existente en Brasil. En esas elecciones, las del año 94, los candidatos presidenciales con más oportunidades de ser elegidos "acuerdan" promover mejoras sociales a través de reformas en la justicia, la economía y la política.

El politólogo y sociólogo Fernando Henrique Cardoso asume la presidencia en el año 1995, venciendo al político y sindicalista de izquierda Luiz Inácio da Silva (Lula), y después de modificar la Constitución y presentarse nuevamente a las presidenciales asume su segundo mandato en el año 1999. Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores, que ya se había postulado en el año 1989 y 1994, y había sido vencido por tercera vez (1).

Lula da Silva, en su cuarta postulación presidencial (2002) venció en segunda vuelta a José Serra, y comenzó un programa tendente a reducir la pobreza y el desempleo, a través de una activa participación del Estado sobre la economía, con respeto y continuidad de programas y políticas anteriores.

Es decir, Brasil encontró una eficacia gubernamental en la democracia y supo aprovechar las políticas a largo plazo ya existentes en las instituciones de gobierno, lo cual redundó en un fortalecimiento de su democracia y situación socioeconómica.

Idea que se podría mantener a pesar de que actualmente existan situaciones de inseguridad interior relacionadas al comercio ilícito de armas, drogas y mercaderías, y otras problemáticas factibles en cualquier lugar del mundo donde haya pobreza urbana, ya que en Brasil existe voluntad política al más alto nivel para revertir el nivel de violencia y ampliar la presencia estatal en las zonas donde el poder estatal es reducido y difícil de mantener. Soluciones que se intentan realizar sin afectar la institucionalidad democrática del país y de sus ciudadanos.

Finalmente, en este primer grupo, se ubicaría la República Oriental del Uruguay. País que puede ser calificado como eficaz y estable al analizar sus transiciones de gobierno.

El régimen democrático se restablece en el año 1984 y un año después en 1985, Julio María Sanguinetti del Partido Colorado es elegido presidente. Mandato que fue continuado en el año 90 por Luis Alberto Lacalle del Partido Nacional (Partido Blanco) y luego, nuevamente por Julio María Sanguinetti en el año1995.

Desde el 1 de marzo de 2000, Jorge Batlle Ibáñez (Colorado) asumió como presidente de los uruguayos y en marzo de 2005, Tabaré Vázquez termina con el bipartidismo uruguayo (Blancos y Colorados) con su asunción como presidente junto a la coalición "Encuentro Progresista-Frente Amplio".

Estas elecciones y cambios presidenciales permiten observar una transición política ordenada e incesante, aún en momentos de crisis económicas importantes como la época de inflación a comienzos de los años 90; el "Efecto Tequila" (1995) o la devaluación del peso uruguayo en el año 2002.

Por ello, se podría decir que la firmeza democrática uruguaya se sustentaría en el "saber llevar" de sus problemáticas internas con estabilidad y continuidad.

Actualmente, Tabaré Vázquez junto a la alianza partidaria "Encuentro Progresista-Frente Amplio" gobiernan en Uruguay y se preparan para el 25 de octubre de 2009, fecha en que se realizan las elecciones presidenciales y parlamentarias próximas. No siendo apresurado concluir, que el próximo gobierno electo recibirá un país ordenado que los mantendrá en el grupo de los países sudamericanos más democráticos.

Bolivia y Ecuador

"Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa" (Mark Twain).

En una posición democrática intermedia superior estarían ubicadas las Repúblicas de Bolivia y del Ecuador, que por su composición poblacional se encontrarían en una transición en su constitución como estado. Ya que, por la magnitud de su componente originario o por el indigenismo propio, estos estados están cambiando verdaderamente sus polos de poder efectivo desde sus cimientos.

En este sentido, se observa que Bolivia, bajo la presidencia de Evo Morales junto al Movimiento al Socialismo (MAS), desde el 22 de enero de 2006 y después de sobrepasar los conflictos autonomistas de Santa Cruz y Tarija, realizó un proceso de reforma estatal iniciado con la nacionalización de los hidrocarburos y de las tierras improductivas, y con la reforma de la Constitución.

