viernes, 15 de febrero de 2008

El Frente Polisario se impacienta

Número 7/Febrero-Marzo 2008
Tom C. Varghese

Por decimosegunda vez desde su nacimiento en 1973, el movimiento independentista del Sahara Occidental, el Polisario (Frente Popular de Liberación Saguía el Hamra y Río de Oro), se reunió para evaluar su posición actual y para decidir una estrategia futura. El congreso se reunió en Tifariti, un antiguo bastión del Polisario durante la guerra con Marruecos, escenario apropiado tomando en cuenta el ensombrecedor panorama de posible retorno al conflicto armado en respuesta a las amenazas existentes. El conflicto entre el Frente Popular de Liberación y Marruecos ha llegado a su punto más crítico desde el cese del fuego de 1991. Las crecientes tensiones en el Sahara Occidental, una situación humanitaria que se deteriora y un "embotellamiento diplomático" están creando un fraccionamiento que va en aumento en el seno del Polisario, presionando a los actuales líderes a retomar las armas.



En África el conflicto territorial más antiguo

Cuando España inició la descolonización del Sahara Occidental a principios de 1970, tanto Marruecos como Mauritania reclamaron ese territorio argumentando lazos históricos con la región por medio de antiguos imperios. La tierra del Sahara Occidental era deseada por su riqueza en fosfatos, pesca y su gran potencial de reservas de petróleo y gas.

Por iniciativa marroquí, la disputa territorial fue llevada ante el Tribunal Internacional de La Haya. La corte falló a favor del pueblo del Sahara Occidental (los saharauies) y su derecho a la autodeterminación. Pese a esto, tanto Marruecos como Mauritania invadieron el país el 6 de noviembre de 1975.

En respuesta, los saharauies se reunieron en torno al movimiento de liberación, el Polisario, se trata de un movimiento guerrillero en contra de las fuerzas invasoras. Durante este tiempo, cerca de la mitad de la población del Sahara Occidental huyó a través de la frontera con Argelia, estableciendo campos de refugiados a las afueras de la ciudad de Tindouf. Debido al éxito que el Frente Popular tuvo en las negociaciones del tratado de paz con Mauritania, Marruecos intensificó la guerra, construyendo un muro a través del Sahara Occidental en 1980. Hoy en día, el muro divide el país en dos: el oeste, controlado por Marruecos y un área menor en el este, controlada por el Polisario.

Un alto el fuego sin solución

La guerra llegó a su final en 1991 cuando las Naciones Unidas iniciaron un alto el fuego basado en un plan de negociaciones y en el asentamiento de las fuerzas de la ONU en el área. La principal característica de este plan de negociaciones era un referendo que le daba al pueblo del Sahara Occidental el derecho a votar sobre su futuro, bien fuera con Marruecos, o bien como estado independiente.

Sin embargo, desde entonces la situación se ha mantenido en un punto muerto. El referendo nunca se llevó a cabo, pues el Polisario y Marruecos no llegaron a un acuerdo sobre quiénes podrían constituir los votantes aptos. Ni siquiera el enviado especial de la ONU, James Baker, tuvo éxito en persuadir a ambos partidos de buscar una solución alternativa al referendo.

Hoy, el Sahara Occidental es considerado por la ONU como un territorio sin gobierno propio; sin embargo, éste es reconocido por más de 75 países y es miembro activo de la Unión Africana. Mientras que no hay gobiernos que apoyen oficialmente la ocupación marroquí del Sahara Occidental, este problema no recibe la suficiente atención por parte de la comunidad internacional. De esta forma, la lucha de los saharauies por su independencia se ha tornado en un ejemplo clásico de un conflicto olvidado.

La retórica de la guerra

En las semanas previas al congreso del Polisario en diciembre de 2007, varios representantes del movimiento declararon que el congreso determinaría un posible retorno a la guerra contra Marruecos. Esta no es la primera vez que tales declaraciones son hechas, aunque esta vez las amenazas de guerra son más alarmantes.

En primer lugar, la falta de progreso en las negociaciones del Polisario con Marruecos y dentro de la ONU, se han convertido en motivo de preocupación. Cuando el plan de negociaciones fue propuesto en 1991, se esperaba que el referendo se llevara a cabo rápidamente, permitiendo que los refugiados volvieran de Argelia. Las expectativas aún no se cumplen: Dieciséis años después, la mayoría de los Saharauies sienten que han sido engañados. Aún peor, Marruecos ha incumplido su compromiso. Desde que el Rey Mohammed VI llegó al poder en 1999, hacer un referendo sobre el asunto de la independencia no ha sido considerado como una alternativa posible por Marruecos. El reino sólo está dispuesto a ofrecer un tipo de autonomía limitada dentro de la soberanía marroquí. Por otro lado, el Polisario considera esto como una clara violación al plan de negociaciones basado en el alto el fuego. Ellos siguen reclamando un referendo sobre el futuro del Sahara Occidental.

