domingo, 15 de febrero de 2009

Los ataques de Bombay

Número 13/Febrero-Marzo 2009
I.M. Mohsin

Hace aproximadamente dos meses, Bombay (Mumbai) sufrió una fuerte devastación que la tuvo rehén durante más de sesenta horas. El pandemónium reinante produjo una amarga cosecha de asesinatos masivos, trauma y terror. Naturalmente cada persona sensata, fuese cual fuese su nacionalidad, se indignó, por lo general, por la pérdida de la vida y el sufrimiento de la gente. En consecuencia, el mundo de los medios de comunicación y el planeta entero, incluido Pakistán, se compadecieron de las víctimas. Los medios de comunicación indios, en general, realizaron una torpe cobertura al sangriento drama que se producía a lo largo del día. En apariencia, esto se habría producido por un sentido de misión o el deseo por marcarse un punto en una demanda muy competitiva en la que las apuestas por la audiencia/telespectadores indios eran especialmente altas. Sin embargo, en retrospectiva resulta que el psique bollywoodiense jugó su parte al dramatizar un acontecimiento tan insólito.

Los medios, especialmente la televisión, ofrecieron un análisis gráfico de lo que estaba pasando hasta que concluyó tan miserable episodio. Su emisión pareció centrarse, en general, en tres aspectos. Primero, la mayor atención estaba en los habitantes ricos de la zona junto con los extranjeros deleitándose en los elegantes hoteles y el restaurante Kandahar. Estaba planeado que fueran los que más iban a sufrir. A las fuentes de dinero de Bombai parecía importarle poco cuantos pobres habían sido asesinados por las balas de los terroristas. Segundo, se cree que sus informes detallados de la carnicería en curso pueden haber proporcionado información muy útil a los atacantes. Tercero, como señala el Daily Mail Reporter el uno de diciembre: «Y algunos observadores políticos señalaron una tendencia poco servicial por parte de las autoridades indias para culpar continuamente a los “elementos pakistaníes” sin pruebas sólidas» (1).


A primera vista, las noticias de todas las cadenas ofrecieron una imagen pobre del aparato del estado indio. A pesar de los avisos de la CIA, su propio IB (Buró de Inteligencia) y RAW (servicios secretos de la India), el ejecutivo fracasó al responder a la emergencia. Además, la policía de Mumbai tenía tanta falta de personal que no pudo atender la emergencia durante casi 3 días a pesar de la operación elaborada y dirigida por la NGS (Guardia Nacional de Seguridad), etc. Pero aún más, sólo hubo diez terroristas de origen extranjero, lo que sigue siendo discutible, pues fueron capaces de prolongar el saqueo por mucho tiempo. También se alega que la única persona detenida por India, Kasav, era un muchacho semialfabetizado de nacionalidad pakistaní, pero agencias extranjeras declararon que el «sospechoso» hablaba inglés muy bien. Había también indicios de que todos los sospechosos llevaban pasaportes pakistaníes y realizaron llamadas Kuber (desde el barco que secuestraron, por el nombre de éste) a sus mentores en Pakistán durante los ataques. Estas locuras contradicen las experiencias de expertos que se han encargado de diversos acontecimientos.

De hecho, el profundo conocimiento del área-objetivo demostrado por los terroristas nos hace verlos como los alienígenas ficticios que emprenden su ataque al planeta tierra. Con razón el New York Times del 28 de diciembre informaba: «La aplicación de la ley india sigue siendo pobre. El sitio expuso los problemas de unas fuerzas de seguridad inexpertas e insuficientemente equipadas, (…). El sábado hubo señales evidentes de que las fuerzas de seguridad no estaban preparadas para ocuparse de la crisis. Gran parte de los problemas fueron debidos a problemas sistémicos (…). Los pistoleros no tienen ni el equipo de protección ni las miras telescópicas de gran alcance que tienen sus homólogos de Occidente…» (2).

Es lamentable que la maquinaria del estado funcionara sin orden ni concierto en el punto álgido de la crisis. Este suceso es un triste reflejo de la administración civil además del ejército indio. Durante años, he interactuado con nuestros homólogos indios y no puedo conciliar tal imagen con algunos buenos oficiales con los que, a veces, tuve que coordinarme. Oficiales magníficos como el jefe del ATS, Hermant Karkare, cuyo asesinato en diez minutos ha inspirado muchas conjeturas de conspiración bastante convincentes en los medios de comunicación, puede encontrarse en la IPS (Policía de la India). Fue una revelación espeluznante que su muerte fuera celebrada por el coronel Purohit y sus conspiradores Hindutva bajo custodia judicial por las explosiones de bombas en Malegaon y Samjhota Express, donde murieron muchos invitados pakistaníes (3). Es cierto que hubo inconvenientes al poner en marcha a las tropas y enfrentarse a la situación. Incluso la llegada de la NSG tardó, lo que habría ayudado a los invasores. Asimismo, la explosión del último piso de la Narinam House fue una táctica extraña que mató a todos los que estaban allí y ha sido cuestionado en la prensa. De forma bastante sorprendente, el NSC y los comandos parecieron estar considerablemente menos familiarizados con su área de operación de lo que estaban los terroristas «extranjeros».

