viernes, 15 de agosto de 2008

La Pax Obama

Número 10/Agosto-Septiembre 2008
Juan Luis Dorado Merchán

Durante la etapa de esplendor del Imperio Romano, existían grandes periodos de paz entre todos sus territorios conquistados, que venían impuestos desde la misma Roma. Era la llamada Pax Romana, un estado que se ceñía a las fronteras del propio Imperio, un periodo de relativa tranquilidad.

Hoy, más de 20 siglos después, y sin grandes conflictos mundiales, son las tensiones diplomáticas y las guerras civiles (algunas con participación extranjera como Irak o Afganistán) las que dominan el panorama global. Además, vuelve a haber una potencia global, que no domina bajo el influjo de las armas, pero sí ejerce un gran control mediante la economía y el comercio. Hablamos de Estados Unidos.

Este año, 2008, es de proceso electoral en el Imperio Norteamericano. Hay dos gladiadores en liza, John McCain y Barack Obama. Y un claro favorito.

Obama es el favorito de la prensa, de los votantes norteamericanos que quieren el cambio, y también de los gobiernos de muchos países que quieren un cambio radical en sus relaciones con Washington.

Barack Obama acaba de finalizar su primera gira por el mundo. Ha visitado Irak y Afganistán, además de Francia, Reino Unido y Alemania. Quiere variar su relación con Europa. Y mostrar que no tiembla a la hora de decidir en los dos últimos conflictos en los que ha intervenido su nación. Pero, muchos se preguntan qué pasa con el histórico patio trasero de Estados Unidos. ¿Qué idea tiene Obama sobre América Latina?

Desde distintas posiciones conservadoras norteamericanas se ha criticado que Obama apenas haya citado a Latinoamérica en sus discursos. Lo cierto es que el senador afroamericano tendrá mucho trabajo diplomático por hacer si finalmente gana las elecciones.

El legado de Bush

Bush deja un extraño legado en la relación Estados Unidos-América Latina. Prácticamente ha tenido algún tipo de problema con todos los países de la región. Incluso con los más allegados como Colombia, con el que aún no acaba de cerrar el famoso Tratado de Libre Comercio, debido a la oposición demócrata.

También ha tenido tensiones con países más o menos alineados con Washington como Argentina, Brasil o México, en distintas materias, sobre todo a nivel comercial, aunque la relación haya sido bastante cordial.
El problema viene con la nueva izquierda latinoamericana comandada por Hugo Chávez.

Todo está escrito de la relación con Bush durante sus 8 años de mandato con la Revolución Bolivariana iniciada por el Presidente venezolano, que ha tenido extensión en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y, evidentemente, en Cuba.
George W. Bush deja una relación totalmente deteriorada entre Washington y los países de la Alternativa Bolivariana para las Américas (la antítesis de su ALCA). Una relación que solo se ciñe a contratos en materia de petróleo y gas, pero con un enfrentamiento abierto entre sus líderes.

Chávez, Morales, Correa y Castro se frotan las manos ante el futuro. Si gana McCain saben que podrán seguir en el carro de la confrontación, que también les ha ido en los últimos ocho años, porque la figura del enemigo norteamericano que se aprovecha de los pueblos, vende mucho de cara a perpetuarse en el poder.

Si, como dicen las encuestas, gana Barack Obama, todo podría cambiar. Se encontrarán con un líder dialogante en Washington, al que podrían enfrentarse de vez en cuando, pero con el que podrían alcanzar acuerdos antes imposibles con George W. Bush.

Está claro que tras las elecciones de noviembre, se abre la partida y hay que jugar muchas cartas en el tablero. La relación Estados Unidos-América Latina dará mucho que hablar en el futuro.

Obama y Chávez

Si se ha especulado especialmente acerca de la relación entre el Obama presidente de Estados Unidos y algún presidente latinoamericano, evidentemente éste ha sido Hugo Chávez.

Desde su llegada al poder en 1999, y especialmente tras el intento de golpe de Estado, la relación de Chávez con su homónimo norteamericano ha sido de una tensión creciente.

Chávez y Bush se han dedicado todo tipo de improperios a lo largo de estos años, y el venezolano ha aprovechado esta situación para, al igual que en su día hizo Fidel Castro, crear a su pueblo la sensación del perenne enemigo norteamericano. Si McCain llegara al poder, todo podría seguir igual. Pero, ¿y si lo hace Barack Obama?