Marruecos y el Polisario han protagonizado una serie de negociaciones directas durante todo el 2007 junto con sus vecinos, Mauritania y Argelia. Sin embargo, estas negociaciones han probado ser infructuosas, fallando al acercar las partes a un acuerdo. Muchos jóvenes saharauies están perdiendo la fe y han expresado su descontento en el congreso. Ellos afirman que durante la guerra, el Polisario capturó la atención internacional pero hoy se sienten marginados políticamente.

Desesperación entre los saharauies

Mientras tanto, la situación humanitaria en los campos de refugiados en Argelia se deteriora. Más de 165.000 saharauies han sido forzados a vivir en una parte del desierto del Sahara que no había sido habitada previamente. En verano, las temperaturas pueden llegar a los 50º C y en invierno, bajo cero. Estas situaciones extremas hacen que los refugiados sean completamente dependientes de las ayudas humanitarias. Desafortunadamente, la ayuda internacional se ha reducido notablemente en los últimos dos años generando problemas tan alarmantes como la malnutrición.

De acuerdo con las ONGs que operan en el área, el descontento ha estado creciendo en los campos. Una gran parte de los refugiados son menores de treinta años y han pasado la mayoría de su vida en éstos. Después de tantos años, se empiezan a sentir crecientemente frustrados sobre el desesperanzador futuro que les espera. Las personas que forman parte de este grupo se han unido al ejército para tomar un rol líder en la presión hacia un cambio en la estrategia contra Marruecos.

La situación en la parte del Sahara Occidental que administra Marruecos es también desalentadora. Amnistía Internacional describe la situación de derechos humanos como "muy preocupante", reportando incidentes de desaparición forzosa, torturas durante interrogatorios, detención de activistas políticos, deportación, censura, y falta de juicios justos. En los últimos años también se ha incrementado el número de protestas masivas en el Sahara Occidental. Mientras las autoridades marroquíes aumentan la presión en la población saharaui, las tensiones entre los dos grupos van en aumento.

La esperanza de una solución duradera al conflicto ha ido desvaneciéndose, mientras que el status quo se ha vuelto aceptable para la comunidad internacional. Citando a una joven saharaui en el congreso: "Nuestra paciencia se ha vuelto en contra nuestra, y ahora sólo nos queda una opción: la guerra".

Una última oportunidad para la diplomacia

El secretario general del Polisario, Mohamed Abdelaziz, afirmó en el congreso que no desea una solución militar. Sin embargo, advirtió que si el Polisario se viera obligado a retomar las armas, se llegaría a una guerra de incalculables consecuencias para la estabilidad de toda la región. Mientras que los delegados internacionales y la prensa se retiraron del congreso, fuertes discusiones entre los representantes del Polisario prolongaron el congreso 48 horas más. Según el portavoz del Polisario, Mhamed Khadad, se acordó una nueva reunión en seis meses en la que se decidiría sobre un posible retorno a las armas. Posponer la decisión aumenta la presión tanto dentro del Movimiento de Liberación como en Marruecos frente al final de las negociaciones directas acordadas para el 7 de Enero del 2008.

Jacob Mundy, de la universidad de Exeter, en el Sahara Occidental, duda que haya una nueva guerra en proceso, y dice que las amenazas son simplemente expresiones de la frustración que se ha generado. Si un enfrentamiento armado se llevara a cabo, el Frente de Liberación, sin duda alguna, sería el lado militar más débil. Una nueva avanzada militar por parte del Polisario sería poco probable sin el apoyo de Argelia.

Lucha por el poder en la región

Marruecos y Argelia han intentado extender su influencia en la región durante décadas. Estos intereses han generado un conflicto sobre el caso del Sahara Occidental. Argelia le ha dado apoyo total al Polisario desde sus inicios. El país ha aceptado voluntariamente a los refugiados y ha apoyado y promovido la causa de los saharauies en la Unión Africana y en foros internacionales. Sin embargo, Argelia se ha visto involucrada en problemas internos por varios años, teniendo como punto álgido los ataques terroristas en Argel el 11 de diciembre de este año. Pese a que representantes de los más importantes partidos políticos han expresado su apoyo unánime e incondicional al Frente Popular de Liberación, una guerra en territorio vecino sería mal recibida en estos momentos.

En los campos de refugiados, la gente espera noticias del Congreso. Un grupo de jóvenes saharauies se reúnen en la noche para compartir un té, lo único que poseen en grandes cantidades. Uno de estos jóvenes cuenta cómo vio a su familia empacar sus pertenencias preparándose para regresar a su tierra en el Sahara Occidental después del alto el fuego. Hoy, este joven tiene hijos, y promete que no pasarán su vida a la deriva del desierto del Sahara.

Tom C. Varghese
Master en Derecho, University of Bergen, Noruega.

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