martes, 15 de abril de 2008

Antiamericanismo en Oriente Medio

Número 8/abril-mayo 2008
Sumra Salem

El país democrático y capitalista, los Estados Unidos se convirtió en la única superpotencia mundial después de derrocar el régimen de la Unión Soviética en la Guerra Fría. Consecuentemente la nación comenzó a dominar el mundo militarmente, políticamente, económicamente, tecnológicamente y también culturalmente, lo que conllevó al establecimiento de lo que muchos denominan el siglo americano. Krastev opina que en la era post- 11 de Septiembre estamos de hecho entrando en la centuria antiamericana. Es por ello que el actual antiamericanismo se constituye como un reproche contra los EEUU más que un simple prejuicio contra América, como se ha afirmando en numerosas ocasiones, especialmente en lo referido al antiamericanismo en Oriente Medio.

A pesar de la prominencia del movimiento con asuntos políticos recientes y sus inmensas proporciones, el antiamericanismo cuenta con una historia larga cuyos orígenes se encuentran en la Francia del siglo XVIII. Francia siempre ha sido vista como un país con los más fuertes sentimientos antiamericanos y de hecho son los más fervientes en Europa. Hay varias definiciones del término aunque el Diccionario Americano de Patrimonio lo define simplemente como “opuesto u hostil al gobierno, a las políticas oficiales o a la población de los EEUU”.

Los críticos y opositores de la superpotencia no son sólo foráneos disgustados sino también americanos nativos. Se extiende por todo el globo desde Australia a Europa, Asia, América Latina, Oriente Medio y Norteamérica, las razones de las actitudes antiamericanas tan extendidas y virulentas son muchas y muy diversas al igual que los lugares donde se encuentran.

El origen del antiamericanismo permanece dividido entre quienes simplemente tienen un prejuicio contra los EEUU y aquellos que lo ven como una reacción a las acciones de la nación. Tal diversidad se desarrolla y cambia con el tiempo siendo la fuente de origen dominante la última opción, la predominante respecto a la política exterior americana bajo la Administración Bush. Singh reconoce que “la política exterior Americana post 9/11 provocó una nueva ola de antiamericanismo, facilitando la extensión de la expresión pública de antipatía hacia los EEUU que había sido silenciada en la década posterior al final de la Guerra Fría”.

El antiamericanismo en Oriente Medio es la legitimación de las quejas contra el apoyo incondicional de los EEUU a Israel, la guerra en Irak y la incesante intervención americana en los asuntos regionales y en los asuntos internos de las naciones árabes. Como resultado, el antiamericanismo está más presente hoy en día en Oriente Medio que en cualquier otra región del mundo. BBC News captura los pensamientos de los muchos que perciben a los Estados Unidos “como un matón internacional, una potencia imperial, moderna y actual”.

Quizá la manera más directa y fácil de definir el antiamericanismo es a través de la opinión pública que se desprende de los sondeos de opinión. A través de tal análisis es interesante destacar que los resultados varían significativamente respecto de las opiniones de los americanos como pueblo, los EEUU como nación, la política exterior estadounidense, el gobierno de los EEUU y el presidente Bush. Katzenstein y Keohane descubrieron que “las sociedades más hostiles hacia los EEUU, de lejos, se encuentran ubicadas en el Oriente Medio islámico y el norte de África, junto con Pakistán. En ambas regiones islámicas y Europa, las actitudes respecto de los americanos son más positivas que las actitudes hacia los EEUU, y las actitudes hacia los EEUU son más positivas que las actitudes respecto de la política exterior americana o del presidente Bush”.

Un informe elaborado por James Zogby y el Instituto Americano árabe en 2004 desveló que Egipto, uno de los aliados más importantes de América en la región, detenta un porcentaje de opinión increíblemente desfavorable, el 98% de los egipcios comparte una actitud negativa respecto de los EEUU. En Marruecos la cifra está en 88%, Arabia Saudita 94% y en los Emiratos Árabes Unidos es del 73 %.

Al ser preguntados sobre su visión más inmediata del término “América”, una mayoría abrumadora de encuestados respondieron “política exterior injusta” antes que rechazo a los valores o a la cultura. El punto más importante que influencia las respuestas es el conflicto palestino-israelí con la correspondiente intervención americana. Más recientemente las quejas se han ampliado e incluyen a Irak y el trato que reciben los árabes y los musulmanes a nivel internacional.