Se abren muchas incógnitas. Como parece, el talante de Obama es mucho más negociador, mucho más abierto que el del republicano. Es seguro que el candidato afroamericano tratará de tener una relación más estable con los países vecinos, tratando de recuperar una senda de cordialidad, pero no está muy claro que abra demasiado la mano con Chávez.

Lo que está claro es que el Jefe de Estado bolivariano se siente cada vez más respaldado, tanto en su país, como apoyado en la región por otros mandatarios como para seguir haciendo frente a su manera a Washington, esté quien esté de inquilino en el asiento de la Casa Blanca.

Ahí entrará en juego la diplomacia de Barack Obama para dar un giro a la situación, y tener mejores relaciones con un país que se debe convertir en el principal proveedor de petróleo de la primera potencia en poco tiempo.

ALCA vs. ALBA

Sin duda, durante los últimos años, la colisión entre la iniciativa norteamericana, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) impulsada por la izquierda latinoamericana, ha anunciado al mundo dos maneras diferentes de gestionar la región.

Por un lado está la dimensión norteamericana, basada en Tratados de Libre Comercio, y una intervención más directa de Estados Unidos en las economías latinoamericanas, con México y Colombia como principales seguidores de este modelo.

Por el otro, la Revolución Bolivariana, de marcado carácter de izquierdas, comandada por Hugo Chávez, que lucha por la autogestión latinoamericana y la independencia de las decisiones de futuro de la región, haciendo frente en todo momento a las teorías económicas que tanto Washington e instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional lanzan al mundo.

Éste será el panorama que se encontrará Barack Obama si finalmente asume el poder en Estados Unidos.

Lo más recomendable para el candidato demócrata es que asuma que el modelo del ALCA está ya agotado a la hora de mantener relaciones económicas con el otrora ‘patio trasero’, e idee una nueva forma de relación, quizás más cercana al ALBA pero sin demasiadas concesiones.

Durante los últimos años, la Unión Europea con sus Acuerdos de Asociación, bastante avanzados en algunas regiones, ha comido terreno a Estados Unidos en la relación comercial con Latinoamérica, y esto es fruto de la aversión que el modelo del Libre Comercio causa en muchos de los países de la región.

La Revolución y el Candidato

¿Y Cuba? Quizás esa sea la pregunta que más morbo levanta en el panorama internacional a la hora de analizar la posible presidencia de Barack Obama.

Obama se encontraría a su llegada al poder con una situación completamente nueva. Primero, será el primer Presidente norteamericano desde hace más de 50 años que llegue al poder, y Fidel Castro no está en primera línea en La Habana.

Segundo, se encontrará con Raúl Castro, que asumió la presidencia a primeros de este año, y a lo largo de estos meses ha implementado ciertos cambios que muestra que las cosas están cambiando algo en Cuba.

Mucho se ha escrito en los últimos tiempos sobre la relación entre Washington y La Habana cuando Fidel no esté en el poder. Pues bien, el mayor de los Castro ya no está en primera línea, ahora está Raúl, que aunque sea su hermano, tiene una forma diferente de gestionar la Revolución.

Durante estos primeros meses, y hasta la llegada del próximo Presidente norteamericano, Raúl habrá afianzado su mandato, tanto a nivel interno como a nivel externo, mostrando un Régimen mucho más flexible que el de su hermano, y sobre todo mucho más abierto en lo económico.

Como todos los presidentes en los últimos años, si llega al poder, Obama se encontrará con el embargo a la Isla como uno de sus grandes ejes en la política exterior. Bush lo ha mantenido y aumentado a rajatabla, aunque ha habido concesiones económicas, sobre todo en materia humanitaria.

¿Qué hará Obama? Lo que está claro, es que no levantará el embargo. Parece seguro que ningún presidente norteamericano está dispuesto aún a pagar el precio político que esto supondría, al menos mientras los hermanos Castro sigan vivos y mandando en la Isla.

Pero también se ha anunciado un cambio en todos los niveles, y son muchas las voces dentro del país que piden con fuerza un cambio en la relación con la Isla. Ni siquiera ya Miami tiene tanta fuerza como antes, debido a que los cubanos que llegaron tras la Revolución, y el eje más duro del exilio, ya han desaparecido por cuestiones de edad.

