viernes, 15 de junio de 2007

África Subsahariana; una perspectiva endógena

Número 3/ Junio-Julio 2007
I. Manez

Existen tres elementos que diferencian a África Subsahariana del resto del mundo: pobreza, desigualdad económica y analfabetismo. Aunque este argumento es simplificador, resume de manera concreta los principales males de África. La radiografía del continente africano revela una serie de datos e indicadores que lo diferencian de otras partes del mundo:

1. Según el informe del PNUD, entre los 30 últimos países, 27 son africanos
2. Más de la mitad de la población vive con menos de un dólar al día
3. La deuda externa es descomunal, fruto de la corrupción e ineficiencia de las élites locales
4. Sólo el 60% de los hombres y un tercio de las mujeres están alfabetizados
5. Dos tercios de los enfermos de sida en el mundo se encuentran en África.



Conocemos los síntomas, pero nos preguntamos por las causas que han originado esta situación el continente africano. Las razones son tanto históricas como actuales, políticas como económicas, sociales y culturales. Señalamos algunas de estas deficiencias:

a) Económicas:

Centradas en el nuevo colonialismo de la metrópoli enmascarado en economías de mercado y reestructuraciones económicas emanadas desde organización internacionales como el FMI y el Banco Mundial. La independencia de los Estados africanos, en la década de los 70, no trajo demasiados cambios en las desiguales relaciones con Occidente.

De hecho, el dominio económico ha sustituido al dominio político. Surge en este sentido la paradoja liberal que por un lado promueve la apertura de mercados y por otro, como es el caso de la Unión Europea, blinda los mercados agrícolas para evitar la competencia con los países africanos.

Esto ha generado una devaluación de las relaciones reales de intercambio y la centralización de las exportaciones de materias primas. Además, la liberalización del comercio ha favorecido la importación de los bienes de consumo en lugar de los de equipo, aumentando de esta forma el déficit del comercio exterior y los desequilibrios financieros. Por último existe una falta de complementariedad de las estructuras económicas

b) Políticas:

Marcadas por la falta de un Estado africano, de una construcción nacional y de la violación sistemática de los derechos humanos. Los Estados africanos han perdido su legitimidad puesto que no responden a los intereses públicos de la ciudadanía. Este descontento social ha generado la desilusión en el actual modelo de pluripartidismo, puesto que no ha mejorado la transparencia de sus acciones, no ha reorientado el gasto público, no ha reducido la moralidad distributiva ni el despotismo y autoritarismo propio del modelo de partido único.

Por consiguiente el intento de modelo democrático occidental ha fracasado, puesto que la internacionalización de la democracia no ha tenido en cuenta las peculiaridades africanas. Además, no ha generado una renovación política (siguen los mismos del partido único) y sólo se ha logrado una democracia formal, es decir, se gobierna sin programa y se reduce el proceso a la democracia electoral. La democracia ciudadana brilla por su ausencia.

c) Presiones externas

En forma del neococolonialismo económico que se traduce en los intereses de las antiguas colonias en la zona, las presiones económicas del FMI y Banco Mundial, y la internacionalización de la democracia. Estos elementos generan una dinámica de violencia entre los poderosos y los excluidos como consecuencia de la desigualdad en la redistribución de la pobreza y la informatización de la economía (ante la carencia de una capacidad administrativa fuerte).

En conclusión podemos decir que los orígenes de los problemas en África son fruto de de proceso de descolonización y del intento de imposición de políticas económicas, culturales y sociales en el continente. La solución no puede venir de fuera, la resolución de los conflictos está dentro de los africanos y las africanas, en el seno de sus étnias, de sus diferencias culturales con respecto a Occidente.

La democracia occidental no puede nunca tener éxito en un continente marcado por la desigualdad, la pobreza y la analfabetización. Por consiguiente, es necesario reflexionar desde dentro de África y no desde fuera, de cuales pueden ser los caminos que conduzcan a un desarrollo sostenible del continente. Este punto nos llevará posteriormente al análisis de propuestas como el Afrofederalismo o la Democracia Consensuada.

Las relaciones entre el Estado y las nacionalidades en África, y las consiguientes propuestas partiendo de las estrategias de construcción nacional.

En el continente africano podemos encontrar varios tipos de regímenes: regímenes democráticos en vías de estabilización, regímenes democráticos interrumpidos, regímenes Autoritarios y Estados fallidos. Todos estos modelos, unos más cerca, otros más lejos sólo han logrado alcanzar un modelo democrático formal, reducido a la democracia electoral, no a la democracia ciudadana.