El estudio de Pew claramente indica como “cambios en la política exterior de los EEUU tienen un impacto discernible sobre cómo los EEUU y sus ciudadanos son percibidos desde fuera; con la decisión de entrar en guerra contra Irak en 2003… lo que llevó a un elevado aumento de la ira hacia los Estados Unidos”. Las sugerencias sobre cómo mejorar la imagen de Norteamérica en el mundo árabe pasan por el abandono del apoyo a Israel y el cambio de las políticas norteamericanas en Oriente Medio llenas de clichés y estereotipos.

Es interesante destacar que el antiamericanismo en Egipto donde por ejemplo a pesar del asombroso 98% mencionado anteriormente, la mayoría del descontento se canaliza hacía el gobierno americano más que hacia sus ciudadanos. Esto ha sido ejemplificado claramente por el especialista político egipcio Dr Abdel Monem Said Aly al asegurar “pregunte a cualquiera en Egipto cual es el país que les gustaría visitar y probablemente le contestarán América. Pregunte que película les gustaría ver y probablemente sea una película americana. Pregunte en qué escuela les gustaría estudiar y probablemente le mencionen una universidad americana. Quizá estén en desacuerdo de manera violenta con las políticas americanas pero no odian América. Esta es la paradoja”.

La admiración por Norteamérica como un sitio maravilloso que visitar, vivir y estudiar que comparten muchos en el mundo árabe, desafortunadamente es muy frecuente y no se ve ensombrecida por las quejas de las políticas que les afectan de manera negativa en la región. Parece que los valores que Norteamérica defiende orgullosamente como la libertad no se encuentran en el área de la política exterior estadounidense, lo que resulta en una visión particularmente negativa de la superpotencia.

La percepción muy extendida de la deterioración de los EEUU en Oriente Medio es clara cuando se evalúan los descontentos políticos muy populares en la región. Los EEUU no abordan dichos asuntos con una diplomacia productiva lo que provoca la desconfianza y el resentimiento hacia el gobierno norteamericano, alimentando el sentimiento antiamericano. Wyne asegura que en el presente, los EEUU invierten 500 veces más dinero en defensa nacional que en diplomacia pública. Condoleezza Rice se calificó a si misma cuando aseguró “obviamente no estamos muy bien organizados con respecto a la diplomacia pública”.

Las críticas racionales y justificadas de las políticas estadounidenses en Oriente Medio son constantemente elaboradas por el mundo árabe y no están simplemente basadas en prejuicios tal y como muchos políticos americanos y académicos afirman. Para definir el antiamericanismo como un prejuicio la actitud debe estar basada en sentimientos irracionales o preconcebidos. El antiamericanismo en Oriente Medio está directamente asociado a los efectos de las políticas norteamericanas sufridos en la región.

El panarabismo, una forma de nacionalismo cultural, y la solidaridad árabe desempeñan un papel vital en la propagación del antiamericanismo en las naciones árabes, las cuales tienen un increíble grado de afinidad entre ellas. Aunque cada país tiene sus propios asuntos políticos internos, los estados árabes normalmente suelen simpatizar y respaldar a sus compatriotas árabes. Siendo el Islam la religión dominante en Oriente Medio y de hecho un factor poderoso de identificación entre los árabes, también el panislamismo es un punto de motivación atribuido a la unidad árabe sobre visiones políticas y quejas que resultan de las actuaciones de la política exterior americana. De esta manera cuando una decisión estadounidense de política exterior afecta adversamente a cualquier nación árabe, el sentimiento de injusticia recorre toda la región provocando críticas y ofensas por parte de algunos estados contribuyendo así al aumento de los sentimientos antiamericanos.

La invasión de Irak y el fuerte respaldo a Israel en el conflicto palestino-israelí son las causas principales de esta tendencia según diversos analistas políticos y el público general árabe. El director de cine Yousseff Chahine consigue captar esta noción al asegurar que él como muchos está preocupado por la violencia implacable en la Ribera Occidental y la franja de Gaza y más recientemente en Irak. “Todo el tiempo me encuentro cara a cara con estas imágenes cada noche en la televisión. Nosotros los árabes sentimos rechazo. Pero si sólo se tratase de nosotros quizá no importaría. Parece ser que también un billón de musulmanes se sienten rechazados”.