Del último punto, cabe mencionar que en Asamblea Constituyente se rechazaron democráticamente las autonomías (2) y que en el año 2008 se promulgó la Nueva Constitución por referéndum ciudadano. Hay que advertir que el texto final constitucional fue aprobado solamente por diputados oficialistas, por lo cual se podría sostener que el conflicto interno en este país permanecerá latente hasta que todos los sectores socioeconómicos sean representados "realmente" en su Constitución.

Por otro lado, tomando algunas situaciones como el asesinato de Rufina Morales -de 73 años-, tía del presidente Evo Morales; los reclamos de las organizaciones indígenas; las ideas y fuerza del vicepresidente Álvaro García Linera y los lazos formales por conveniencia con Cuba y Venezuela, se observa lo complejo de la democracia boliviana, advirtiéndose simultáneamente que esas situaciones u otras no la afectaran. Esta dualidad en el proceso mostraría que los bolivianos han aprendido ha resolver sus problemas dentro de los principios democráticos y que están acelerando un  cambio que irá arraigándose en lo social, lo económico y lo político.

El Presidente de Bolivia, Evo Morales, asiste un Foro sobre Indígenas en el Cambio Climático. UN Photo/Paulo Filgueiras


La excepción a la hipótesis de saber resolver dentro de un marco de respeto, sería la ingerencia realizada por el presidente boliviano sobre el diferendo limítrofe marítimo que mantiene Perú con Chile. La causa de fondo esconde un interés por lograr en Perú un gobierno más indígena, más progresista, más socialista. Un gobierno de izquierda. Por eso hoy, Evo Morales, no duda en acercarse al perfil chileno de la concertación.

Por otro lado y situándonos en Ecuador, con Rafael Correa en el ejecutivo desde el 15 de enero de 2007, después de superar los conflictos que siguieron a la fragmentación de la coalición de partidos de izquierda dirigida por el ex-presidente Lucio Gutiérrez, se puede observar un movimiento sociopolítico similar al boliviano.

En aquel tiempo, La Pachakutik - partido político indigenista-, el Movimiento Popular Democrático y la organización indígena CONAIE fueron los actores internos que favorecieron la transición adelantada del poder. En un momento, se retiraron de la coalición gubernamental, enfrentándose a Gutiérrez, y dieron su apoyo al vicepresidente Alfredo Palacios y al Congreso.

Resumiendo, Gutiérrez fue destituido y Palacios asumió como presidente interino, hasta que en el año 2007, después de una segunda vuelta, Rafael Correa llegó a la presidencia junto con la "Alianza País".

Ecuador finalmente constituyó un gobierno de izquierda, que definió una nueva Constitución en el año 2008, sustentando el actual proyecto democrático.

Sin embargo, en este país persisten intereses trasnacionales que afectan la transparencia política y social que hacen a la democracia. Intereses principalmente relacionados al petróleo y al narcotráfico que en un país de las magnitudes de Ecuador pueden tener resultados inciertos. Aún así, la admiración histórica a la democracia y la creciente honra a las libertades y derechos de sus nacionales -indígenas incluidos-, hacen perder fuerza a esa incertidumbre, marcando tendencia en lo referido a respeto e institucionalidad democrática.

En el tercer y último grupo encontramos a la República Argentina, la República del Paraguay y la República Bolivariana de Venezuela, países que podrían ser clasificados como estados donde el autoritarismo y la corrupción son predominantes en la forma de gobierno, manteniéndolos en una posición democrática inferior.

Argentina

"Lo que me preocupa no es que me hayas mentido, sino que, de ahora en adelante, ya no podré creer en ti". (Friedrich Nietzsche)

La República Argentina es un país que desde el retorno a la democracia, en el año 1984 creció democráticamente, pero a partir del año 2001 no logró estabilizarse plenamente. O refutando lo anterior, es posible sostener que, en sus casi 200 años de historia, no vivió plenamente como una nación, sino que vivió siempre divida. División que afectó a su desarrollo democrático.

El punto de partida del análisis nos sitúa en el año 2001. Año que se identifica como inicio de la degradación de la democracia hasta niveles extremadamente autoritarios.