Ante esta situación nos preguntamos por qué no se ha consolidado el modelo democrático en África. La respuesta podría resumirla diciendo que es un modelo de organización social impuesto que no tiene en consideración las peculiaridades étnicas, culturales y sociales africanas. No obstante, vayamos por pasos y descubramos cual ha sido el proceso por el cual las nacionalidades no se sienten representadas con sus Estados.

Las relaciones entre el Estado y las étnias han estado marcadas por el contraste entre las estrategias etnofascistas y de cooptación del Estado y las estrategias golpistas, indisciplinadas y escapistas de las étnias. Esta polaridad dialéctica ha generado que las relaciones entre el Estado y las nacionalidades sean hostiles y que se caractericen por una falta de conciencia nacional. Para suplir esta carencia, se están postulando una serie de políticas de integración nacional, como es el caso de la estrategia de Asimilación, la Integración Estática, el Aislamiento Selectivo, las estrategias de Exclusión, el Federalismo o la Estrategia Panafricana.

Esta última, la estrategia Panafricana, es la más ambiciosa puesto que apela a una "unidad de los pueblos africanos" en busca de la defensa de objetivos comunes. Los obstáculos a esta propuesta los encontramos desde varios frentes: la falta de voluntad política, falta de complementariedad de las estructuras económicas, la hostilidad de las potencias extranjeras, y el mimetismo con la Union Europea.

Por consiguiente es necesario borrar del imaginario colectivo los mitos del Estado-nación y de la industrialización ya que la coyuntura, la base de la que partimos, la realidad africana no tiene nada que ver con la realidad occidental. Éste es un punto que explica la no consolidación de la democracia en América Latina. Al igual que en el continente africano, las peculiaridades del continente latinoamercano (triángulo democracia, desigualdad y pobreza) hacen inviable el modelo democrático occidental. Esto explica que en el último estudio del PNUD más de la mitad de los latinoamericanos y latinoamericanas estén dispuestos a aceptar gobiernos autoritarios si solucionan los problemas económicos. Esta claro que no podemos hablar de mimetismo entre América Latina y África, pero comparten muchos elementos en común.

El continente africano se caracteriza, más que el latinoamericano, en que la ausencia de una larga tradición de Estado y donde éste ha sido el principal inversor, administrador y empresario para el desarrollo económico y la construcción del Estado-nación. No obstante, su debilitamiento ha provocado situaciones inéditas de inseguridad y descomposición política, como es el caso de la proliferación de conflictos étnicos y confesionales.

Es necesario reconstruir el Estado para que vuelva su legitimidad. El Estado debe reconocer el pluralismo cultural de la sociedad con la consiguiente renuncia de la ideología jacobina del sistema unitario y centralizado, para adoptar la descentralización en un marco democrático. El modelo de democracia occidental no puede sobrevivir en un contexto marcado por la pobreza la desigualdad económica y el analfabetismo. Pertenece a cada pueblo definir el tipo de democracia que mejor corresponde a su sensibilidad, sus tradiciones o su cultura.

Es imprescindible plantear desde dentro, nuevos modelos que permitan la consolidación del desarrollo del continente, que frenen la pobreza y la desigualdad, y lo que es más grave, la crisis de los Estados. Entre las propuestas podemos destacar la adaptación del Sufragio Universal Directo, en Afrofederalismo y la Democracia Social Consensuada.

a) Sufragio Universal Directo

Esta medida persigue poner fin a la confiscación del poder de las mayorías étnicas, que ven como sus intereses quedan asegurados en la elección del presidente por sufragio universal. Para conseguirlo, es necesario que el futuro presidente nazca del consenso y la elección de dos cámaras, la primera, representada por grupos profesionales, parlamentarios, sindicatos, miembros de la sociedad civil..., la segunda, más tradicional, configurada por los jefes tradicionales en representación de sus étnias. A través de esta medida se consigue respetar el pluralismo y el carácter multiétnico de África. Además, se evita el monopolio del poder de las mayorías étnicas.

b) Afrofederalismo

Se convierte en la única vía de aceptación de los africanos y africanas de la legitimidad del Estado. El Afrofederalismo reconoce el derecho al etnodesarrollo de los grupos étnicos, encargados de la gestión de sus propios recursos. Para poder lograr esta aportación es necesario rechazar el modelo jacobino y de pensamiento único porque no tiene en consideración las realidades locales. Con este abandono, se beneficia el siguiente paso, la descentralización del poder.

c) La Democracia Consensuada

Parte de la idea de que la democracia se consigue con los adversarios, no sin ella. Es decir, que es necesario ampliar de manera significativa los actores de la vida política, consolidando los tradicionales, como es el caso de los partidos políticos, y dando entrado a nuevos, como son las instituciones, organizaciones sociales. El fin último es generar conciencia política, una educación para la cultura de la democracia.

