sábado, 14 de abril de 2007

Mar Negro: zona de tensiones estratégicas

Número 2/ Abril-Mayo de 2007
Raúl Sánchez

La política geoestratégica de la Unión Europea ha puesto de manifiesto un proceso cada vez más acentuado de toma de conciencia del papel relevante que reviste el Mar Negro, en un contexto de ampliación de la organización. A pesar de que la UE carece de una política para esta región, las experiencias acumuladas dentro de los programas desarrollados, como el EuroMed, de cooperación euromediterránea, conocido también por el nombre de "El Proceso Barcelona de cooperación en la cuenca del Mediterráneo, asegura las premisas para promover nuevas fórmulas de diálogo entorno al Mar Negro.

La concienciación de los Veintisiete de su importancia y de los actores locales de la necesaria cooperación regional han generado esta necesidad de un marco de diálogo. Y así se ha asumido en el Pacto de Estabilidad de la UE para el sudeste de Europa, la Organización de Cooperación Económica en el área del Mar Negro, en la cual participan 11 Estados ribereños y vecinos, así como el Foro del Mar Negro para el Diálogo y la Cooperación.

Este último es una iniciativa rumana destinada a ofrecer un marco propicio de reuniones y diálogo, para lanzar un proceso de reflexión sobre el futuro y la identidad regionales. El Foro celebró de hecho su primera reunión al vértice en junio de 2006, en Bucarest.

Rumanía, tras su adhesión a la UE, ha estado practicando una política proestadounidense, distanciándose de una izquierda comunista que sumió al país en el caos y en la miseria, con lo que hay un alto porcentaje en la población de euroescépticos y de personas que se resisten a las reformas.

Por otra parte, la última ola de la ampliación ha creado una situación nueva en la UE y, posiblemente, inestable. Por vez primera, la organización tiene fronteras con el Mar Negro, principalmente controlado por las autoridades rusas y turcas. Esto acarrea, además, que países que parecían lejanos, como Kazajstán, se aproximen a Bruselas y se produzca un intercambio de acuerdos políticos y económicos.

El presidente rumano, Traian Basescu, ha hecho énfasis en que la solución de los conflictos en áreas tales como Transnistria, Abjazia, Nagorno-Karabach y Osetia del Sur y el diseño de la estabilidad y la seguridad en dichas zonas representarán un reto para la UE y la OTAN. “La UE se ha convertido, sin lugar a dudas, en un pilar de las evoluciones y transformaciones en la región del Mar Negro y las áreas vecinas”, expresó Basescu el pasado junio.

La Unión cuenta con un “soft power” especial, que incluye tanto la promesa de la integración y el diálogo político, así como la asistencia a las reformas y el desarrollo. En estas circunstancias, la política de Rumanía coincide con la de la UE, y Bucarest ha de desempeñar en esa área política el papel de catalizador, según indica el analista rumano Oleg Serebrian.

"Creo que la política del Pontus Euxinus -antiguo nombre romano del Mar Negro-, para Rumanía es algo sumamente importante. Aunque se corre el riesgo de minimizar ese término, creo que Rumanía puede elaborar un concepto y una estrategia de política exterior respecto del Mar Negro”, subraya Serebrian.

El problema que plantean muchos analistas estriba en la creación de una euroregión del Mar Negro. Según un proyecto adelantado por la UE y Rumanía, se podría intensificar la europeización de los países del Este, ribereños y limítrofes. Más allá de las ventajas y desventajas de los enfoques regionales, o de los retos que supone la creación de semejante región, indudablemente existe una serie de dilemas. En primer lugar. si crear una zona de seguridad europea o una cooperación regional. Si aquélla implicaría el reforzamiento de las fronteras, ésta última supondría la disolución de las mismas. Y, en segundo lugar, el dilema del desarrollo se vislumbra complicado ya que crecer económicamente resulta arduo por una infraestructura pobre.

En todo ese intercambio de ideas, Rumanía está intentado desempeñar un papel de mediador. La política rumana en el área del mar Negro, fundamentada en el espíritu de las buenas prácticas europeas, se centra en cinco dimensiones, a saber: el desarrollo democrático, el desarrollo económico a través de la cooperación, la promoción de la problemática del área como tema estratégico para la UE, la promoción del espacio cultural regional y la seguridad tipo “soft”, sin un fuerte componente militar.

Además, Rumanía, Serbia, Croacia e Italia han acordado la construcción del oleoducto transeuropeo Constanza-Trieste, que transportará petróleo del Caúcaso a Europa central y occidental. Este oleoducto paneuropeo, que tendrá una longitud de 1-856 kilómetros, se unirá al sistema de petróleo TAL (Trans Alpine Line) y su capacidad de transporte será de entre 60 a 90 millones de toneladas de petróleo al año. Paralelamente, se construirá un gasoducto para el transporte de gas a Europa desde la Kazajstán, con una capacidad de unos 20 millones de metros cúbicos al año.

El proyecto del oleoducto paneuropeo se encuentra todavía en su fase inicial y los países involucrados han decidido solamente expresar la voluntad política de atraer inversionistas. El oleoducto, que se espera que quede concluido después de 2011, permitirá el transporte directo de petróleo desde el Mar Negro y la cuenca del Caspio hasta las refinerías de Trieste y Génova en Italia.