En el lapso comprendido entre el 20 de diciembre de 2001 y el 2 de enero de 2002, Fernando De la Rua, Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y finalmente Eduardo Duhalde, fueron presidentes electos o interinos. Para dejarlo claro: cinco presidentes en trece días. Eduardo Duhalde fue quien estabilizó el país a un precio sociopolítico extremadamente elevado. Acción que le costó casi toda su carrera política y, tal vez en el corto plazo, Duhalde encuentre recompensa.

Posteriormente en las elecciones adelantadas del año 2003, Néstor Kirchner accedió al poder con un 22% de los votos, dado que Carlos Saúl Menem no se presentó a segunda vuelta.

A partir de entonces, la situación económica argentina ha tendido a estabilizarse pero simultáneamente se inició un proceso de gobierno caracterizado por el: autoritarismo, el clientelismo, el revanchismo y otros "ismos" negativos que fueron degradando el sistema democrático e institucional de la Argentina.

El costo de mantener el gobierno y la unidad del "Frente Para la Victoria" en el poder sumado a la transferencia del mandato presidencial de Néstor Kirchner a Cristina Fernández de Kirchner conformaron discrepancias que fueron erosionando el movimiento político que viene manteniendo a los Kirchner al frente de la política presidencial.

En el actual mandato de Cristina Fernández de Kirchner, el conflicto con el campo, la industria, la clase media y los sectores más pobres, hicieron que esos grupos se desengañaran de la política de la mentira, la corrupción y la retórica "oficialista" kirchnerista. Esto se vio reflejado en las últimas elecciones parlamentarias, realizadas el 28 de junio de 2009, en las que quedó de relieve ese desengaño y como resultado, el oficialismo perdió la mayoría legislativa.

Sin embargo, en Argentina, el clientelismo y el daño institucional aún persisten. La justicia, la educación, la defensa, la seguridad, la salud y las relaciones exteriores, entre otras tantas, son  instituciones "filtradas" por funcionarios políticos corruptos.

La recuperación de este país como nación requerirá tiempo y justicia en abundancia. Variables que no pueden ser aceleradas. Por lo cual, se podría decir que el daño sociopolítico se mantendrá más allá de los tiempos de la justicia.

Paraguay y Venezuela

"Una idea fija siempre parece una gran idea, no por ser grande, sino porque llena todo un cerebro" (Jacinto Benavente).

La República del Paraguay, con el ex-obispo Fernando Lugo y la "Alianza Patriótica para el Cambio" en el gobierno, desde el 15 de agosto de 2009, se habría convertido en una falsa ilusión de cambio para la sociedad paraguaya.

Sin desarrollar ampliamente la situación paraguaya ni las hipótesis que sostienen la caracterización histórica regional de que Paraguay padece "corrupción endémica gubernamental", puede hacerse un racconto de hechos importantes desde que en este país se volvió a la democracia, en mayo de 1989. Acontecimientos que permitirán observar la atomización interna producida por la corrupción.

Entre ello, son destacables el intento golpista del General Lino Cesar Oviedo en el año 1996, encarcelado y posteriormente liberado en agosto de 1998; la muerte del vicepresidente Luis María Argaña en 1999, relacionada al presidente Raúl Cubas y a Lino C. Oviedo; los enfrentamientos sociales y la muerte de civiles por el caso y por la enquistación en el poder del oficialismo; la dimisión forzada del presidente Raúl Cubas y del ex-General Lino C. Oviedo desde el exterior y su imposibilidad de ser juzgados por los crímenes; la presidencia de Luis González Macchi desde marzo de 1999; el nuevo intento de golpe de estado en mayo de 2000; el intento de desafuero de Macchi en el 2002; la victoria de Nicanor Duarte en agosto de 2003; el incendio del centro comercial de Asunción, que dejó un saldo de unas 400 personas muertas y finalmente el asesinato de Cecilia Cubas, la hija del ex presidente Raúl Cubas; son causas de esa imagen regional sobre la institucionalización de la corrupción en la democracia paraguaya.

Casos de corrupción, que van desde el "simple" tráfico ilegal al asesinato, y otros crímenes que, sin ser "tan" públicos, son moneda corriente en Paraguay y establecen una muestra de la precariedad del sistema democrático de este país. Por ello, se podría sostener que Paraguay seguirá siendo uno de los países con menor respeto a los valores democráticos y que su cambio requerirá, al igual que Argentina del tiempo y la justicia. Procesos que irán más allá de una o dos generaciones.

