martes, 13 de febrero de 2007

Crónica de un ascenso anunciado

Número 1/ Febrero-Marzo 2007
Li Cheng

En noviembre de 2006, un documental transmitido por la Televisión Central de China (CCTV) suscitó un gran interés entre el público. Este documental titulado “Ascenso de las potencias” traza en sus 12 capítulos la trayectoria de ascenso y caída de nueve países (Portugal, España, Holanda, Inglaterra, Francia, Alemania, Japón, Rusia y Estados Unidos) a lo largo de la Historia de los últimos 500 años.

Resulta muy significativo el momento en que se ha lanzado este programa: justo a principios de noviembre se celebró en Pekín el Foro de Cooperación Chino-Africano, con la participación de 48 países africanos, lo cual ha sido una auténtica exhibición de la capacidad diplomática y el “soft power” que tiene el anfitrión en la actualidad. A falta de un año y medio de los Juegos Olímpicos 2008, China está jugando un papel cada vez más activo en el escenario internacional, con el eslogan de “ascenso pacífico” como política exterior fundamental. Por otro lado, CCTV es la televisión con mayor audiencia en China y siempre ha sido la voz del Gobierno para transmitir mensajes oficiales al público. En este sentido la emisión de este documental puede ser considerada como una muestra de actitud y visión del mundo por parte de la élite política e intelectual china.

Recordamos claramente que en nuestra época del colegio, los manuales de Historia se escribían siempre con un estilo clásico de ideología marxista-leninista y lucha de clases, junto con un eje central de nacionalismo. A diferencia de este tono tradicional, “Ascenso de las potencias” nos lleva a recorrer en un viaje audiovisual los distintos países protagonistas en la Historia Moderna y Contemporánea, intentando explicar desde múltiples perspectivas y con racionalidad académica cómo se ha configurado la estructura actual del mundo en que vivimos. Para eso gran parte del documental fue rodado in situ, combinando las imágenes de actualidad con las reproducciones virtuales de hechos históricos. Y en el guión se complementan acontecimientos conocidos y anécdotas que invitan a reflexionar. Especialmente interesantes son las entrevistas con los intelectuales, que partiendo de diferentes posiciones y visiones, opinan sobre el “secreto del éxito” de las potencias. Entre ellos, se encuentran figuras de la talla de Joseph Stiglitz, Paul Kennedy, Joseph S. Nye, Lester R. Brown, Zbigniew Brzezinski, entre otras.

Más que una mera reinterpretación china de la Historia desde el descubrimiento geográfico hasta nuestros días, el documental “Ascenso de las potencias” pretende ser una guía de experiencias positivas para una China inmersa en la búsqueda de la prosperidad y la dignidad. A continuación resaltamos algunas ideas esenciales extraídas del documental:

En el capítulo de Portugal y España, se destacan el valor y el espíritu aventurero de los navegantes respaldados por un sólido proyecto nacional de los gobernantes con el fin de descubrir nuevas posibilidades comerciales;

En el capítulo de Holanda, se hace especial hincapié en la creación de un sistema de mercado libre basado en los principios de igualdad, credibildiad y el carácter emprendedor de los ciudadanos;

En el caso de Inglaterra, se remonta a la Carta Magna para buscar las raíces de la democracia parlamentaria y el imperio de la Ley frente al poder monárquico. También pone de relieve la importancia trascendental del sistema de patentes que ha sido el gran incentivo y garantía para toda la Revolución Industrial y hasta las innovaciones de hoy día.

Por otro lado vemos que “libertad, igualdad y fraternidad” ha constituido la fortaleza espiritual y cultural del pueblo francés, y que la prioridad de la educación ayudó a Alemania a codearse entre las potencias al finales el siglo XIX.

Y por supuesto Estados Unidos: la cultura de emprender y el fomento de la creatividad, la evolución de la explotación salvaje hacia la justicia social, el pacto y el consenso como solución de los problemas desde los hombres del “Flor de Mayo”...