En conclusión, y como consecuencia de la ausencia del Estado-nación africano, es necesario fomentar un modelo democrático que respete las identidades culturales y el pluralismo étnico africano. Para lograrlo, en necesario recurrir a las estructuras tradicionales de poder. Estructuras mucho más acorde con las realidades sociológicas locales.

Estrategias para la prevención y la resolución de conflictos en África

Es complicado afirmar cual es la estrategia más eficaz para la prevención y la resolución de conflictos en África, pero si que puedo citar los elementos que no debe recoger y los que sí. La solución a los problemas del Continente tiene que provenir del mismo Continente, de su peculiaridad, de su etnicidad y de su historia. No debe de ser un proceso de imposición desde el exterior tal y como ha sucedido hasta el momento.

Las causas de los conflictos son tanto coyunturales como estructurales:

-No se puede atribuir la razón de los conflictos a las étnias (discurso simplificador)
-El subdesarrollo no explica el conflicto (no ha es positiva la occidentalización de las infraestructuras)
-Crisis del Estado (pierde el monopolio de la violencia)
-Control de los recursos naturales
-Afirmación de las identidades
-Crecimiento de la pobreza ante el mal reparto
-Los señores de la guerra
-Devaluación geopolítica del continente
-Modelo neoliberal (convierte a los señores de la guerra en los nuevos capitalistas)
-Saqueo de los recursos naturales (prevalece la ideología neoliberal)
-Los diamantes (principal fuente de financiación de conflictos)
-Desertificación de las tierras
-Desequilibrio entre tierras disponibles y aumento insostenible de la población
-La ayuda humanitaria se ha convertido en un botín de guerra (tanto por el Gobierno como por parte de las guerrillas)
-Es necesario eliminar a las ONG´S gubernamentales
-Carácter multinacional y multiétnico contra el centralismo del Estado
-Desarrollo desigual (acceso desequilibrado a la modernidad)
-Gestión étnica del Estado
-Manipulación del etnicismo pro fines electorales, políticos y económicos
-Mala gestión de los dirigentes africanos

La estrategia de resolución de estos conflictos tiene que primar la voluntad de los actores internos, y desde arriba hacia abajo, no viceversa, porque nos encontraríamos con la tiranía de las mayorías étnicas y los gobiernos corruptos. Debe de ser un proceso consensuado, que tenga en consideración la realidad social africana en todas sus dimensiones, desde su esfera local, pasando por la regional para llegar a la continental, puesto que los países africanos no pueden ni podrán desarrollarse de forma unilateral.
Han existido intentos de unidad, como es el caso de la NEPAD.

La NEPAD fue concebida por los líderes africanos como un programa de desarrollado comprometido con los pueblos y el mundo. Entre sus objetivos se pretendía buscar formas de encaminar a esas naciones por la vía del crecimiento y el desarrollo sostenible, mediante un plan de acción para intentar resolverlos. Entre las tareas destacaban la prevención, manejo y resolución de conflictos. Pero estas metas han caído en pozo ciego y no han logrado extraer el agua que deseaban. Quizás, como consecuencia de su imposición del exterior, han secado más si cabe el agua del pozo.

Donde sí encontramos un ápice de esperanza es el Foro Social Africano, este foro, paralelo al foro de Davos, rechaza la NEPAD como paradigma del desarrollo del África. Por su parte, el Foro Social Africano, bajo el lema Otra África es posible, propone la organización civil, la elaboración de un discurso común en el que se retome y afiance la cultura africana, no sólo como medio de resistencia a la dominación extranjera sino como herramienta para construir un marco económico, político y social. En ese contexto, se determinarán prioridades propias, en función de necesidades específicas, dejando de lado los cánones homogeneizantes impuestos desde afuera.

No obstante, pensamos que la crítica que se le puede hacer a esta propuesta se centra en que promueve el alejamiento de las características puntuales de las sociedades locales. No creemos que esto sea positivo, porque iría en contra de la propia realidad sociológica africana. En este sentido, la solución que más fuerza emite es la Afroafricana. En conclusión, el modelo de desarrollo debe ser endógeno, nacido por y para los africanos y africanas.

I. Manez
Periodista

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