martes, 15 de abril de 2008

Las mujeres Saharauies y su lucha por la independencia

Número 8/abril-mayo 2008
Senia Bachir Abderahman

En los últimos años África ha sido mostrada en los medios (tanto en la televisión como en la prensa) como símbolo de pobreza, hambre y opresión. La situación de las mujeres ha sido especialmente malinterpretada, por lo que se las percibe como poco educadas y con un desarrollo mínimo a nivel político y social. La gente de África sobre la que escuchamos o vemos en los medios son mujeres y niños hambrientos. Es por esto que en este artículo quisiera presentar otra imagen de los refugiados africanos, especialmente una imagen que haga justicia al papel que las mujeres han desempeñado en esta sociedad.

El propósito de este escrito es presentar una visión de cómo las saharauies (mujeres nacidas en el Sahara Occidental) han participado tanto directa como indirectamente en la lucha por la independencia de este país. Así mismo, mostrar el tipo de estructura social que ha incidido en crear un ambiente propicio para que las mujeres se involucren y empoderen. Intentaré desde mi experiencia personal y la de mujeres que han vivido en esta región, dar elementos de comprensión de la importancia del rol que las mujeres han desempeñado en más de tres décadas de lucha.



Vengo de uno de los campos de refugiados más grandes del mundo. Imagino que la antigüedad del conflicto y el estar en un lugar tan lejano, han hecho que la mayoría de la gente no sepa nada de él. Pertenezco a la gente Saharaui del Sahara Occidental, un país actualmente ocupado por Marruecos y situado en la región desértica del África nordoccidental. El Sahara Occidental es rico en minerales y petróleo, limita hacia el norte con Marruecos, hacia el sur con Mauritania, hacia el este con Argelia y Mauritania y hacia el oeste con el océano Atlántico. Esta región fue colonia española por más de 100 años y cuando los españoles abandonaron el país, la gente no celebró su independencia más que por un par de meses pues Marruecos y Mauritania invadieron el territorio conjuntamente en 1975 (Hodges 5). Tres años después Mauritania dejó el país y Marruecos invadió la región, lo que llevó a la muerte de cientos de miles de habitantes. Así, tras 16 años de violencia, el reino de Marruecos y el frente POLISARIO (el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro) firmaron un cese el fuego en 1991. Hoy, tres décadas después de 1975, el conflicto continúa y más de 200.000 refugiados siguen en el desierto de Argelia (Hodges 8).

A través de la historia de la vida nómada Saharaui, las mujeres han asumido varias posiciones de liderazgo en la sociedad. A diferencia de otras sociedades musulmanas y árabes, las mujeres Saharauies pueden heredar propiedades y subsistir independientemente de sus padres, hermanos y maridos (Lippert 638). Es más, las mujeres mandan en las tiendas y desempeñan un papel fundamental en la vida tribal. Dado que la mayoría de hombres pasan mucho tiempo lejos del Frig (grupo familiar o campo) luchando o comerciando, son las mujeres las que llevan la mayor parte de la responsabilidad: cuidar a los niños, a los invitados, a la comunidad y velar por el ganado. Es más, en caso de tomarse una decisión en la tribu, son las mujeres las que deben ser consultadas. Así mismo, eran las madres y abuelas las que decidían el valor de la dote en el matrimonio de la mujer, pese a que la mayoría de los matrimonios, si no todos, eran arreglados entre familias y las mujeres no eran consultadas. Ésta fue una lucha que las jóvenes tuvieron que lidiar, pero que ha hecho que los matrimonios convenidos ya no sean la norma. Hay registros históricos de la participación directa de mujeres en las reuniones del “Ait Arbeen” que era la esfera política y social más alta en la sociedad Saharaui y estaba formada por representantes de cuarenta tribus de la región. En estas reuniones se discutían aspectos relacionados al frig y a la nación entera