Así el punto principal de enfado contra los EEUU es la condición de los palestinos ya que la potencia “hace la vista gorda en lo referido a las violaciones de los derechos de los palestinos” tal y como resumió Schoenbaum. El conflicto palestino-israelí también llamado el conflicto árabe-israelí contribuye tremendamente y es la explicación más destacada de los altos niveles de antiamericanismo en Oriente Medio. El resentimiento se basa en la postura de Washington dentro del conflicto y se encuentra ejemplificada en su sólido apoyo a Israel políticamente, económicamente y militarmente. Tal eterno respaldo ha permitido a Israel derrotar a los árabes y seguir con la ocupación de su tierra. Khairallah destaca este hecho al asegurar que el apoyo norteamericano a Israel, su “consecuente ayuda a la expansión internacional e ilegal de sus fronteras” es el “motor principal de amargura” entre los árabes.

Schoenbaum destaca que según el principal órgano judicial de la ONU, La Corte Internacional de Justicia, Israel viola “varias obligaciones de derechos humanos,…los principales tratados de derechos humanos de la ONU, incluyendo convenios internacionales y la Convención sobre los derechos del Niño” además del “derecho de guerra (derecho internacional humanitario) en lo relativo a los territorios ocupados: la Cuarta Convención de Ginebra de 1949 y las convenciones de la Haya de 1907”

A pesar de ser culpable de abusos del derecho internacional y con un espantoso record en violaciones de derechos humanos, los EEUU han permanecido al lado de Israel en cada conflicto desatado contra los palestinos y árabes durante el pasado medio siglo. Makdisi asegura que la percepción dominante en el mundo árabe reconoce que la política exterior norteamericana con respecto al conflicto árabe-israelí viene determinada por el lobby pro israelí.

El Presidente Bush ha dañado incluso más la imagen de Norteamérica al hacer caso omiso de las brutales y polémicas ofensas, “refiriéndose al (ex) Primer Ministro israelí Ariel Sharon como un hombre de paz” y afirmando que los palestinos no tienen “derecho a volver”, sin duda alguna alimentando el furor árabe contra la administración Bush.

Doran asocia el maltrato de los palestinos con el prejuicio occidental hacia los habitantes de Oriente Medio. Continua afirmando que una creencia común en la región es que ambos países los EEUU y el Reino Unido “colocaron a Israel en el mundo árabe y lo engrandecieron con la intención de utilizar el estado judío como una base imperialista, un camino abierto para dominar la región entera. Para muchos árabes la historia de Palestina no es simplemente la historia de dos pueblos luchando por la misma tierra sino que enmascara las verdaderas e infames intenciones de Occidente hacia los árabes y los musulmanes en general”.

Políticamente Norteamérica ha respaldado a Israel en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, en la Asamblea General y también en otras organizaciones internacionales. Dicha cooperación con el gobierno israelí es injusta en detrimento de los árabes y a la vez genera antagonismo contra los EEUU en la región. Abadía revela que Norteamérica utiliza habitualmente su poder de veto “para bloquear casi todas las resoluciones adoptadas en el Consejo de Seguridad de la ONU que condenan lo que los árabes ven como un uso excesivo de la fuerza por parte de Israel contra los palestinos”.

Un destacado asesor de seguridad de Yasser Arafat, Jibril Rajub, ejemplifica las quejas árabes dominantes al referirse a uno de los vetos estadounidenses como “la tapadera y protección a la ocupación israelí y el apoyo a la destrucción y matanza de los palestinos”. La correlación fuerte e indiscutible entre la política americana de apoyo a la agresión israelí y el sentimiento antiamericano en Oriente Medio continuará siempre y cuando el conflicto esté activo.

En cuanto al apoyo económico, Israel es el mayor beneficiario de la ayuda estadounidense a pesar de ser el segundo país más rico a nivel mundial según el Fondo Monetario Internacional con una población que representa menos del 0,001 por cien de la población mundial. A los ojos del mundo árabe, la ayuda americana es vista como un intento estadounidense de respaldar la próspera economía israelí y de esta manera subvencionar la ocupación de los territorios palestinos.

