lunes, 15 de diciembre de 2008

Por qué Bolivia se está relacionando con Rusia

Número 12/Diciembre-Enero 2009
Andrea Bonzanni

El 11 de septiembre, el presidente Evo Morales declaró al embajador de los Estados Unidos residente en La Paz, Philip S. Goldberg, «persona non grata» [1]. Cinco días después anunció un acuerdo de 4,5 millones de dólares con el gigante de la energía nacional rusa, Gazprom, y dijo que se arrepentía de no haber fortalecido los lazos con Rusia hace años [2]. A finales de mes, fue el embajador ruso quien habló y dijo al mundo que el gobierno boliviano había adquirido cinco helicópteros para defensa civil como «un primer paso» en el afianzamiento de los vínculos [3]. Ha sido un mes de septiembre duro para los Estados Unidos en el país andino. El primer presidente indio de la historia del país, después de casi tres años de incendiaria retórica antiyanki, parece haber empezado a llevar sus palabras a la práctica, mientras Rusia ansía restaurar la esfera de influencia sin ceñirse a las “zonas más cercanas” como parecía ser el caso inicialmente.

La atención de todos los observadores y encargados políticos de los partidos se ha concentrado naturalmente en el nivel de superpotencia y las especulaciones sobre la desaparecida hegemonía estadounidense en América Latina; los errores de los EE.UU. en el continente desde el fin de la Guerra Fría son innumerables. Asimismo, los analistas debaten si el actual despertar de Rusia y su activismo internacional sin escrúpulos darán lugar a una nueva versión de la Guerra Fría o no. En este artículo me centraré bastante en la dinámica que ha llevado a un país como Bolivia a tomar dichas medidas arriesgadas. La mayoría de los informes hasta ahora se han centrado en motivos idealistas y cuasi personalistas, sosteniendo que el programa político de Evo Morales y su Movimiento Al Socialismo (MAS) han conducido a un enfrentamiento necesario con los Estados Unidos.

Resumiendo, creen en la propaganda de Morales. Sin embargo, ésta es sólo una, y ni siquiera la más importante de las múltiples razones que han acercado Bolivia a la órbita moscovita. Seguramente, un presidente que, durante su ceremonia inaugural, promete «el final del modelo colonial y neoliberal», la «despenalización» del cultivo de coca, una reforma agraria y la distribución de los beneficios de la explotación de petróleo y gas [4] [5] no puede hacer que un candidato se convierta en el niño querido de los EE.UU., promotor tradicional en la región de políticas de liberalización económica y erradicación total de la coca. No obstante, la Administración Bush ha mostrado un pragmatismo sorprendente y fuera de lo común al tratar con Morales, adoptando un enfoque de «espera y verás» después de su elección y evitando comentarios sobre sus frecuentes discursos antiamericanos [6]. Incluso la nacionalización de la industria energética y la creación de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), junto con Cuba y Venezuela, no han sido motivo para reacciones significativas por parte de los Estados Unidos. Morales, como atestiguan su historia de cocalero y líder sindicalista, es más un hombre de acción antes que un ideólogo dogmático [7]. Ambos enfoques obsesivos de la Administración Bush en Oriente Medio y el limitado potencial económico y estratégico de Bolivia habían facilitado de hecho al presidente boliviano el espacio justo para la maniobra y es probable que un modelo similar podría haber continuado a medio plazo.

De forma bastante paradójica para un presidente que siempre ha demostrado propensión por los asuntos internacionales, las meras razones de este desplazamiento han de buscarse en la política interna, donde Morales se arriesga a un serio problema. En realidad, su situación es mucho más precaria de lo que parece a primera vista. Aunque fue elegido el 18 de diciembre de 2005 en la primera vuelta con el margen más grande en la irregular historia democrática del país y recientemente arropado por un referéndum en el que consiguió el 67% de la aprobación [8]. La sujeción de Morales al poder está seriamente amenazada. El asunto más importante es la confrontación con las ricas Tierras Bajas del este, que está dañando la estabilidad del país y llevando poco a poco a Bolivia al filo de la guerra civil. Esta parte del país, en particular las cuatro provincias de Santa Cruz, Tarija, Pando y Beni, es fértil, rica en petróleo y está poblada por la minoría blanca que solía dirigir los asuntos de Estado antes de la elección de Morales. Las raíces del conflicto son aún polémicas. Algunos politólogos, adoptando la interpretación de Paul Collier de conflictos civiles como una mera lucha por la posesión de los recursos [9], reivindican que el enfrentamiento no es sino el intento de la rica élite local por controlar la riqueza de su territorio, libre de imposiciones gubernamentales.

La prueba de ello sería el hecho de que el este no pidió la autonomía cuando las principales fuentes de riqueza eran las minas de estaño de las Tierras Altas [10]. Sin embargo, parece claro que el conflicto incluye un elemento étnico genuino “bastante comprensible en un país de 36 grupos étnicos distintos y donde se hablan más de 40 lenguas maternas” [11] que opone a los bolivianos descendientes de europeos del este con los indios aymara y quechua de los Andes. No obstante, los debates sobre cuál de las dos explicaciones es la más relevante en el entendimiento de los orígenes de la disputa, poco cambia lo esencial para Morales, cuya posición se ha dificultado porque el otro factor del que depende su supervivencia política está claramente catalizando y exacerbando la confrontación con las Tierras Altas. De hecho tiene que pegarse a las políticas de emancipación de los nativos y del desarrollo económico alternativo que había prometido y anunciado “algunas de ellas, como la redistribución de una quinta parte de la tierra para 2010 son obviamente inverosímiles [12]” para mantener su consenso entre los indios y los mestizos.