Como indicador de las realidades políticas en una democracia, el gobierno, al igual que el BJP (Partido Popular Indio) tuvieron una actuación lamentable incluso en la peor fase de la crisis. Esto puede haber sido provocado por las entonces próximas elecciones provinciales. No es sorprendente que Bombay estuviera en llamas, L.K. Advani, el líder de la oposición y quien se pronostica como candidato del BJP a primer ministro en las elecciones del próximo año, demostró su buena voluntad al llamar al consenso a todos los partidos en la lucha contra el terrorismo. Haciendo uso de la retórica popular, recalcó que «en este momento, el país necesita luchar contra la amenaza terrorista con firmeza y permanecer unido» (4). En la práctica, no obstante, incluso antes de que el desastre se aplacase, los partidos seguían estando enfrentados en la omnipresente cobertura televisiva, etc. Tales disputas internas adquirieron una dimensión preocupante con el paso del tiempo. Para colmo de los males, cuando el primer ministro Manmohan Singh convocó una reunión de todos los partidos en Delhi el uno de diciembre de 2008, Advani y el presidente del BJP, Rajnath Singh, se abstuvieron de asistir a la misma y Malhotra, líder y diputado del BJP, representó a su partido.

La investigación de tales percances supone un desafío ingente para cualquier estado y para sus organismos ejecutorios de la ley.

Incluso los Estados Unidos, con recursos incomparables, dejó asuntos dudosos sin resolver en relación al 11-S, a pesar del duro trabajo llevado a cabo por la preocupada Comisión creada para tal propósito. Loose Change/Farenheit 9/11, etc., suscitaron polémica respecto de ciertos asuntos del Informe de la Comisión y George W. Bush se refugió en el Paradigma de la Seguridad, etc. Sin embargo, ello le costó a él y a su país el déficit de confianza/credibilidad tanto dentro de su país como en el extranjero. Los indios también han conseguido organizar todos sus recursos y el apoyo exterior. Mientras que las agencias de inteligencia e incluso la administración intentaron ser imparciales, por lo general, el liderazgo político decayó debido o a la perspectiva de los intereses de cada parte. De acuerdo con un informe de la AP presentado por Aijaz Hussain el seis de diciembre, «la policía de Calcuta arrestó a dos hombres llamados Mukhtar Ahmed y Tauseef Rahman por compra ilegal de tarjetas para teléfonos móviles que fueron usadas por los terroristas en la emergencia de Bombay» (5).

Sin embargo, la policía de IHK denunció el arresto de Mukhtar Ahmed y exigió su puesta en libertad, ya que Ahmed era uno de sus agentes implicados en la infiltración en los grupos militantes de Cachemira y que luchaban contra la «ocupación» india. De acuerdo con la policía, Rahman compró las tarjetas SIM con identidad falsa utilizando carnés de identidad de personas muertas y después vendió las mismas a Ahmed, las cuales pasaron entonces a manos de los terroristas. Seguramente este acontecimiento abra nuevas vías de investigación para reunir posibles pruebas aceptables en un juicio ante un tribunal de justicia. No es de extrañar que en India y en todo el mundo estén surgiendo preguntas sobre los primeros arrebatos de los políticos indios contra Pakistán, equivalentes al «culpemos a los sospechosos habituales».

Dada la historia de malas relaciones entre India y Pakistán, en la que la disputa de Cachemira es un elemento altamente corrosivo, pasarse la culpa no resulta de mucha ayuda. El gobierno indio ha estado acusando a Pakistán, a la ISI (agencia de espionaje pakistaní) y a grupos como LeT, JeM por acometer la matanza de Bombay. Los medios han transmitido rápidamente una historia con muchos vacíos legales. La administración de George W. Bush, en su lucha por mantener a India a bordo como el aliado recién descubierto contra China, usó en primer término una retórica apropiada para demostrar su apoyo a las víctimas.

Se llevo a cabo una actividad diplomática frenética para impresionar a India. No obstante, la cordura prevaleció en las declaraciones de los Estados Unidos cuando Pakistán indicó que se vería obligado a retirar las tropas de su frontera con Afganistán si no se moderaba la intimidación india. Dicho movimiento habría significado exponer las tropas de la OTAN al terrible peligro de más ataques por parte de los guerrilleros. Los activistas aplaudieron esta decisión y aseguraron a Pakistán que combatirían junto con sus fuerzas si India atacaba. No es ninguna sorpresa que los EE.UU. se retirara y moderara sus declaraciones.