Bowles señala que la ayuda a Israel es diferente a otras ayudas dadas a otros países en tres puntos. Primero, Israel recibe esta ayuda anual en un pago único al principio del ejercicio fiscal a diferencia de otras naciones que reciben los pagos por trimestre. Segundo, en contraste con otros países Israel no tiene que rendir cuentas del gasto de la ayuda, lo cual no es consecuente con el procedimiento normal de ayuda financiera para propósitos específicos en los que se dan explicaciones de los gastos. Por último la gran cantidad de ayuda, la cual es sustancialmente mayor a la recibida por cualquier otro país.

La ayuda que Israel ha recibido de Norteamérica ha sido fundamental para el desarrollo económico del país y su dominio regional, subvencionando la ocupación ilegal de los territorios palestinos, privando a los palestinos de los derechos humanos básicos junto con su derecho de autogobierno. La extensa asistencia militar estadounidense que recibe Israel también es clave para consolidar su poder y dominio en la región.

Norteamérica provee a su mejor aliado armas sofisticadas como “helicópteros de ataque, reactores de caza y misiles que son utilizados para alcanzar a palestinos, normalmente matando a civiles inocentes, destruyendo hogares, tiendas y otros edificios”, afirma Abdallah. Es una vergüenza la fuerza militar y financiera que los EEUU proveen a Israel, el Ejército de Defensa israelí es el mayor poder militar en la región y tal y como Bowles señala “el tercer o el cuarto ejército más poderoso en el mundo –normalmente utiliza tanques, helicópteros de combate apache, aviones de caza F-16 contra una población sin poder militar alguno y sin ninguna de las instituciones de protección de un estado moderno”.

La cooperación americana leal con Israel y el consecuente sufrimiento árabe es una fuente legítima de queja en Oriente Medio y el motor fundamental de antiamericanismo. Tal y como documenta Abdallah “el apoyo estadounidense a Israel es injusto, desigual, racista y la mayor causa de las victorias israelíes y de la humillación de los árabes”.

La ocupación americana de Irak sin duda alguna también arroja una imagen negativa de los EEUU en el mundo árabe ya que la agresión americana e israelí en Palestina y en Irak ha llevado a los árabes a ver ambos países como las dos caras de la misma moneda. Muchos en Oriente Medio ven a Norteamérica aplicando un doble rasero en lo referido al cumplimiento de las resoluciones de la ONU. Habitualmente los EEUU muestran una falta de respecto hacia las Naciones Unidas cuando se adoptan resoluciones que condenan a Israel, aunque se muestran muy resueltos para respaldar aquellas a favor de los intereses americanos.

Según un estudio llevado a cabo por Zogby en 2004, la mayoría de los árabes encuestados expresaron “actitudes muy negativas y recelosas sobre la guerra de Irak así como desdén por el presidente Bush, el Primer Ministro británico Tony Blair y el Primer Ministro israelí Ariel Sharon”. La mayoría de los participantes árabes declararon que la guerra en Irak simplemente ha causado más terrorismo y menos democracia en el país, la población iraquí se encuentra en peores condiciones hoy en día que en la época de gobierno de Saddam Hussein. Linzer concluye que muchos creen que Norteamérica invadió Irak por “petróleo, para proteger a Israel y debilitar el mundo musulmán”. Theros reconoce que la administración Bush ha aumentado las “percepciones (árabes) de miedo, desprecio y hostilidad” hacia Norteamérica y la situación en Irak posiblemente sea prueba del “peor golpe posible a la imagen de los EEUU en la región”.

Schneider estableció en 2004 que la población iraquí desconfía de los motivos e intenciones estadounidenses. Cuando fueron preguntados sobre si pensaban que los EEUU verdaderamente querían establecer una democracia real en Irak, sólo el 37% de los iraquíes respondieron que sí. Además el 71 por cien de los encuestados consideraban que las fuerzas de la coalición eran invasoras.