Ahora hay en Estados Unidos una generación cubana más emprendedora, que quiere trabajar con su país de origen y con su país de adopción, y que apuesta por un cambio radical en las relaciones de La Habana y Washington.

Seguro que en el asunto cubano, Barack Obama se anda con pies de plomo. No es fácil tomar decisiones de cambio o de apertura de estas relaciones, pero si Raúl Castro sigue mostrando a la comunidad internacional que las cosas están cambiando dentro de la Isla, Estados Unidos verá que ha llegado el momento de ir variando una postura que tras finalizar la Guerra Fría ha quedado arcaica.

La Pax Obama

¡Es el tiempo del cambio! Esa es la principal consigna con la que Barack Obama trabaja en su campaña electoral.

Este ‘Vote for change’ se ha enfocado sobre todo al actual presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y a lo que el país ha vivido en sus ocho años de mandato. Pero también debería ser un cambio del enfoque exterior que esta Administración ha dado en todo el mundo.

Desde la llegada de Bush hijo al poder, Estados Unidos quiso convertirse en el policía de la Comunidad Internacional. Lo demostró tras las Torres Gemelas, respaldado por las Naciones Unidas. Y no supo gestionar la cuestión de Irak en ningún momento. Y ahí siguen.

En cuanto a América Latina, tema que nos centra en estas letras, George Bush ha pretendido hacer a su antojo lo que ha querido sobre todo en materia económica, y se ha encontrado con una beligerancia inexistente anteriormente en la región salvo en Cuba.

Se ha encontrado con un eje de izquierda que ha dicho no a las demandas de Washington. Un bloque, el comandado por Chávez, que además tiene la sartén por el mango en muchos asuntos ya que dispone de materias primas que Estados Unidos ansía enormemente.

¿Y si Obama llega al poder? Está claro que uno de los principales retos del candidato demócrata es cambiar la imagen de su país en todo el mundo. Ya ha tendido la mano a Europa y promete nuevas formas de gestión para Oriente Próximo, Irak y Afganistán.

En cuanto a América Latina, Obama debe ser consciente de que ambos se necesitan.

Estados Unidos necesita a Latinoamérica por sus materias primas, y Latinoamérica necesita a Washington como inversor, como apoyo a la construcción de infraestructuras y programas de lucha contra la pobreza y para la búsqueda de la tan manida cohesión social.

Obama es consciente de la importancia de una relación de reciprocidad, pero no se va a encontrar unos gobiernos latinoamericanos dóciles, sino que muchos estarán en pie de guerra contra el ‘enemigo yankee’.

Si es la hora del cambio, también tiene que serlo para América Latina en todos los sentidos. Se ha escrito en muchas ocasiones que esta región vive un momento histórico para poder sacar adelante muchos de sus problemas y los de sus pueblos. Pero está claro que todo sería más fácil con unos Estados Unidos proclives a ayudar, y no beligerantes e impositores como en los últimos ocho años.

Barack Obama ha anunciado un cambio en todos los sentidos de las políticas norteamericanas. En América Latina, al igual que hacían los romanos, es necesaria una ‘Pax’ que haga que las relaciones entre Washington y todos los países de la región se tranquilicen y sirvan para realmente redundar en beneficio a sus pueblos y superar muchas situaciones de desigualdad y pobreza.

Esperemos que el ‘veni, vidi y vinci’ de Obama no suene como el que intentó hacer Bush en una famosa Cumbre del Área de Libre Comercio de las Américas, sino que suene a una victoria diplomática, un triunfo en que los ganadores sean los ciudadanos y ciudadanas de Latinoamérica.

Estados Unidos y América Latina se necesitan mutuamente por muchas razones. Obama es consciente. Sólo tiene que instalar una ‘Pax’ que ayude a prosperar a la región y que ayude a consolidar el ‘cambio’ en política internacional.

Es el momento de que Latinoamérica y el Caribe dejen de estar en un segundo plano de la política exterior norteamericana. Es el turno de que Obama muestre a Latinoamérica que es posible el cambio… que es posible la ‘Pax.

Juan Luis Dorado Merchán
Periodista especializado en América Latina y el Caribe

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