Evidentemente todos estos detalles mencionados encuentran eco en la realidad de China, sobre todo en aquellos problemas fundamentales que están afectando a este país en plena transición: el desequlibrio entre el desarrollo económico y el progreso social, la necesidad de una garantía que favorece la competencia leal en el mercado, la falta de transparencia en la administración, la debilidad del sistema jurídico, etc, de manera que este documental también debe entenderse como una sutil autocrítica.

Y, aunque no está anunciado en el programa, es fácil de intuir el mensaje subliminal: la conciencia china de que llega el momento de asumir de nuevo el papel de una gran potencia mundial.

Históricamente China siempre se consideraba el Imperio del Centro y en la mente de los chinos, ocupar un lugar privilegiado en el mundo era algo natural y lógico. Sin embargo, desde la Guerra del Opio, con todas las invasiones extrajeras y los movimientos internos que sufrió, China se quedó rezagada en la carrera mundial. Aunque la idea de ser de un “gran país” persistía, era más sentimental que racional. Gracias a los vertiginosos crecimientos económicos en los últimos años, el concepto de “potencia” viene a ser algo más verosímil y tangible. Entre 2005 y 2006, China se ha consolidado como la cuarta economía del mundo y tercer país en término de volumen comercial, a pesar de que la renta per cápita sigue en un nivel modesto. También se nota que China ahora “está de moda”, convirtiéndose en el foco de atención de todo el mundo por su atractivo comercial, turístico y cultural.

Esta situación obliga a China a redefinir su figura y su misión estratégica en el planeta. Condicionada por la ideología y el nacionalismo, China se situaba básicamente en posición de un rival revolucionario que desafiaba al mundo occidental y sus sistemas político, económico y cultural. La reforma económica y la apertura al exterior hacen que China se haya integrado gradualmente en el sistema mundial y esta tendencia se ha acentuado con el proceso de la globalización. La confrontación ideológica está siendo sustituida cada vez más por la competencia comercial. China como un nuevo jugador en la arena, y sobre todo por su tamaño y potencial, inevitablemente infunde cierta preocupación a las “potencias tradicionales”, que tienden a defender sus intereses con reticencia ante la supuesta “amenaza china”. Por otro lado, el mundo occidental necesita una clara señal de China que permita determinar el rumbo que ella va a seguir en un mundo lleno de tanta incertidumbre.

Es precisamente en este sentido, “Ascenso de las potencias” ha dado una respuesta alegórica a la cuestión. Si bien la irrupción económica de China le aporta una creciente importancia en la comunidad internacional, ¿qué debería hacer China para asumir la responsabilidad de una potencia?

Hoy día, en el nuevo orden mundial caracterizado por la globalización, para llegar a ser una verdadera potencia, no basta con ostentar simplemente unos índices macroeconómicos admirables o un poderío militar persuasivo. Una potencia es potente por su fuerza interior: las ventajas de un buen sistema político y social que garantiza el derecho de todos los ciudadanos, la prosperidad y sostenibilidad de la economía con respecto al medio ambiente, así como la tolerancia y compatibilidad con la diversidad de opiniones y valores.

Una potencia también debe saber convivir y ser un buen ejemplo para los demás: la apertura, la transparencia, la defensa de la justicia, la disposición a dialogar y a tomar responsabilidades, son algunas de las cualidades que se debe reunir.

Una potencia se gana el respecto de los demás no por imponer su voluntad sino por lo que puede aportar. Hay que reconocer con humildad que hasta ahora China, especialmente durante los últimos dos siglos, no ha aportado lo suficiente. Está ocupada en resolver sus propios problemas. ¿Será capcaz China de contribuir en algo realmente valioso y beneficioso al resto del mundo en el futuro? La respuesta a esta pregunta es todavía una incógnita, pero nada exenta de optimismo.

Si el documental “Ascenso de las potencias” es buen manual de la Historia, la China de hoy quiere ser un buen alumno. A medida que aumenta su peso económico y “soft power” en la aldea global, China se presenta como una nueva potencia emergente. Es aún premuturo afirmar que puede conseguir calificaciones brillantes en este curso, pero sin lugar a duda, en el siglo XXI se está escribiendo la crónica de un ascenso anunciado.

Li Cheng
Doctorando de la Universidad Autónoma de Madrid
Coordinador de la Fundación ICO en China

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