«La amenaza del terror en India no proviene exclusivamente de fuera…Ni la yihad es el símbolo de una sola religión. Puede sostenerse que causas internacionales aparte, India tiene yihadistas completamente criados en el país», escribe Anand Patwardhan (6). India sufre muchas divisiones que emanan del estado económico, la religión, la casta y el idioma. La inestabilidad que producen estas diferencias es la responsable de los asesinatos periódicos de todas las minorías, incluidos los Dalits, la casta hindú más baja. Pakistán parece mantener una relación de amor-odio con Let y JeM porque luchan contra la ocupación de Cachemira: «India nos ha mostrado su camino. Nos gustaría pagarle con su misma moneda y asesinar hindús de la misma manera, igual que India mata a musulmanes en Cachemira», dice Hafiz Saeed de LeT (7).

India tolera los grupos Hindutva, Abhinav Bharat, etc., cuyo único programa es «Mantener la pureza de su raza y cultura», como enfatizó Golwalkar, el líder del Rashtriya Swayamsevak Sangh (8). Babu Bajrangi de Ahmedabad habló públicamente en televisión sobre la masacre de Gujarat: «No tuvimos piedad de ni una sola tienda musulmana, le pegamos fuego a todo…lo reventamos a hachazos, lo incendiamos, le prendimos fuego…nuestra opinión es la de quemarlos porque esos bastardos no quieren ser incinerados, le tienen miedo a eso…Sólo tengo un último deseo…ser sentenciado a muerte…No me importa si me cuelgan…tan sólo dadme dos días antes de mi ejecución e iré a divertirme a lo grande en Juhapura, donde viven siete u ocho lakhs (setecientos u ochocientos mil) de esta gente…Acabaré con ellos…dejaré que unos cuantos de ellos mueran…al menos entre 25.000 y 50.000 deberían morir» (9).

La oratoria oficial india parece haber sido conducida por las coacciones internas. No es de extrañar que esté intentando tratar a Pakistán como un estado cliente lo que se deduce de su demanda de extradición de ciertos sospechosos pakistaníes, aunque no existe ningún acuerdo de extradición entre los dos países. Esto es así a pesar del hecho de que, como recalcó South Asia Intelligence Review, «Para uno, está claro que un mayor progreso en la investigación estará, sin lugar a dudas, supeditado al apoyo desde el estado pakistaní» (10). Sin embargo, la intimidación india ha salido mal, ya que India no es los Estados Unidos y Pakistán también cuenta con armamento nuclear.

Newsweek escribe en cursiva «Si hay una lección que se ha de aprender de los ataques terroristas en Bombay es la urgente necesidad de la India y Pakistán de empezar de una vez a compartir la información de sus inteligencias y comenzar a coordinar operaciones antiterroristas» (11). Ya sea por el trauma o por la política interior, el gobierno indio tenía afición a mantener una actitud muy agresiva hacia Pakistán. El nivel actual de relación es fácilmente comparable con la relación franco-alemana anterior a la Primera Guerra Mundial.

A pesar del lenguaje presuntuoso, India continúa teniendo dificultades terribles. Arundhatti Roy, mientras culpa también a Pakistán, declara en pocas palabras: «tenemos una ocupación militar en Cachemira y una minoría vergonzosamente perseguida y pobre de más de 150 millones de musulmanes que soy objetivo y puestos entre la espada y la pared, cuya juventud no ve justicia en el horizonte, y que, tras perder toda esperanza y radicalizarse, terminan siendo una amenaza no sólo para India, sino para todo el mundo. Si diez hombres pueden resistir a los comandos de la NSG y a la policía durante tres días y si se necesita a medio millón de soldados para mantener bajo control el valle de Cachemira, saquen la suma. ¿Qué tipo de seguridad nacional puede proteger a la India» (12).

Como una retirada a tiempo es una victoria, los dos países deben prestar atención a un sano consejo: para salvar su futuro, deben resolver el conflicto de Cachemira de manera justa, como le han recomendado tantos líderes últimamente. Para así poder entrenar conjuntamente a sus fuerzas de seguridad y servicios de inteligencia para terminar con el terrorismo y evitar estar en el lado equivocado de la historia.

I.M. Mohsin
Ex secretario de Interior, Gobierno de Pakistán.

Referencias:
1) The Daily Mail.
2) NY Times Nov 29/2008.
3) Terror Attacks on Mumbai by Anand Patwardan published by many websites/blogs in India on jan 15 etc after it was turned down by Times of India while Hindustan Times sato ver for 9days.
4) Carried by all dailies, TV etc.
5) ---do---- including ABC News of Dec6.
6) As in sl.n 3.
7) Arundhatti Roy´ article on Dec 13 in Guardian, The monster in the mirror.
8  ----do----
9) -----do-----
10) South Asia Intelligence review Dec/2008.
11) Newsweek Dec 7/8.
12) As in sl nos7/8/9 above.

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