Cuando el frente POLISARIO empezó a combatir el colonialismo español, las mujeres saharauies asumieron responsabilidades inmediatamente y empezaron a participar en la lucha. Las primeras actividades femeninas eran convencionales: reclutar a sus maridos e hijos para que se unieran al frente, dar protección a los miembros del Ejército de Liberación Popular Saharaui (EPLS) y contribuir materialmente a la lucha de éste. Luego fundaron la Unión Nacional de Mujeres Saharauies (UNMS) en 1974, la cual trabajó junto con el Frente POLISARIO militar y políticamente (Lippert 642). Cuando la sangrienta guerra entre Marruecos y los guerrilleros de POLISARIO comenzó, las mujeres de la UNMS entraron en acción, lo que significó que muchas jóvenes tomaran las armas y empezaran a luchar junto con los militantes del EPLS. Además, cuidaban a los prisioneros capturados durante la guerra, las soldados Saharauies se hacían cargo de las personas que huían de los pueblos del Sahara Occidental y buscaban refugio en el desierto de Argelia. Eran ellas las que organizaban los refugios, los suministros y la protección para los refugiados, quienes eran principalmente mujeres y niños. No es de extrañar entonces si decimos que uno de los primeros mártires de la guerra fue Chaia Ahmed Sein -una mujer- y que la muerte de varias mujeres desde distintos campos de batalla fue anunciada.

Sin embargo, su rol no se ha limitado a la lucha armada, pues su participación en los campos es fundamental. Los campos de refugiados Saharauies en Argelia del sur tienen un 90% de mujeres y niños (Lawless et al. 190), esto se debe a que la mayoría de hombres se sumaron al Ejército del Frente POLISARIO y están luchando contra Marruecos. Son las mujeres las fundadoras de estos campos y en gran medida las responsables de todos los aspectos de la vida de los refugiados. Las mujeres Saharauies se encargan de la mayoría de los trabajos básicos: educación, administración y salud. Hoy por hoy, se cree que más del 90% de los educadores son mujeres, lo que supone una gran diferencia con los primeros años de los campos, en los que sólo había dos mujeres educadoras pues no estaba permitido que las mujeres estudiaran durante la época del colonialismo español. Igualmente, la mayoría de las enfermeras son mujeres. Hay también algunas doctoras, las cuales han obtenido sus títulos en otros países, como Cuba. Mi vecina, por ejemplo, es actualmente uno de los dos únicos cirujanos en los campos. Estudió en Cuba durante 24 años y regresó a servir a su comunidad, en el campo de la educación puedo referirme a mi madre, quien se graduó en magisterio en una universidad en Libia, ha sido educadora por más de 20 años en los campos y fue recientemente elegida como directora de una escuela primaria este año, lo que por estos días, se ha vuelto común entre mujeres. A pesar de que no se remunera económicamente ningún trabajo, todos trabajan por el bien de la comunidad. Quieren que sus hijos sean la generación libre de un Sahara Occidental construido como una nación independiente, al igual que ocurre en otros países.

Es más, no es sólo en el área social en el que las mujeres desempeñan papeles fundamentales, pues la política es también uno de sus campos de batalla. Como recuerda mi abuela, en los primeros días de la creación de los campos, las mujeres tenían que construirlo todo, de la nada. Es por esto que la UNMS ha sido fundamental en la formación política en los campos. Estos están divididos en cuatro provincias (Willayas) nombradas en honor a las principales ciudades en los territorios ocupados del Sahara Occidental. Cada Willaya se subdivide en Dairas o campos con una población cercana a las 5.000 personas (Lerner 9). El manejo político de cada Willaya está completamente en manos de las mujeres, especialmente los Dairas. Cada cuatro años se elige alcalde en cada Willaya, quien, en la mayoría de los casos es un hombre, con excepción de la Willaya de Smara, que es la provincia en la que yo vivo. Esta fue la primera en tener una alcaldesa, en los años 90, según mi abuela. Sin embargo, las cabezas de todas las Dairas son mujeres, las cuales son elegidas cada año entre un grupo de candidatos. Sin embargo, la representación femenina en posiciones políticas más altas es más reducida: actualmente, hay sólo una ministra, la ministra de cultura y deportes, y hay dos embajadoras, en Kenia y Alemania.