La guerra en Irak ha dado alas al sentimiento antiamericano ya que la razón que se esconde detrás de la invasión está basada en mentiras sobre armas de destrucción masiva y ha traído una encarnizada matanza y destrucción. Es una opinión árabe consensuada que las intenciones norteamericanas eran una aspiración colonial de controlar el petróleo iraquí, desestabilizando así la región e incrementando su poder.

Además el conflicto palestino-israelí y las supuestas aventuras imperialistas en Irak, ataques aéreos, sanciones, el establecimiento de bases militares y un comportamiento general en la región provocan resentimiento. La mayoría de la ayuda económica y militar que han recibido los estados árabes ha fortalecido a regimenes antidemocráticos y opresores para que mantengan el control sobre los ciudadanos y las amenazas de retirar dicha ayuda dan mayor poder a los EEUU en la región. La financiación de regimenes corruptos es extremadamente hipócrita ya que Norteamérica no pregona sus virtudes y valores de libertad y democracia donde más se necesitan, al contrario utiliza su sistema de defensa para justificar su ocupación en Irak. Esto se debe al simple propósito de consolidar sus intereses en Oriente Medio y consecuentemente los ciudadanos árabes pierden la fe en Norteamérica.

El trato americano que reciben los árabes y musulmanes internacionalmente es otra causa de preocupación en el mundo árabe. La gran cobertura mediática del trato inhumano de los prisioneros en Guantánamo, Abu Ghraib y también en Afganistán es vista como un ataque americano a los musulmanes. Los reportajes mediáticos y las declaraciones son vistas en Oriente Medio como extremadamente prejuiciosas y despectivas del Islam. El ex Consejero General Adjunto del Banco Mundial, Khairallah, asegura que los medios americanos y sus programas retratan a los árabes como una “amenaza terrible” y que “de leer y escuchar los medios estadounidenses se puede pensar que el odio árabe hacia los EEUU es casi genético” más que un resultado de la política exterior estadounidense.

Los ataques constantes al Islam y el retrato de todos los árabes como terroristas por parte de los periodistas, presentadores de televisión, académicos, congresistas y líderes religiosos ciertamente no ayudan a promover una imagen positiva de América. Importantes personalidades americanas han difamado el Islam incluyendo al reverendo Franklin Gram cuando declaró que era “una religión muy malévola”, y el reverendo Jerry Vines llamando al Profeta Mahoma “un demonio obsesivo y pedófilo”. La columnista Ann Coulter va más lejos asegurando que Norteamérica debería respecto de los musulmanes “invadir sus países, matar a sus líderes y convertirlos al Cristianismo”.

El actual antiamericanismo en Oriente Medio es un resultado directo de las políticas exteriores norteamericanas en la región. El presidente egipcio Hosni Mubarak indica acertadamente que “debido a la guerra en Irak y al continuado apoyo de Washington a Israel, el odio hacia los americanos en el mundo árabe ha alcanzado cotas insospechadas”. Shehab y Sid-Ahmed ven el incondicional y “eterno apoyo a la derecha gobernante en Tel Aviv” por parte de Washington, la alianza con “un Israel cada vez más inflexible” y la postura sobre el asunto principal de Palestina como los principales motivos de rencor.

Al apoyo devoto de los EEUU a Israel, la injustificada guerra en Irak y las intervenciones americanas en Oriente Medio cabe añadir el apoyo a los gobiernos árabes corruptos, el cual les da legitimidad y poder para reprimir a su población más que para promover el desarrollo, la libertad o la democracia. El antiamericanismo árabe no es simplemente un prejuicio sino una respuesta legítima a las acciones inexcusables y vergonzosas de la superpotencia mundial.

Queda claro que las actitudes antiamericanas en Oriente Medio son resultado principalmente del implacable apoyo estadounidense a Israel, de las políticas norteamericanas hostiles y de las actuaciones en el mundo árabe. Si tales políticas cambiasen de la misma manera cambiarían las percepciones árabes. Abdallah cree que “solucionando el conflicto árabe-israelí, terminando la ocupación estadounidense en Irak, (y) cerrando sus bases militares en el mundo árabe… se acabaría con el antiamericanismo entre los árabes”.

Sumra Salem
Licenciada en Relaciones Internacionales, Políticas y Estudios Asiáticos por la Universidad Griffith, Australia.