Finalmente, la República Bolivariana de Venezuela. País que regionalmente se caracteriza por ser idealista al máximo pero que tiene una actitud ciega hacia los verdaderos resultados de desarrollo social. La Venezuela previa y actual de Chávez sigue siendo tan pobre y mal administrada como siempre pero hoy han aumentado las afectaciones a la vida democrática de los venezolanos.

Hugo Chávez, ex militar y presidente del país desde el año 1999, puede ser calificado como populista y nacionalista, y a su vez, ser visto como un reformador y acelerador de cambio socioeconómico venezolano. Pero el método que emplea es altamente cuestionable.

La forma de modificar la distribución del poder en Venezuela desde que asumió en febrero de 1999, hasta que logró tener una nueva Constitución (3) en diciembre de 1999, dejó a la oposición fuera de la Asamblea Constituyente y fortaleció al ejecutivo, eliminando la Cámara de Senadores (4). Cambio que, sumado a otros, parecen haberse resuelto en el seno de las instituciones democráticas y en respeto de sus principios, pero que realmente son muestra de una manipulación de las instituciones y sus valores.

En el año 2001 y en consonancia con la nueva Constitución, Chávez, junto a una coalición de partidos de izquierda, ganó las elecciones presidenciales y legislativas. Inmediatamente después consiguió una autorización parlamentaria por un año para poder emitir decretos-leyes. Instrumentos jurídicos similares a los decretos argentinos de necesidad y urgencia.

Con tal autorización Chávez logró gobernar directamente, asegurando a Venezuela el 51% de la participación del Estado en las empresas energéticas, aumentó el tributo al 30% y logró la potestad de expropiar tierras improductivas, además de conseguir otras facultades.

Estas medidas provocaron revueltas sociales que condujeron, en abril de 2002, a un "breve" golpe cívico-militar que derrocó a Chávez. En este ínfimo lapso gobernó, por un día, Pedro Carmona, presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela, quien al intentar derogar la nueva legislación chavista fue reemplazado inmediatamente por el vicepresidente Diosdado Cabello Rondón, que finalmente organizó el rescate y la devolución del gobierno a Chávez.

Después de esta interrupción en la vida democrática del país, el presidente venezolano continuó con las modificaciones políticas. Su paso siguiente fue el alejamiento de la Comunidad Andina de Naciones y su acercamiento al MERCOSUR, cuestión que se dio casi simultáneamente al proceso de nacionalización de los medios de comunicación, de servicios telefónicos y de electricidad.

En enero de 2007, Hugo Chávez asumió su tercer mandato e intentó modificar nuevamente la constitución para lograr la reelección indefinida, está vez fallidamente. Pero en un referéndum realizado casi dos años después, en febrero de 2009, logró su objetivo de enmendarla en lo referido a número de reelecciones de las autoridades de gobierno, cumpliendo así su deseo de poder ser reelecto indefinidamente en desmedro de la alternancia característica de las mejores democracias.

Sin embargo, todas estas victorias o "manipulaciones" democráticas han ido restando fuerza al oficialismo y fortaleciendo a la oposición. Por lo cual no sería de extrañar que Venezuela marche a un cambio total de régimen político. La cuestión fundamental será si ese cambio seguirá las vías democráticas o como sucedió en Honduras, se hace mal, perdiéndose la razón por el método empleado.

El "Socialismo del siglo XXI" de Chávez sería la iniciativa política que más aleja al oficialismo de sectores tradicionalmente socialistas como el Movimiento al Socialismo (MAS), que antes jugaba como socio del gobierno y actualmente ve en esa iniciativa una amenaza a las reglas de juego democráticas, ya que el gobierno de Chávez desarrolla un autoritarismo que se acerca peligrosamente al totalitarismo.

De los análisis específicos de cada país se formará ahora una conclusión breve a nivel regional.

En primera instancia, surge un mapa de países que quedaría conformado de la siguiente manera:

A) Tres Bloques de países con gobiernos de características de izquierda:

A.1) Democráticos Plenos: Conformado por Chile, Brasil y Uruguay. Donde las instituciones y personas son más respetuosas de los valores democráticos.