Actualmente, las mujeres buscan otras formas de lucha, y la educación es una de ellas. Es muy triste ver que el número de mujeres estudiando en el extranjero es menor que el de hombres, pese a ser ellas las que tienen la oportunidad de continuar la lucha de sus madres y abuelas. Nací en un campo de refugiados y he vivido en él toda mi vida. Nací en una tienda en la que 7 miembros de mi familia continúan viviendo. La temperatura en el campo puede subir hasta los 52 grados centígrados, llueve una o dos veces al año. Toda nuestra ropa y comida viene de la ayuda humanitaria internacional. Dado el poco acceso a la educación, cuando tenía 8 años tuve que dejar mi familia para ir a una escuela en el norte de Argelia, a cientos de kilómetros de mi casa, fui la primera Saharaui en ser seleccionada para ir al United World College en Noruega, y ahora soy la primera mujer Saharaui en ir al Mount Holyoke Collage. Represento un grupo de mujeres que creen fuertemente en que debe haber justicia para su gente y que luchan por un país que nunca han visto.

El rol que las mujeres Saharauies han jugado a nivel internacional es crucial para la lucha por la independencia, pues esta lucha, y en general las luchas de las mujeres, es desconocida en gran parte del mundo. Como representante de las mujeres Saharaui, trato de hablar de nuestra lucha siempre: a pequeña escala con mis amigos cuando almuerzo y a gran escala, como cuando hablé ante el cuarto comité de las Naciones Unidas. De igual forma, he tenido la oportunidad de presentar la situación actual del conflicto, y en especial la participación y la problemática de las mujeres en éste, tanto en Noruega como en los EEUU. Creo, y espero, que sea esta nueva generación la que marque la diferencia en esta lucha continua.

Las mujeres del mundo han peleado durante siglos por obtener derechos e igualdad de oportunidades. Las mujeres Saharauies, por el contrario, no han llegado a ese estadio: han luchado por otro tipo de derechos, entre esos, el de la independencia de su país. Las mujeres Saharauies han jugado, y seguirán jugando un gran papel en la liberación de la última colonia del África: el Sahara Occidental. En el curso de estos 30 años, las mujeres Saharauies han desarrollado muchas habilidades, desde lo militar hasta lo educativo, ganando poder en muchos aspectos vitales como la política, la educación y lo más importante, en lo social. Estas habilidades ayudarán en el desarrollo y la creación de un Sahara Occidental libre. La ocupación de este país puede haber sido el factor más influyente para que las mujeres Saharauies hayan sobresalido en esta sociedad, a comparación con otras mujeres del mundo árabe. Creo que si la situación hubiese sido más fácil, es posible que las mujeres no hubiesen sentido la necesidad de desempeñarse de esta manera. Por esto, una de las preguntas que queda en el tintero sería si las mujeres Saharauies estarían o no, en la posición en la que están hoy si el país no hubiera sido ocupado.

Senia Bachir
Bióloga

Trabajos Citados:
1. Hodges, Tony. “Western Sahara: the roots of a desert war.” Westport, Conn.: L. Hill, 1983

2. Lawless, Richard I. and Monahan, Laila. “War and refugees: the Western Sahara conflict.” London; New York: Pinter, 1987

3. Lerner, Gail. “Women of the Sahara: model of self-reliance.” New York: Women’s International Resource Exchange, 1988

4. Lippert, Anne. “Sahrawi Women in the Liberation Struggle of the Sahrawi People.” Revisions/Reports V.17 NO.3, 1992


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