Por tanto, su ubicación geográfica vuelve a ser después de un siglo, según expresó Serebrian, el lugar donde se dan cita política Turquía y Rusia, por lo que comprende un área con una identidad compleja. Ahí se encuentran y se entrelazan dos partes del mundo: la identidad continental y la marítima, la étnica y la confesional, la europea y la asiática, una zona que está corriendo constantemente, degenerando con el tiempo a través de acumulaciones en una destructora tormenta. Y precisamente esa turbulencia es su signo distintivo frente a los entornos vecinos.

Segundo Mediterráneo

La Unión Europea y los Estados Unidos, junto a Rumanía y Ucrania, pretenden confeccionar un plan estratégico en la zona del Mar Negro por considerar esta región vital para la seguridad y las relaciones comerciales, además de enlazar con Oriente Medio. El presidente del Proyecto sobre Democracias Transitorias, Bruce Pitcairn Jackson, subrayó, en una visita que realizó a Rumania el pasado año, la necesidad de realizar una estrategia en el Mar Negro, región de “mayor interés estratégico”, tanto para Europa como para los Estados Unidos.

Bruce Jackson, que mantuvo conversaciones con el presidente de Rumanía, Traian Basescu, afirma que el “objetivo consiste en crear el Mar Negro en un segundo Mediterráneo en lo que se refiere a la seguridad, al comercio y a la cooperación política”. Según él, diversos factores inducen a que se confeccione este plan”.

En primer lugar, el Mar Negro se sitúa en la frontera entre los países democráticos de la zona y el Oriente Medio –Siria, Irán e Irak-. En segundo lugar, se resaltan las relaciones comerciales de la región con los Estados miembros de la Unión Europea debido a que se importa actualmente cerca del 50% de sus necesidades energéticas y hasta el 2020 alcanzará el 70%. En tercer lugar, Bruce Jackson aprecia que la región del Mar Negro deviene rápidamente parte de Europa: “Con excepción de Croacia, todos los países candidatos a la Unión Europa provienen de la región. Rumanía y Bulgaria esperan adherirse en 2007 y Turquía, en 2014”.

Añade como otro factor importante los valores democráticos comunes, puesto que “tanto la revolución de las rosas de Georgia como la revolución naranja de Ucrania, que se han desarrollado en la rivera del Mar Negro, han provocado un cambio en la estructura política desde Minsk y Chisinau hasta Alma Ata, Bishkek y Beirut”.

Asimismo, Bruce Jackson señaló el hecho de que aún persisten “excrementos de la fragmentación de la antigua Unión Soviética en la zona”. Los “conflictos congelados” comienzan en Trasnistria, en la parte este de Moldavia, continúan en Abjazia y Osetia del sur hasta las montañas de Nagorno Karabah en la frontera entre Armenia y Azerbaijan. En estas regiones separatistas, la criminalidad transnacional ha encontrado refugio y se han desarrollado bases para el tráfico de armas, drogas, mujeres y niños. Según Bruce Jackson, “estas organizaciones criminales desestabilizan a los gobiernos de la zona, y amenazan a Europa por el tráfico ilícito y a los Estados Unidos por su capacidad e intención de vender armas y tecnología a los enemigos”.

Con el fin de asegurar la región, el Presidente del Proyecto sobre Democracias Transitorias propuso una serie de acciones “para apoyar a las nuevas democracias, para impedir interferencias de gobiernos extranjeros y para establecer las instituciones Euro-Atlántica”. El primer objetivo consiste en acelerar el proceso de democratización a través de la integración de Rumanía y Bulgaria en la Unión Europea, hecho que se cumplió el 1 de enero de 2007.

Por otra parte, se apela a la colaboración entre el Presidente de Ucrania y Georgia, Viktor Yushchenko y Mijail Saakashvili, y Traian Basescu para “formar una nueva estructura en la estrategia del Mar Negro”, a pesar de las iniciativas de la Organización de Seguridad y Cooperación Europea (OSCE) y la OTAN, junto al bloque comercial GUUAM (Georgia, Ucrania, Uzbekistán, Azerbaijan y Moldavia) o al moribundo Foro de Cooperación Económica del Mar Negro.

Bruce Jackson indicó también que se deben acordar prioridad a los “conflictos congelados” empezando con el régimen separatista de Transnistria y declara que la revolución naranja de Ucrania ha abierto la posibilidad de acabar con las mafias de la zona y el conflicto secesionista con el gobierno constitucional de Chisinau”. Añade que se debería ampliar el formato pentagonal -Rusia, Ucrania, OSCE, Moldavia y Transnistria - para incluir a la Unión Europa y a Rumanía como “socios constructivos y esenciales”. Al mismo tiempo, recomendó la armonización de los programas de apoyo de democracia de los Estados Unidos y de la Unión Europea y lamentó que no exista ninguna coordinación formal entre ambos en la zona.

Por su parte, Traian Basescu subrayó que “Rumanía tiene un socio estratégico con los Estados Unidos y que esta relación se presenta crucial para la seguridad de la región y para impulsar la democracia en los países vecinos”. Además, aclara que Rumanía representa un puente para la comunidad transatlántica en el área del Mar Negro “con el fin de promover los valores de la libertad y de la democracia en la zona”.

Rumanía, Serbia, Croacia e Italia han acordado la construcción del oleoducto transeuropeo Constanza-Trieste, que transportará petróleo del Caúcaso a Europa central y occidental. Este oleoducto paneuropeo, que tendrá una longitud de 1-856 kilómetros, se unirá al sistema de petróleo TAL (Trans Alpine Line) y su capacidad de transporte será de entre 60 a 90 millones de toneladas de petróleo al año.

Raúl Sánchez
Periodista especializado en Relaciones Internacionales

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