A.2) Democrático Intermedio Superior: Conformado por Bolivia y Ecuador. Donde las instituciones y personas apuestan por un cambio a través de las formas democráticas, y ese cambio se va ejecutando con un consenso real y no como castigo a las administraciones anteriores o manipulación de los órganos e instituciones democráticas.

A.3) Democrático Intermedio Inferior: Conformado por Argentina, Paraguay y Venezuela. Donde gran parte de las instituciones y personas estiman "creer" en la democracia, pero sus conductas cotidianas atentan contra su continuidad, estabilidad y desarrollo en estos países.

B) Un Bloque de países con gobiernos de características de derecha

B.1) Democrático Intermedio Inferior: Conformado por Perú y Colombia. Países que encuentran dificultades para desarrollar instituciones democráticas plenas, mayormente por los conflictos armados internos, pero que se encuentran en un proceso de fortalecimiento de la democracia. Aquí se hace la primera observación y se trazan dos escenarios principales.

En el primer escenario, ambos países ascenderían pacíficamente, en el mediano plazo Perú y a más largo plazo Colombia, al nivel intermedio superior. Conformando, junto a Bolivia y Ecuador, un bloque único andino en lo referido al respeto de los valores democráticos. El segundo escenario es menos probable, dado que resultaría de aumentar el conflicto armado interno. Es decir, por el crecimiento de la violencia armada podría haber un retraso en el desarrollo o continuidad del sistema democrático de estos países.

La segunda conclusión, se sostendría a partir de que en el año 2000, las democracias sudamericanas han sido ineficientes para realizar los objetivos de la denominada Seguridad Democrática. Objetivos que se relacionan con: "la seguridad de las personas y sus bienes; la superación de la pobreza y la pobreza extrema; la promoción del desarrollo sostenible; la protección del medio ambiente y la erradicación de la violencia, la corrupción, la impunidad, el terrorismo y el tráfico de armas" (5). Cuestiones que se relacionan directamente con la "persona humana"; la seguridad y la estabilidad democrática de las sociedades sudamericanas.

Para llegar a una tercera conclusión, se identificarían como parámetros principales, que modifican el grado democrático, la "Conflictividad Interna" originada por problemas internos de cada nación, "donde la violencia ocupa un lugar importante y afecta las percepciones de seguridad" (6), y la "Corrupción Política" suscitada por la desidia o desinterés de los valores democráticos de gobernantes y gobernados. Variables que serían las causas principales que afectan negativamente el crecimiento del valor democrático en las sociedades y gobiernos de la región sudamericana.

Pablo A. Gambandé
Licenciado en Relaciones Internacionales.

NOTAS:
(1) BRASIL: Una vez por Fernando Collor de Mello (elecciones 1989) y dos por Fernando Henrique Cardoso (elecciones 1994 y 1998).
(2) BOLIVIA: Discusión que versa sobre la posibilidad de que la nueva Constitución pudiese implantar un Estado autonómico. En respuesta, los cuatro departamentos orientales (Pando, Beni, Santa Cruz y Tarija) se mostraron partidarios, en tanto que los cinco occidentales (La Paz, Oruro, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca) manifestaron su oposición; los resultados globales fueron del 56% para el ‘no' y del 44% para el ‘sí'.
(3) VENEZUELA: La asamblea constituyente se aprobó sin la presencia de la oposición, aproximadamente 53% de los congresales venezolanos.
(4) La Cámara de Diputados pasó a llamarse Asamblea Nacional.
(5) OEA: Aspectos bilaterales y subregionales de la Seguridad Hemisférica. El Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica (presentado por la Doctora Ana Elizabeth Villalta Vizcarra, Directora de la Unidad de Asesoría Jurídica del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, ante la Comisión en su reunión celebrada el 29 de octubre de 2002). CP/CSH/INF.14/02 add. 5, 6 de noviembre 2002.
(6) Promover la Seguridad Humana: Marcos Éticos, Normativos y Educacionales en América Latina y el Caribe - UNESCO 2005

(*) Todas las frases fueron extraídas de proverbia.net

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