Bibliografía

Abdallah, AM 2003, ‘Causes of Anti-Americanism in the Arab World: A Socio-Political Perspective’, Middle East Review of International Affairs Journal, vol. 7, no. 4, pp. 62-73.

Al-Arian, L 2004, ‘Perceptions of the U.S. in the Arab World’, The Washington Report on Middle East Affairs, vol. 23, no. 7, pp. 69-70.

Aly, AMS at the World Economic Forum, 2002, ‘Anti-Americanism: What’s New, What’s Next?’, Proceedings of the Annual Meeting, New York City, New York, January 31- February 4 2002.

Anwar Sadat Chair for Peace and Development at the University of Maryland and Zogby International, 2004, Arab Attitudes Towards Political and Social Issues, Foreign Policy and the Media, http://www.bsos.umd.edu/SADAT/pub/Arab%20Attitudes%20Towards%20Political%20and%20Social%20Issues,%20Foreign%20Policy%20and%20the%20Media.htm.

BBC News 2007, ‘Death to US: Anti-Americanism examined’, http://news.bbc.co.uk/2/hi/americas/6547881.stm.

Bowles, M n.d., ‘US Aid to Israel: The Lifeblood of Occupation’, http://www.wrmea.com/html/usaidtoisrael0001.htm.

Chiozza, G 2004, ‘Love and Hate: Anti-Americanism in the Islamic World’, http://www.nyu.edu/gsas/dept/politics/seminars/chiozza_f04.pdf.

Doran, MS 2003, ‘Palestine, Iraq and American Strategy’, http://www.foreignaffairs.org/20030101faessay10219-p0/michael-scott-doran/palestine-iraq-and-american-strategy.html.

International Monetary Fund (IMF), 2007, ‘World Economic and Financial Surveys’, http://imf.org/external/pubs/ft/weo/2007/01/data/index.aspx.

Katzenstein, PJ and Keohane, RO 2005, Types and Sources of Anti-Americanism: A Framework for Analysis, Center for Advanced Study in the Behavioural Sciences, Stanford.

Krastev, I 2004, ‘The Anti-American Century?’, Journal of Democracy, vol. 15, no. 2, pp. 5-16.

Kristof, ND 2002, ‘Bigotry in Islam… and here’, Washington Post, July 9.

Linzer, D 2004, ‘Poll Shows Growing Arab Rancor at U.S.’, Washington Post, 23 July, p.26.

Makdisi, U 2002, ‘Anti-Americanism in the Arab World: An Interpretation of a Brief History’, The Journal of American History, vol. 89, no. 2.

O’Connor, B n.d., A History of Anti-Americanism: From Buffon to Bush.

Schneider, W 2004, ‘Anti-Americanism on the Rise’, National Journal, vol. 36, no. 19, p. 1464.

Schoenbaum, T 2006, International Relations The Path Not Taken, New York, Cambridge University Press.

Shehab, S 2003, ‘The Intention is Clear’, Al-Ahram Weekly, 23-29 October.

Sid-Ahmed, M 1980, ‘Shifting Sands of Peace in the Middle East’, International Security, vol. 5, no. 1, pp. 53-79.

Singh, R 2005, Are we all Americans now? in O’Connor, B and Griffiths, M (eds) The Rise of Anti-Americanism, New York, Routledge, pp. 25-47.

Smith, L 2004, ‘Understanding Arab Anti-Americanism’, http://www.slate.com/id/2099413/.
The American Heritage Dictionary of the English Language, 2004, 4th edn, Boston, Houghton Mifflin Company.

Theros, P in Al-Arian, L 2004, ‘Perceptions of the U.S. in the Arab World’, The Washington Report on Middle East Affairs, vol. 23, no. 7, pp. 69-70.

Williams, D 2004, ‘Anti-Americanism a Hit with Egyptian Audiences’, Washington Post, 20 August.

Wright, R 2004, ‘U.S. Struggles to Win Hearts, Minds in the Muslim World, Washington Post, 20 August.

Wyne, AS 2006, ‘The Dangerous Misuse of Anti-Americanism’, The Tech, 5 December, p.4.

Global Affairs no es responsable de las opiniones vertidas por sus colaboradores/as