Pero ambas políticas contribuyen a retirar el poder a la minoría blanca y restringen el control centralizado de los recursos naturales, para aumentar la ruptura con el este. Además, la situación económica, hasta ahora la mejor baza de Morales, no es tan saludable como comúnmente se supone. Su 4% tasa anual de crecimiento [13] es notable pero todavía un modesto récord en los tiempos actuales de elevados precios para una nación que basa su economía en la exportación de materias primas, en particular el gas natural. Por otra parte, la tendencia positiva había empezado antes de las elecciones de Morales “el PIB estaba creciendo, el equilibrio comercial era positivo y el déficit estaba por debajo del 2% del PIB en 2005 [14]”. Es probable que pronto se produzca un serio golpe a la economía, ya que la implementación del acuerdo de libre mercado bilateral entre los Estados Unidos y Colombia inundará el mercado latinoamericano de soja barata y subvencionada por el gobierno estadounidense, un bien que actualmente en el continente lo suministra la producción boliviana [17]. Bolivia aún es el país más pobre de América Latina, donde el 1,9 de sus 9 millones de ciudadanos vive bajo el umbral de la pobreza [15], y la política implementada desde 2006 poco ha hecho para solventar los problemas estructurales del país, cuyos recursos son potencialmente abundantes pero aún inexplotados por falta de infraestructuras y estabilidad socio-política [16]. Dado también el récord de fracaso de los países que han intentado previamente un camino de desarrollo estimulado por los recursos naturales, las perspectivas a largo plazo de altos precios de la exportación boliviana podría no ser suficiente para mejorar duraderamente el bienestar de su población.

Luego, bajo estas condiciones, el desplazamiento hacia Rusia y Gazprom no se ha de entender como un acto de rebelión del presidente fortalecido por los ingresos del petróleo, que se aprovecha del vacío de poder dejado por las deficiencias del liderazgo estadounidense. Es más una señal de debilidad; un último recurso, a través del cual Morales intenta limitar el poder de una oposición que no tiene el número para gobernar el país pero que puede impedirle gobernarlo. Está claro que los rusos son mejor bienvenidos que otros inversores extranjeros [18], Morales espera obtener de ellos el mismo apoyo que los Estados Unidos le otorgan actualmente a las Tierras Altas. Este arriesgado movimiento podría también tener un efecto búmeran de catálisis del apoyo norteamericano al este sin atraer el mismo respeto de colaboración desde Rusia. De hecho, por lo menos parece improbable que Medvedev y Putin inmuscuyan a Rusia más allá de un punto limitado en América Latina y Gazprom, de la misma manera que no dejarán de explotar los campos bolivianos, en caso de que sean controlados por la élite de las Tierras Altas. Como muestra el reciente caso de Saakashvili, los líderes de países pequeños y débiles no deberían confiar mucho en las lejanas súper potencias.


Andrea Bonzanni
Graduent Student, Hautes Études Internationales Geneva.

[1]http://www.youtube.com/watch?v=7apL1gfwfwA
[2]http://ap.google.com/article/ALeqM5gasP927cxnt2vKELHk4Jcc00mySAD939U3KG0
[3]http://ap.google.com/article/ALeqM5gasP927cxnt2vKELHk4Jcc00mySAD93HD87O0
[4]http://www.nytimes.com/2006/01/22/international/americas/22bolivia.html
http://www.nytimes.com/2006/12/26/world/americas/26bolivia.html
http://www.nytimes.com/2007/09/18/world/americas/18morales.html
[5]http://www.nytimes.com/2008/09/15/world/americas/15bolivia.html
[6]Gamarra, Eduardo A. (2007), Bolivia on the Brink. Council on Foreign Relations. Page 26.
[7]Rolland, Denis and Chassin, Joelle (2007), Pour Comprendre la Bolivie d´Evo Morales. Page 325.
[8]http://www.nytimes.com/2008/08/11/world/americas/11bolivia.html
[9]Collier, Paul (2000), Economic Causes of Civil Conflict and their Implications for Policy. World Bank.
[10]http://www.nytimes.com/2008/09/28/world/americas/28bolivia.html
[11]Gamarra, Eduardo A. (2007), Bolivia on the Brink. Council on Foreign Relations. Page 7.
[12]Gamarra, Eduardo A. (2007), Bolivia on the Brink. Council on Foreign Relations. Page 25.
[13]http://www.nytimes.com/2007/09/18/world/americas/18morales.html
[14]Rolland, Denis and Chassin, Joelle (2007), Pour Comprendre la Bolivie d´Evo Morales. Page 316.
[15]http://www.nytimes.com/2007/09/18/world/americas/18morales.html
[16] Rolland, Denis and Chassin, Joelle (2007), Pour Comprendre la Bolivie d�Evo Morales. Page 278.
[17] Gamarra, Eduardo A. (2007), Bolivia on the Brink. Council on Foreign Relations. Page 26.
[18] http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2008031719

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